El castillo estaba sumido en una actividad frenética. Aunque Seth había sido estabilizado gracias al esfuerzo conjunto de Mia y los otros, el temor de un nuevo ataque y la presencia de Aamon rondaba en la mente de todos. La lluvia seguía azotando las paredes del castillo, como un recordatorio constante de la amenaza que aún persistía más allá de los muros. En su habitación, Seth descansaba en un lecho improvisado, mientras los curanderos trabajaban meticulosamente para reforzar el ritual que había salvado su vida. Mia permanecía de pie al lado de la puerta, observándolo en silencio. A pesar del alivio inicial al verlo despertar, las consecuencias del ataque y su estado aún frágil no dejaban de pesar sobre sus hombros.En ese momento, Deimos entró en la habitación, con su expresión seria y distante como de costumbre, pero sus ojos revelaban algo más: una mezcla de celos y preocupación, más ´por lo que creía que estaba sintiendo Mia en ese momento, que por la salud de Seth.—¿Qué hacemos
La noche seguía impregnada de misterio y de una brisa gélida que parecía traer consigo secretos ocultos. Mia avanzaba por el sendero oscuro que llevaba al centro del pueblo, flanqueada por Liam y un pequeño grupo de soldados de Blood Moon. A pesar del murmullo de la lluvia que seguía cayendo con fuerza sobre los tejados de las casas, las palabras de Liam eran claras, resonaban entre las gotas como un eco ineludible.—Siempre supe que eras especial, Mia. —Continuó Liam, con su voz calmada pero cargada de sinceridad. —Desde el momento en que te vi por primera vez aquí en Blood Moon, sabía que este lugar no podía contenerte. Había algo en ti, una fuerza, una voluntad… algo que no encajaba con esta manada. Eras demasiado para Seth, incluso en aquellos días cuando te hacían miserable.Mia, envuelta en su capa, mantuvo la vista al frente, con sus pasos seguros pero cargados de tensión. Aunque las palabras de Liam no eran completamente inesperadas, escuchar su admiración directa removió algo
—¿Qué es ese aroma? —Preguntó Mia frunciendo el ceño con extrañeza.—Mmmm… Sí, es algo que también quería que vieras. —Respondió Liam en tono lastimero. —Sígueme, es por aquí. —Indicó Liam guiándola hacia una un callejón que los llevó a la siguiente calle, una que antes solía ser la más transitada por los habitantes de Blood Moon.La lluvia seguía cayendo incesantemente, formando riachuelos que serpenteaban entre los escombros y cenizas del pueblo de Blood Moon. El aire estaba cargado de un olor acre, mezcla de humo y muerte, mientras el sonido de las gotas al impactar contra las superficies quemadas llenaba el silencio sepulcral que rodeaba a los pocos sobrevivientes que quedaban del reino. Mia avanzaba lentamente, con cada paso que daba, sentía que su corazón se hundía más y más. El lugar que había sido su hogar, donde había crecido, donde había conocido las pocas alegrías y las muchas dificultades de su vida, ahora yacía reducido a un campo de destrucción y muerte.Sus ojos rojos s
El crepitar del fuego en las antorchas era el único sonido que rompía el silencio sepulcral de las mazmorras del castillo. Las paredes de piedra, húmedas por el peso de los años, parecían susurrar secretos mientras Mia observaba el altar que los soldados habían colocado cuidadosamente en el centro de la cámara. Su presencia era imponente incluso en la penumbra, irradiando una oscuridad palpable que parecía llenar cada rincón del espacio.Con un gesto de la mano, Mia despidió a los guardias que la acompañaron.—Déjenme sola. —Ordenó, con un tono de voz firme, pero a la vez calmada. —Esto es algo que debo entender por mi cuenta. Podría ser peligroso que estén aquí. —Instó en tono serio, sin apartar la vista de la enorme roca.Los soldados dudaron por un momento, pero finalmente asintieron, inclinando la cabeza antes de abandonar la sala. Cuando la pesada puerta de hierro se cerró detrás de ellos, Mia dejó escapar un suspiro profundo y se acercó hacia el altar. La tensión en su rostro er
El resonar de las alarmas reverberaba en los muros del castillo, creando un eco opresivo que marcaba la urgencia de la situación. Seth despertó sobresaltado en su habitación, con su cuerpo aún debilitado y en proceso de sanación por el veneno demoníaco que apenas había logrado superar. La energía de su lobo lo impulsó a levantarse de inmediato, ignorando el dolor y la fatiga, como si el instinto de proteger a su manada lo condujera más allá de sus propios límites. Estaba apenas vestido, con boxers y descalzo, pero no le importaba. No había espacio para vestirse cuando su pueblo y su familia podían estar en peligro.Corriendo hacia el pasillo, Seth escuchó el estruendo de los pasos de los guardias que se dirigían hacia el ala oeste, a la alcoba de su abuelo Magnus. Soltó un rugido que salió desde su pecho y, en un instante, su cuerpo comenzó a transformarse. Su figura humana dio lugar a la imponente forma lobuna que dominaba sus movimientos con velocidad y fuerza. Su pelaje gris oscuro
Capítulo 75Demonio LoboSeth cerró los ojos por un momento, intentando calmar el caos en su interior. El cuerpo de Magnus estaba allí, tan frágil ahora en comparación con la imponente figura que había sido en vida. Pero sus últimas palabras seguían resonando en su mente: "Blood Moon estará a salvo contigo. No olvides quién eres."Con un rugido bajo, Seth se levantó con dificultad, limpiándose el rostro con la mano. Aunque aún vestía únicamente sus boxers y estaba descalzo, su postura transmitía una autoridad renovada.—Deimos. —Dijo con un tono más firme, aunque la tristeza aún era palpable en su voz, —Quiero que los soldados aseguren todas las entradas al castillo. Nadie más entra sin que lo sepamos primero. Ninguna ventana o balcón debe estar desprotegido. Te dejaré a cargo.Deimos lo miró por un momento, evaluándolo, antes de asentir.—Lo haré. Pero tú necesitas descansar. Debes estar sano para seguir luchando, y no eres invulnerable, Seth. Recuerda eso.En ese momento, Seth comenz
El fuego de las antorchas que alumbraban el santuario en las mazmorras del castillo parpadeaba tenuemente mientras Mia permanecía concentrada frente al altar, con ambas manos sobre este. Estaba dentro de un trance tan profundo que no podía ser consciente de lo que acontecía a su alrededor, sus ojos brillaban con un resplandor blanco cegador, mientras que su cuerpo desprendía ráfagas de luz blanca a la par de una especie de conjuro que brotaba de sus labios como un mantra ancestral.Su respiración era pausada, sus pies estaban levitando ligeramente. Las palabras de Alhena, su loba, resonaban en, guiándola y alentándola a través de los intrincados pasos necesarios para destruir los sellos grabados en el altar que mantenían atados a Aamon y Blood Moon.“Estamos muy cerca, Mia”. Susurró Alhena en su cabeza, con una mezcla de increíble de calma y urgencia. “Sé que estás agotada, puedo sentirlo, pero no pares, no ahora. Al destruir este altar acabaras con el vínculo demoniaco y liberarás a t
Deimos, que permanecía de pie cerca de la puerta, apretó los puños, claramente luchando por mantener la compostura, se encogió de hombros mientras ladeaba la cabeza intentando comprender las palabras de Mia.—¿Cómo se supone que hagamos eso? —Preguntó enarcando una ceja inquisitivamente. —Hasta donde sé, no tenemos los recursos para internarlo ahora. Además, el castillo está cerrado, el poder oscuro que se liberó del altar podría estar afectando todo y no existe la manera de salir de aquí sin exponernos.Mia respiró hondo mientras apretaba los ojos, intentando calmar la tormenta que rugía en su interior. Sabía que estaban en una situación crítica, pero no podía permitir que eso la paralizara.—Entonces encontraremos una manera. —Declaró ella con firmeza. Su voz estaba cargada de una resolución inquebrantable. —Ve por los curanderos que estén disponibles. Y avísale a Liam lo que le está sucediendo. Necesito saber si la onda de poder demoniaco afectó a más personas. —Exigió mientras ase