Ocho de la mañana y la avenida principal de New York es un puto desastre.Lo único que pueden escuchar mis oídos son las bocinas de los coches atascados en medio del trafico que no se mueve, por ende, tengo que apurarme a cruzar al otro lado de la calle por medio de estos, intentando no recibir ningún tipo de insulto.Justo cuando piso con mi tacón el cordón, la fila desciende.Respiro hondo. El sol a esta hora da de lleno a mi rostro maquillado, haciendo que tenga que achinar los ojos en busca de no tropezar ni chocar con nadie.Así que, después de cinco minutos, y justo a unos pasos de la empresa, me meto en una cafetería pintoresca. La puerta hace sonar la campana que lleva cuando entro.Todo el local está decorado con colores pasteles, que varían del rosa viejo al celeste bebé. Tiene variedad de pasteles ubicados en una heladera que abarca parte del costado del mostrador, unos cuantos macarrones de colores bien organizados junto a galletas de todo tipo y puedo sentir mi estomago r
La expresión de terror que debo tener en estos momentos debe ser tan intensa y demostrativa que puedo ver por el rabillo del ojo como Loan oculta una sonrisa con su puño.Mierda.Es lo único que puedo pensar.Mientras tanto, no quito mis ojos del rubio. Apenas puedo pasar desapercibido que hoy se ha vestido más formal y elegante de lo normal; lleva un traje azul marino oscuro que hace conjunto con sus ojos ahora divertidos por la situación, y su cabello bien peinado aunque lo lleva algo alborotado, dándole un aspecto más natural.Él no ha dejado de mirarme tampoco y de igual forma, parece más encantado con la situación que yo.No necesito que se burle de mi.Si, necesito hacer un reclamo... De que eres un...Respiro hondo y sacudo la cabeza en negativa.—No, ninguno—abro la boca entonces. Incrusta sus auras en mi junto con su ceja levantada, luciendo aun mas egocéntrico—Volveré al trabajo. Nos vemos luego, Loan.Me levanto del taburete en cuestión mientras tomo la taza de café que ape
Hoy puedo decir que es un día atareado.Mi escritorio es un terrible caos, lleno de papeles y archivos encima hasta del teclado de la computadora. La mesa era bastante grande para poder mantenerme cómoda pero creo que me he equivocado al pensar eso; ya no entra un papelito más.Suelto un suspiro frustrado mientras busco los documentos que mi jefe me está pidiendo desde el otro lado del planeta: Australia.Hace una semana partió a un viaje de negocios así que hice mi deber de trabajo y le busqué las mejores condiciones para alguien como él. Reservé un hotel frente a la vista de la ciudad, claramente que equipado con las mejores cosas, y luego de sorprenderme al saber que también tiene un avión privado, me salté el paso de escogerle un boleto de avión.Hoy ya es viernes, solo unas horas más y podré irme al departamento. El fin de semana no trabajo a menos que Max lo decida urgente. Que rezo para que así no sea. Necesito descansar mi cabeza. Toda la semana ha sido un terrible y completo
Los labios de este hombre se mueven contra los míos de una forma suave pero salvaje a la vez. No sé que diablos estoy haciendo pero la sensación de tenerlo cerca está haciendo que la tensión que siento haya abajo se vaya incrementando.Una tremenda locura, ¿verdad?No debería de estar haciendo esto seguramente, pero ya no he podido parar. Además, ¿porqué debería? Nadie aquí conoce de mi existencia salvo Jess y Loan. Pero las luces siguen apagadas y cuando vuelvan a su estado normal, ya no estaré aquí.Buen plan, ¿cierto?Él es quien me conduce, después de aferrarse las manos a mi cintura, contra un rincón. O es lo que supongo que es. Doy gracias que no me he tropezado con nadie. Mi espalda queda estampada contra la pared fría y siento que se me erizan los vellos. Aprovecho para recorrer su cabello corto y suave, donde mis dedos casi que resbalan. Me separo unos segundos para poder volver a recuperar el aire, vaya, su olor inunda mis fosas nasales, y es entonces cuando comienzo a senti
—Alguien ha tenido una buena noche el viernes, eh.Fulmino con la mirada a Loan, quien se acerca a mi después de entrar a la cocina de la empresa. Lleva una sonrisa socarrona en el rostro.—Por favor, no me lo recuerdes...Aprieto los dedos contra mi frente, suspirando.Si, todavía me sigo repitiendo que he sido una idiota irresponsable.—Oh, vamos, Sam. Tienes veinticuatro años, tampoco es que has matado a alguien—dice él. Sirve su café en la taza que sostiene. Hago una mueca de disgusto y ríe—¿Tan malo fue?—No—respondo aunque no añado los detalles de que no me he acostado con el tipo, ahora Valentín—Pero es que... Nunca he hecho algo como eso. Por eso no es de mi agrado tomar más de la cuenta. Siempre termino metiendo la pata hasta el infierno.Asiente, y sé que me entiende. Supongo que en algún momento él lo ha hecho. Me lleva cinco años arriba y no parece un hombre reservado de los que se esconden en la alcoba sin que hablar con nadie.Loan es todo lo contrario.—No te preocupes
Los siguientes días después fueron bastante... movidos.Al final pude enfrentar a mi prima y hablar del tema. Al principio no quiso contarme al respecto por miedo a que me diera otro ataque, pero después de repetirle mil veces que estaba mejor y lista para escucharlo, soltó la información.El fiscal la llamó después de que Eric escapara de la carcel penitenciara donde estaba hace hacía tres años. No se sabe como es que logró su cometido pero le aseguró que estaban haciendo allanamientos y buscandolo con las mejores fuerzas de la policia. Hasta él sabía que no se estaban enfrentando a alguien... normal.Eric es mucho menos normal.Y es por eso que Chiara me aconsejó que no ande sola y que en cualquier momento que sienta que algo anda mal, le avisé. No quiso expresarlo directamente pero supe enseguida que lo que me estaba diciendo es porqué es muy probable que se dirija hacía su nuevo objetivo: yo.Solo pensar en que ese hijo de puta anda suelto hace que esté aterrada hasta los pelos. D
Bien, los mojitos no me salvaron en absoluto.Tal vez si hubiera sido lo único que tomé pero no soy buena mentirosa, así que si, tomamos más de tres vasos de esa misma bebida y luego, como si no fuera mucho para Jess, empezó a pedir tragos que apenas podía nombrar sin reírme.En serio, algunos son tan extraños.Será que en Italia todo es más sencillo.—¿Porqué Daiquiri?—arrastro de mas la última palabra y frunzo los labios.—Es originario de Cuba—me explica el barman de la barra, parece divertido con mi pesimo estado para hablar—Tiene una historia bastante peculiar...—No me gusta.—¿Porqué no?—No le encuentro sentido. Debería llamarse quitabragas.El tipo se ríe, sorprendido.—Interesante elección. ¿Podrías darme una explicación?—Porque ha hecho que tenga ganas de que me las quites tú—concluí con un hipo. Reí con una carcajada tonta.El barman me mira con una ceja encarnada, negando con la cabeza y no disimulando su diversión.Es bastante lindo. Tiene unos ojos miel muy bonitos, un
Bien, los mojitos no me salvaron en absoluto.Tal vez si hubiera sido lo único que tomé pero no soy buena mentirosa, así que si, tomamos más de tres vasos de esa misma bebida y luego, como si no fuera mucho para Jess, empezó a pedir tragos que apenas podía nombrar sin reírme.En serio, algunos son tan extraños.Será que en Italia todo es más sencillo.—¿Porqué Daiquiri?—arrastro de mas la última palabra y frunzo los labios.—Es originario de Cuba—me explica el barman de la barra, parece divertido con mi pesimo estado para hablar—Tiene una historia bastante peculiar...—No me gusta.—¿Porqué no?—No le encuentro sentido. Debería llamarse quitabragas.El tipo se ríe, sorprendido.—Interesante elección. ¿Podrías darme una explicación?—Porque ha hecho que tenga ganas de que me las quites tú—concluí con un hipo. Reí con una carcajada tonta.El barman me mira con una ceja encarnada, negando con la cabeza y no disimulando su diversión.Es bastante lindo. Tiene unos ojos miel muy bonitos, un