Capítulo treinta y seis

Me quedo mirando al conductor, el mismo con el que hable con anterioridad.

— Oraré el doble por ti, hermano — Lo ignoro y vuelvo a mi coche, lo enciendo y salgo del área de descanso.

Mientras conduzco, observo de reojo a Awa, la madre de mi hijo, la mujer que me enloquece y me apasiona a partes iguales.

¿Podremos estar juntos algún día? Porque en este momento, dejando a un lado la situación con Vico y la locura que se le ha ocurrido. Ella, ante el mundo, es su esposa y yo solo sería su amante y ni siquiera estoy seguro de serlo.

Entramos en Niza y pronto debo decidir la ruta a seguir, Awa no me ha vuelto a hablar, se siente la tensión en el auto, no sé en qué punto estamos, si tenemos o no una relación.

— Awa

— Milo — Los dos hablamos a la vez y sonreímos.

El timbre del teléfono inunda el habitá

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