Ya era de noche y todos estaban reunidos en el almacén abandonado, esa misma mañana habían llevado unas mochilas de acampar con artículos básicos y ropa, en caso que las cosas salieran de forma inesperada y tuvieran que hacer una huida rápida. Nadie se había despedido de sus familias, con palabras exactas, pero habían tratado de disfrutar sus últimas horas con ellos la noche anterior. No era fácil decirles que lo que estaban a por hacer, podría ser el punto de infección para una nueva línea de tiempo, positiva o negativa, para todos.—¿Qué sucede? —preguntó Brice, se le veía claramente ansioso.—¡Vamos bien! Se está desbloqueando el acceso para la última KeyD, de aquí solo tenemos que colocar el Green Warm y con eso bastaría.—¿No les parece muy fácil? —mencionó Enzo, algo nervioso—. No sienten que esto es muy oportuno o demasiado sencillo…—Estás algo nervioso, Enzo, pero tranquilo, todos lo estamos… —le dijo Galah para animarlo, pero Enzo no pudo calmarse. Saber la información que C
La Jeep estaba destruida, Brice y Carter, totalmente aturdidos levantaron sus rostros de esa especie de globo/almohada que había salido del tablero delantero. No tenían idea de qué era, pero les había salvado, aunque estaban sangrando un poco; a Brice se le había partido el labio y Carter llevaba una esquina de la ceja rota. Los de atrás no la habían llevado mejor, Galah no reaccionaba, Enzo tenía el tabique arruinado y le sangraba la nariz, Dome tenía un pómulo izquierdo partido y el ojo del mismo lugar lastimado.Se sacaron los cinturones, que se habían transformado en sus salvavidas y empezaron a moverse del auto, los Safers no tardarían en alcanzarlos. Carter cargó con Galah y Brice llevó su mochila y Enzo la de Galah. Trataban de hacerla reaccionar, pero aún no lo hacía, necesitaban que despertara para escapar, de lo contrario los atraparían de inmediato; se escondieron en una especie de horno presurizado, esperando que no los encontraran hasta que amaneciera, para poder irse. Si
—¿Crees que ya estén bien? —preguntó Dome, estaba visiblemente angustiada.—Deberías preguntarle a Gale… —respondió Brice, pero luego de decirlo, se dio cuenta que había sonado rencoroso.—¡Tampoco necesitas decirlo así!—¡Lo sé! No fue con mala intención… Estoy preocupado por nosotros y por Galah, no creas que tengo tiempo para pensar en algo más… —lo volvía a hacer, era como una avalancha verbal, como una pataleta de niño malcriado.—¡Puff, pero claro! Bravo por ti, Brice… ¡Lo demuestras a la perfección!—Y bien… ¿Qué te molesta tanto?—Tu actitud… ¡Parece que sintieras celos!—¡Estás equivocada! No siento más que interés por saber si nuestros amigos están bien… lo tuyo con Gale me tiene sin cuidado.—Bien… hablaré con el que sí se interesa por mí… —dijo y se fue enojada al otro lado del pequeño cuarto al que se habían metido para ocultarse. Brice no quería hablarle así, pero no se podía contener.—¡Dome, perdona! —la chica solo le hizo una mueca, sacó de su bolsillo la tablet que e
—¡Corre! —susurró Brice, mirando pocas veces hacia atrás, solo lo justo para no caer mientras iban escapando de los Safers que estaban haciendo el barrido acompañados por los Diggers.—¡Ya no puedo más! —contestó Dome, llevaban horas sin comer, ya había anochecido nuevamente, pero no se imaginaron que los Safer estarían en la zona otra vez. El auto de Gale se tuvo que dar la vuelta y les pidió que se escondieran y trataran de sobrevivir mientras hacía unos arreglos para sacarlos de otra manera.—¡Dome, por favor, corre! —dijo regresando por ella para tomarla de la mano. Él la entendía, estaba desesperanzada, lo había notado desde la habitación en la que habían estado las últimas horas. También se había llenado de temores, y eso lo comprendía de igual manera, por eso aunque quería tirarse al suelo y derrotarse porque ya daba todo por perdido; necesitaba pensar positivo.—¿Hacia dónde vamos?—Cuando salimos la primera vez para ver la zona y escoger un lugar, encontré una especie de alti
—Sr. Alcott, lo esperan en la sala de reuniones—. Indicó Pryor, entrando en la sala de la computadora principal.—¿Ahora?—¡Sí! Y dijeron que no quieren retrasos.—¡Maldición! ¿Crees que se han dado cuenta?—¡No lo sé, Señor! Hemos sido muy cuidadosos con nuestras incursiones en la Hive… ¿Les digo que se presentará?—¡No, yo iré! Quédate aquí y ayúdalos… Han encendido el GPS, no pueden encontrarlos los Phantoms, reduce la señal y mimetízala con las que emiten los Troockers que están haciendo guardia a los alrededores. Ya tracé la ruta para que se las puedas enviar, pero debes avisarles que no pueden moverse de otra forma que no sea el itinerario que les acabas de enviar, van a tardar bastante tiempo en llegar a la casa segura que he preparado para ellos. Ahí deberán esperar por el auto.—¡Entendido, Sr. Alcott! —los dedos del androide empezaron a volar por el cristal del computador, entre el teclado y las pantallas, iba transformando poco a poco la señal que emitía el GPS.Gale tragó
Brice y Dome se habían metido dentro de un auto, las lunas eran polarizadas y tenía unas llantas altas. Desde ahí observaban el movimiento, los Safers a lo lejos, pues se veían las luces de sus exoesqueletos; llevaban una noche más sin tener buena comida, agua o una ducha. Se sentían realmente exhaustos, pero se miraban y el estar juntos los hacía renovar energías, esa incursión peligrosa y sangrienta que estaban viviendo los iba uniendo con cada hora que pasaba. Descansaban abrazados, siempre estaban tomados de la mano, se daban caricias para levantar los ánimos. Estaban totalmente claros que no era momento para romance, pero esas muestras de afecto los consolaban, porque ya no estaban seguros de si saldrían con vida. Tenían moretones, golpes, la ropa desgarrada en algunas partes, la rebelión no los estaba tratando bien.—Brice… ¡Brice! —susurró alarmada —Se están moviendo—. Él estaba acostado y se había dormido por unos minutos mientras Dome tomaba la guardia. Llevaban un día enter
La casa segura de la Zona Nula, era como el almacén abandonado, todo viejo y destartalado; fue lo primero que pensaron al entrar por las grandes puertas. Sin embargo, Gale les había dicho que debían bajar al búnker que se encontraba en los pisos inferiores.—¿Crees que este es el camino? —preguntó Dome.—Según el lay out de este viejo almacén, en ese lado de allá debería estar el ascensor de carga—. Comentó señalando un pasadizo hacia la izquierda.—Entendido…, solo espero que ese lugar tenga una ducha y camas; no importa si son incómodas, pero que sean camas.—¡Dios te oiga! —comentó Brice y ambos rieron —¿tienes hambre?—Un poco… ¿crees que haya algo de comer ahí?—Si tenemos suerte serán no perecibles.—Bueno…, aquí qué debemos hacer —dijo Dome entrando al ascensor de carga y mirando el tablero.—Debemos abrir esto—, indicó jalando la cubierta del viejo tablero como una puerta para que la chica pueda usar la pantalla que estaba detrás —y ahora ingresar el código… 99219161… eso debe
—¿Le han llevado lo que pidió? —preguntó una joven vestida de blusa celeste pastel y falda entubada color gris.—No, aún no hemos atendido ese pedido —comentó un joven detrás de la barra del almacén.—¿Por qué no? Al Nieminen nunca se le hace esperar… Ya lo ha dicho el Sr. Keller —comentó la chica escandalizada y nerviosa.—¡Srta. Freites, buenos días! ¿En qué la puedo ayudar? —menciona un hombre pequeño con poco cabello canoso.—¡Sr. Migs…, no han llevado la lista de Nieminen! —repite ansiosa —¡Buenos días, disculpe mis modales!—¿Cuándo llegó? —preguntó inquieto el hombrecillo.—¡Tiene dos días aquí! Me alertó Prystine… Lo mandaré en 15 minutos a recoger todo, tengan listo el cargamento para que pueda llevarlo al laboratorio.—¿El Sr. Nieminen estará ahí? —consultó el hombre.—Él siempre está ahí, Sr. Migs… Por favor, no se retrase otra vez, indíquele al ayudante que cuando vea ese apellido en cualquier orden o guía debe armar de forma inmediata el pedido y colocarlo en el riel para