Capítulo diecinueve

— Así que no te preocupes, no estoy embarazada de ti, aunque fuiste tú el que al final me embarazaste, ya sabes, metiste el embrión y todo eso — Empiezo a soplarme con una mano — Hace mucho calor ¿no? — Pregunto y siento que me estoy sofocando.

— Estamos en invierno — Responde escuetamente.

— Pero esto no son los Alpes — Sonríe y no tengo ni idea de por qué lo hace, no he dicho nada gracioso, pero su sonrisa me pierde, debo irme — Bueno, ya sabes que no debes seguir enviando a nadie a vigilarme y puedes estar tranquilo, que no me has dejado embarazada — Le digo poniéndome de pie.

— Claro que sí — Responde y vuelvo a soplar mi cara.

Al parecer no presto atención a nada de lo que le dije y no estoy dispuesta a repetir todo y menos lo de la sangre, me da náuseas.

— Te he dicho que no, debes estar tranquilo — Obligo a mi cuerpo a salir de la oficina, debo irme ahora.

— Pero lo soy. Te lo juro — Está tan convencido el pobre, pero tiene que ser co

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