—No tienes por qué darme explicaciones— se apresura a decir —Vete con ella— agrega. Efectivamente, las palabras de Archie pusieron sus sentimientos a flor de piel, pero lo resiste. —De acuerdo, te veré luego— se acerca y deja un vasto beso en su frente, uno que ella sintió en su corazón y le hizo palpitar más. Al salir de la habitación, Villarreal mira a Vargas de manera mortal y luego continúa su camino hacia donde está Cloe. Lo que no esperaba era encontrarla discutiendo con la enfermera. —¿Acaso no sabes hacer nada?— La voz de Cloe resuena en la habitación —No quiero comer eso, es horrible— espetó. Archie niega con la cabeza, claramente no creía en ella, en eso de hacer las paces por el bien del bebé. Sabía que ella fingía porque quería obtener algo de él. —Buenos días— Archie saluda al ingresar. —Señor Villarreal— la enfermera lo saluda cabizbaja. —Sal de la habitación— ordena, y la chica se marcha. —El señor Villarreal se dignó a venir— Cloe esboza una falsa sonrisa.
Susana cuelga la llamada al oír la voz de Archie. —¿Kiara?— Archie se acerca y posa sus manos en los hombros de Watson. Al ella alzar su mirada, mira que hay una cámara, por lo que piensa que Susana la está viendo en esos momentos. —¿Mi reina?— Villarreal se preocupa y Kiara pasa saliva sin dejar de mirar la cámara. Luego cierra los ojos por segundos y retoma aire, saca fuerzas para ser fría con él. —¡No me toques!— Se gira, apartándose. —¿Pero... qué hice de malo?— Pregunta y Kiara ve la otra cámara. Kiara lo mira, soportando las ganas de llorar. —¡Todo esto que está pasando es tu culpa por no medir las consecuencias de tus actos!— Al decir eso, regresa al lugar para buscar su bolso, mientras que Arthur está hablando con su padre por llamada. —¡Kiara!— Archie no la quiere perder y cada vez que ella le habla así, le hace añicos su corazón. —¡Ya basta, Archie! No quiero una vida complicada luego de todo lo que he pedido lograr. Tú solo traes problemas—. Al Arthur escuchar
Kiara llega a la clínica y, al ver a Jason, intenta pasar desapercibida para que no sea un impedimento. Necesita saber eso que tanto Susana sabe. Se apresura a llegar a la habitación donde está Cloe, pero antes de llegar recibe nuevamente una llamada telefónica de Susana.—Ya estoy aquí— dice Watson entre dientes.—¡Lo sé!— responde con cierta burla. —Ahora presta atención.—Voy a entrar a la habitación— dice Kiara con firmeza.—No, escucha primero lo que te diga— Susana observa cómo Ryan se sube los pantalones. —KIARA WATSON— Al Ryan oír el nombre de Kiara, mira a Susana con desdén.—¿Qué carajos, Susana?— pregunta enfadado.—¡Vete al infierno, Ryan!— le dispara en las pelotas y luego en la cabeza.—¿Ryan? ¿Él está detrás de todo esto?— pregunta Watson acelerada.—Estaba, porque ya se fue a la otra vida— sonríe.—¡Estás loca, Susana! ¡Loca!—Quizás… pero soy una loca que se sale con la suya— Mira la sangre que derrama Ryan y hace un gesto de desagrado.—Todo el daño que estás haciend
Kiara Watson fue llevada a la estación de policía mientras hacían la respectiva investigación que definiría si era culpable o no. En su mente solo estaba Lia; no quería que le pasara nada. Afortunadamente, Nguyen se hizo cargo, pero ella aún no lo sabía y eso la tenía desesperada. —Tienes visita— le informó un oficial, y Kiara se colocó de pie acercándose a la rejilla. Al ver a Nguyen se alegró. —¡Kiara!— Él se acercó también, preocupado por ella y más al verla tras las rejas. —¡Te juro que no lo hice, Nguyen! Susana me tendió una trampa— empezó a llorar. —A ojos cerrados te creo, Kiara. Sé que no eres capaz de hacer algo tan cruel. —¿Y Lia? ¿Cómo está mi hermana? —Muy bien, no te preocupes, Kiara. Vargas es muy eficiente y se dio cuenta de que la muñeca de tu hermana tenía una cámara y micrófono. Por esa razón, Susana sabía todo. Ya la dañó; tranquila, tu hermana y la señora Mercedes están a salvo. —¡Maldita mujer! Te juro, Esteban, que la quiero estrangula
—Yo no lo hice… —susurra—. ¿Me crees? —Lo mira mientras sus lágrimas se deslizan por sus mejillas. Archie no lo pudo soportar; sus ojos se tornaron llorosos. Está dolido; su hijo murió de una manera muy trágica junto a su madre, y ahora la mujer que quiere, que desea, está en una complicada situación y se quiere ir de su lado para siempre. —Todo va a estar bien —dice. —¡Dime si me crees!— suelta ella un grito desgarrador. —Te creo, Kiara Watson… —responde sin aliento y baja su mirada; se le salen las lágrimas. Un hombre fuerte, un Adonis, un dios griego, así lo pintan, y ahora está derrotado ante la mujer que seguramente, al salir de prisión, se irá lejos para que él no le haga más daño. —Lo lamento, lamento mucho lo de tu hijo. Susana está loca, Archie; ella hizo todo esto —le comenta—. Ella me llamó y le iba a hacer daño a Lia; por eso tuve que irme… Cloe me dijo que te dijera que ella no iba a abortar y que lo lamentaba. Eso hizo que Archie empuñara su mano y golpeara la p
—Entonces, ya sabes que no soy tu madre. —¡Habla de una buena vez, Samantha! —ordena—. Porque ahora puedo comprender tu desprecio, puedo entender muchas cosas. —Ay, no empieces, Kiara, y vamos al grano. Dame dinero para irme y te lo diré todo. Ya que la última vez me jugaste sucio, así que dinero en mano. —¿Acaso no ves que estoy tras las rejas? —Ay, cierto —se ríe a carcajadas—. Por cierto… ¿Sabías que mi declaración es de suma importancia para hundirte más? Pero no lo haré después de todo, no soy una mala madre. Por cierto, qué lindo anillo tienes puesto. —No, el anillo no —se niega porque Archie se lo regaló. —¿No? Bueno, entonces me voy —se da la vuelta y Kiara siente impotencia. —Espera… —susurra y mira una vez más el anillo que el hombre que ella ama le regaló como promesa de amor—. Tú ganas, Samantha —se lo quita—. Te lo daré, pero primero dime la verdad. —Más te vale que lo hagas, Kiara, porque si no, diré muchas cosas en tu contra —la señala. —Solo di
—¿Entonces seré su sumisa? —¿No quieres? —se empieza a quitar la camisa para traerla más cerca y sí que lo hizo; esa mujer babea por él. —Ssssi... —pasa saliva y siente su cuerpo calentarse. —¡De rodillas ahora mismo! —le ordena y ella se arrodilla ante él. Kiara no puede dormir, está haciendo mucho frío y siente su cuerpo helado. Tiene sueño, pero no se atreve a dormir, teme que algo le pase o no despertar nunca. Desde que Susana ha hecho tanta maldad, siente temor y siente que sus días están contados. —Tengo hambre... —intenta pasar saliva, pero ni puede debido a la sed que tiene—. Dios, que mi hermanita realmente esté bien. Quiero, deseo tanto comerme un platillo de la señora Mercedes. —Suelta un largo suspiro—. Es inútil, siempre tuve espíritu de valentía, pero creo que ya no puedo más. Ni lágrimas me salen. A veces ser tan buena trae consecuencias. —¿Kiara...? —Al escuchar esa voz, se coloca de pie de inmediato. —¡Señora! —Ella se coloca de pie. —Ay, linda, com
CASA DE LA PLAYA. Archie está bebiendo whisky, sentado en la orilla del mar mientras lo observa. El sonido del mar es algo que le da tranquilidad, pero no puede dejar de pensar en Kiara Watson, la chiquilla rebelde que se robó su corazón. Recuerda mucho el día que, por una equivocación, llegó a su vida, y aunque no lo aceptaba, había algo en ella tan especial que lo atrajo desde el primer momento. Por eso quería hacer lo imposible para no dejarla ir, pero su egoísmo y arrogancia hicieron que la perdiera para siempre. —Jamás te voy a olvidar, mi pequeña rebelde, mi dulce tormento, mi fierecilla... jamás —bebe de la botella, haciendo arder su garganta, y luego se desploma sobre la arena—. ¡Qué m****a, joder! Por eso no quería enamorarme. Eso del amor duele —se le salen las lágrimas—. Jamás volveré a confiar en nadie. Susana, espero que estés quemándote en el infierno. Qué asco fue besarte. Si no fuera porque tu estúpida venganza, mi hijo estaría vivo —cierra los ojos—. Lo lamento, Cl