SEGUNDOS… CAMIL ARAY Otra vez el miedo regreso con más fuerza, ese degenerado había estado amenazandome cada vez más cerca a punta de pistola para hacerme estremecer de pavor. Al principio quise no aparentar lo que estaba sintiendo, pero era casi imposible, pues el recuerdo de Magga tendida, con una pierna herida dura suficiente recordatorio de que ese maldito era capaz de cualquier cosa por salirse con lo suyo, y eso sin dudas incluido emplear sus técnicas quirúrgicas para abrirme el abdomen insercionandome como a un sapo en clase de biología, si es que era esa su propósito. Estaba a la Merced de ese idiota, y ser valiente ahora, solo lograría que me pegaran un tiro entre los ojos; lo más prudente sería ser inteligente… valiente después… —Dave no tenemos que hacer esto de esta forma— dije temblándome la voz— Podemos llegar a un buen acuerdo que nos sea provechoso a los dos. Él no contestó y solo termino de acercarse cada vez más amenazador. —¡Retirare la denuncia!— chille tratánd
TRES DISPAROS FARID ARAYCon la sangre golpeando mía sienes observo la imagen, y no creo que pueda hablar. Es más de lo que creí encontrar, demasiado para asimilar, mucho para no actuar como un animal a la defensiva ante lo que ven mis ojos. Ese rufián la golpeó, la tuvo que haber sometido a golpes. No alcanzó a ver del todo el rostro de Camil, pero puedo ver el hilo de sangre saliendo de su boca. Dave me apunta con su arma. Pero eso ya no es lo que importa. Aprieto los puños a ambos lados de mi cuerpo. Lo más importante es liberar a Camil y sacarla de aquí, antes de que ese imbecil logre pegarme un tiro que me inmovilice o me mate. El primer disparo surca el aire como un trueno, y espero que la bala me impacte, pero no ocurre. —Además de poco hombre… pues tienes muy mala puntería— rugi lanzándome hacia la dirección donde el ex cirujano está atrincherado. La primera prioridad es desarmarlo, pero no será tarea sencilla. Me acerque rápidamente y antes de ser blanco otra vez de u
CAMIL ARAYDespierto en la camilla, las luces del pasillo sobre mi rostro me parecen que pasan a velocidad supersónica como si me moviera en un tren de máxima velocidad. Tengo imágenes difusas en la mente que se confunden con una acuarela manchada de sangre.Pero ahí en pequeños flash backs que no logro entender del todo lo veo. El cabello negro despeinado. La ropa siendo cortada por los médicos, la camilla, los gritos…, los ojos verdes sin el brillo que habitualmente me corta hasta el habla. «¡Farid!»«!Farid!»Quiero gritar su nombre con fuerza como si con eso pudiera traerlo de vuelta a mi inmediatamente, como si eso me diera la seguridad que continúa en el mismo plano astral, que su alma está Justi en el centro de ese pecho tatuado que tanto me ha protegido.Logró emitir un gemido luchando por reincorporarme en la camilla. Me arden las costillas como si me hubiera pareado un m&ldito caballo, centro la mirada en un punto luchando por salir de la enajenación que me embarga, y enseg
CAMIL ARAY El estridente pitido anunciando el paro cardio respiratorio, me dejó inmóvil. La cirugía desde mi llegada había sido complicada. Uno de los riñones estaba demasiado comprometido, y fue necesario extirparlo por los daños que los fragmentos de la bala habían causado. Él podría vivir perfectamente sin un riñón que su vida sufriera un cambio drástico. Farid era un hombre sano, con un estilo de vida sano en la medida de lo posible. Creo que por su excelente condición física era que su cuerpo estaba aguantando condiciones tan extremas como un disparo en el abdomen. El daño era tal que la cirugía desde que entré en el quirófano alcanzaba casi las dos horas. Dos horas en las que di todo de mi, evitando mirarlo, no podía verlo así tan debil. Me dolía como fuego cruzado de balas directo a mi pecho. Aún así, cada roce de mis manos con su piel fría me estremecía, esa era una temperatura que nunca había sentido en mi hombre de arena, fuego y desierto. Conocía esa piel como si f
CAMIL ARAY La noche sería larga en terapia intensiva, no por gusto dicen los doctores que las primeras setenta y dos horas son decisivas en casos de gravedad. Farid estaba demasiado débil, la cirugía extenuante, y había perdido mucha sangre; pero nada de eso importaba… estaría bien. Cada célula de mi cuerpo y mi alma me decían que todo saldría bien después de todo. Me tome un instante para llamar a la señora Madelein en medio de tanto caos, y me aseguro que Emira estaba feliz viendo dinujos animados y comiendo palomitas, sin tener por nada ni sospechar que algo malo estaba pasando. Dave ya no era una amenaza para nosotros, y estaba siendo atendido directamente fuera del hospital en la clínica de la penitenciaria, en la que estaba siendo fuertemente custodiado por las autoridades. Si antes tenía dudas de que sería condenado, ahora era un hecho rotundo que ese asquerosos miserable pasaría el resto de su vida en la cárcel, donde merecía estar. En mi declaración a la policia, no habí
CAMIL ARAYCuando Liam apareció, me quedé muda al verlo aparecer ante mí. Me impacto demasiado verlo, pero me lance a los brazos abiertos de mi hermano mayor.—¡Rayos Camil!, ¡morí mil vidas antes de llegar aquí! —musitó con la voz demasiado rota.—¡Él va a estar bien, Liam!¡Él va a estar bien! — repeti con los ojos absolutamente bañados en lagrimas.Liam me reconforto entre sus brazos y me acaricio el cabello con suavidad. Era tan bueno tener a alguien en quien encontrar consuelo, que no podía creer que por fin hubiera llegado mi hermano.—¿Tu estas bien?¿El embarazo? —pregunto preocupado, y solo sonreí leventemente.—Este bebé tiene más vidas que un gato— musite en respuesta—Estará bien, solo necesitamos que su padre sobreviva.—Es que se los advertí, Camil… Te dije mil veces que ese hombre era peligroso.—Lo se Liam… pero, no íbamos a detener totalmente nuestras vidas por ello.—Si, pero las consecuencias de que no tuvieran mas cuidado, van siendo desastrosas.Mi hermano no estaba
CAMIL ARAYMi corazón me latía dentro del pecho a punto de estallar, la que estaba a punto de tener fibrilaciones era yo. Me estremecí completamente, y no perdí un segundo más para verle directamente a los ojos verde esmeralda que me miraban con expresión soñolienta.Es el hombre de mi vida, es el amor de todas mis heridas, es al único hombre que recuerdo haber amado en todos mis años, y así será para siempre.Los rotos sollozos se me escapan, a pesar de saber que debería mantenerme fuerte para él.—¡Por Allah! —musitó y cero los ojos, al parecer la luz brillante de la UCI le estaba ocasionando un poco de molestias.Mire a mi alrededor y la médico intensivista que estaba monitoreando a Farid me señalo una jarra de agua, para que le ofreciera. Los pacientes que llevan días sedados habitualmente despiertan con mucha sed.El jeque abrió los ojos de nuevo, y se encontró con un vaso de agua y un sorbete, despacio comenzó a beber muy despacio.—¡Cásate conmigo… ya! — fue la siguiente frase
FARID ARAYQuisiera decir que fue fácil, que fui fuerte y me recuperé de forma rápida, pero no… no fue así. Estuve tres semanas enteras en el hospital, luchando por recuperarme de la complicada cirugía que me habían practicado después del disparo. El saber que había estado a punto de morir había despertado mis miedos. Ahora temía que la vida no me durará lo suficiente para recuperar todo el tiempo que había perdido con Camil; para ver crecer mis hijos. Para entregarle a mi familia todo ese amor inmenso que tenía para ellos, así que si algo me había enseñado lo sucedido era a no dar nada por sentado y amar aún con más fuerza, con menos frenos, con más pasión.Camil no se me despego ni un momento, cosa que agradecía bastante, por no sentirme nunca solo en lo que salía de ese penoso proceso. Aunque pareciera difícil de creer cada vez que la miraba, veía en ella a esa mujer que me conquistó desde la primera vez que toqué a esa chiquilla malcriada en Dubai por orden de Liam, y todo se