Los labios de este hombre se mueven contra los míos de una forma suave pero salvaje a la vez. No sé que diablos estoy haciendo pero la sensación de tenerlo cerca está haciendo que la tensión que siento haya abajo se vaya incrementando.Una tremenda locura, ¿verdad?No debería de estar haciendo esto seguramente, pero ya no he podido parar. Además, ¿porqué debería? Nadie aquí conoce de mi existencia salvo Jess y Loan. Pero las luces siguen apagadas y cuando vuelvan a su estado normal, ya no estaré aquí.Buen plan, ¿cierto?Él es quien me conduce, después de aferrarse las manos a mi cintura, contra un rincón. O es lo que supongo que es. Doy gracias que no me he tropezado con nadie. Mi espalda queda estampada contra la pared fría y siento que se me erizan los vellos. Aprovecho para recorrer su cabello corto y suave, donde mis dedos casi que resbalan. Me separo unos segundos para poder volver a recuperar el aire, vaya, su olor inunda mis fosas nasales, y es entonces cuando comienzo a senti
—Alguien ha tenido una buena noche el viernes, eh.Fulmino con la mirada a Loan, quien se acerca a mi después de entrar a la cocina de la empresa. Lleva una sonrisa socarrona en el rostro.—Por favor, no me lo recuerdes...Aprieto los dedos contra mi frente, suspirando.Si, todavía me sigo repitiendo que he sido una idiota irresponsable.—Oh, vamos, Sam. Tienes veinticuatro años, tampoco es que has matado a alguien—dice él. Sirve su café en la taza que sostiene. Hago una mueca de disgusto y ríe—¿Tan malo fue?—No—respondo aunque no añado los detalles de que no me he acostado con el tipo, ahora Valentín—Pero es que... Nunca he hecho algo como eso. Por eso no es de mi agrado tomar más de la cuenta. Siempre termino metiendo la pata hasta el infierno.Asiente, y sé que me entiende. Supongo que en algún momento él lo ha hecho. Me lleva cinco años arriba y no parece un hombre reservado de los que se esconden en la alcoba sin que hablar con nadie.Loan es todo lo contrario.—No te preocupes
Los siguientes días después fueron bastante... movidos.Al final pude enfrentar a mi prima y hablar del tema. Al principio no quiso contarme al respecto por miedo a que me diera otro ataque, pero después de repetirle mil veces que estaba mejor y lista para escucharlo, soltó la información.El fiscal la llamó después de que Eric escapara de la carcel penitenciara donde estaba hace hacía tres años. No se sabe como es que logró su cometido pero le aseguró que estaban haciendo allanamientos y buscandolo con las mejores fuerzas de la policia. Hasta él sabía que no se estaban enfrentando a alguien... normal.Eric es mucho menos normal.Y es por eso que Chiara me aconsejó que no ande sola y que en cualquier momento que sienta que algo anda mal, le avisé. No quiso expresarlo directamente pero supe enseguida que lo que me estaba diciendo es porqué es muy probable que se dirija hacía su nuevo objetivo: yo.Solo pensar en que ese hijo de puta anda suelto hace que esté aterrada hasta los pelos. D
Bien, los mojitos no me salvaron en absoluto.Tal vez si hubiera sido lo único que tomé pero no soy buena mentirosa, así que si, tomamos más de tres vasos de esa misma bebida y luego, como si no fuera mucho para Jess, empezó a pedir tragos que apenas podía nombrar sin reírme.En serio, algunos son tan extraños.Será que en Italia todo es más sencillo.—¿Porqué Daiquiri?—arrastro de mas la última palabra y frunzo los labios.—Es originario de Cuba—me explica el barman de la barra, parece divertido con mi pesimo estado para hablar—Tiene una historia bastante peculiar...—No me gusta.—¿Porqué no?—No le encuentro sentido. Debería llamarse quitabragas.El tipo se ríe, sorprendido.—Interesante elección. ¿Podrías darme una explicación?—Porque ha hecho que tenga ganas de que me las quites tú—concluí con un hipo. Reí con una carcajada tonta.El barman me mira con una ceja encarnada, negando con la cabeza y no disimulando su diversión.Es bastante lindo. Tiene unos ojos miel muy bonitos, un
Bien, los mojitos no me salvaron en absoluto.Tal vez si hubiera sido lo único que tomé pero no soy buena mentirosa, así que si, tomamos más de tres vasos de esa misma bebida y luego, como si no fuera mucho para Jess, empezó a pedir tragos que apenas podía nombrar sin reírme.En serio, algunos son tan extraños.Será que en Italia todo es más sencillo.—¿Porqué Daiquiri?—arrastro de mas la última palabra y frunzo los labios.—Es originario de Cuba—me explica el barman de la barra, parece divertido con mi pesimo estado para hablar—Tiene una historia bastante peculiar...—No me gusta.—¿Porqué no?—No le encuentro sentido. Debería llamarse quitabragas.El tipo se ríe, sorprendido.—Interesante elección. ¿Podrías darme una explicación?—Porque ha hecho que tenga ganas de que me las quites tú—concluí con un hipo. Reí con una carcajada tonta.El barman me mira con una ceja encarnada, negando con la cabeza y no disimulando su diversión.Es bastante lindo. Tiene unos ojos miel muy bonitos, un
Bien, los mojitos no me salvaron en absoluto.Tal vez si hubiera sido lo único que tomé pero no soy buena mentirosa, así que si, tomamos más de tres vasos de esa misma bebida y luego, como si no fuera mucho para Jess, empezó a pedir tragos que apenas podía nombrar sin reírme.En serio, algunos son tan extraños.Será que en Italia todo es más sencillo.—¿Porqué Daiquiri?—arrastro de mas la última palabra y frunzo los labios.—Es originario de Cuba—me explica el barman de la barra, parece divertido con mi pesimo estado para hablar—Tiene una historia bastante peculiar...—No me gusta.—¿Porqué no?—No le encuentro sentido. Debería llamarse quitabragas.El tipo se ríe, sorprendido.—Interesante elección. ¿Podrías darme una explicación?—Porque ha hecho que tenga ganas de que me las quites tú—concluí con un hipo. Reí con una carcajada tonta.El barman me mira con una ceja encarnada, negando con la cabeza y no disimulando su diversión.Es bastante lindo. Tiene unos ojos miel muy bonitos, un
La semana siguiente no empezó de la mejor manera, para variar.Ya me había desacostumbrado la verdad.Para empezar, hoy no me siento muy bien. Los dolores de cabeza me están matando y ya no sé como hacer para poder ver la computadora sin que sienta la maldita presión en la parte de la frente. Ya van tres veces seguidas que tengo que parar, quitarme los lentes—los cuales me puse pensando que el dolor era la vista y así hacer un poco menos de esfuerzo—y frotarme los ojos.Intenté ponerme gotas cuando sentí que mis preciosos ojos se estaban disecando, funcionó un rato, pero ahora volvió a aparecer.Y eso me tiene harta. Es imposible que pueda concentrarme así.Por otro lado, Loan hoy ha tenido su día de descanso así que estuve sola toda la mañana con Max. Aunque en realidad él ni siquiera salió de la oficina después de que le pasé una llamada la cual terminó en gritos y muchas otras cosas que no vale mencionar ahora.En un principio quise ser gentil, e ir y preguntarle si necesitaba algo
—¿Cuanto tiempo estuviste en Boston?Hace ya una hora que vinimos a cenar. La verdad es que en el coche tenía un manojo de nervios ya casi doloroso, pero poco a poco, me fui sintiendo más cómoda. Ahora mismo estamos en un restaurante un poco alejado del Times Square. Está escondido dentro de unas calles rocosas y pintorescas, un estilo muy romántico... Solo que nosotros no venimos en ese modo.Pero aún así es cómodo, agradable. Me gustó apenas entramos.No es muy grande pero acogedor junto con sus luces tenues parecidas a las llamas de las velas. Hay pequeñas mesas rodeándonos y unas pocas personas ubicadas en ellas, así que eso le da mucha más intimidad a nuestra cena, de alguna forma. En un costado se encuentra una pequeña barra de madera y troncos, mientras que más al fondo hay mesas pero para más gente. Nosotros fuimos situados a un lugar un poco apartado. Uno de los dueños, creo, lo reconoció a Max enseguida entramos ,así que sin que podamos protestar el tipo nos estaba preparand