CAPÍTULO TREINTA Y TRES: LA VOLUNTAD DE DIOS Siendo citados a las ocho de la noche, en la casa que Yahir ya no había pisado desde el momento en que pasó aquel incidente y del mismo que Yahir no parecía poderse escapar, el señor Ferrer llegó acompañado de sus h9ombres como era siempre. En la sala de espera ya estaban sus dos nietos porque no importaba si lo quería ver a sí o no, los dos eran sus nietos. —Solo cuando necesitas algo de mí, ¿vienes a la hora que te cito, Yahir Ferrer? —Preguntó el señor al momento que se sentaba enfrente de sus nietos.Yahir aun pareció tener la fuerza de soportar lo que estaba sintiendo. Al final el señor Ferrer tenía razón, cuando él necesitaba algo siempre iba a estar a la hora requerida y en el luchar requerido.—No, no es así, abuelo.— ¿Me vas a decir que ya cambiaste de opinión, de parecer ante la persona que siempre has sido?—Señor Ferrer, lo mejor será que no demoremos tanto porque el abogado ya espera por una respuesta.—Ni siquiera lo pi
CAPÍTULO TREINTA Y CUATRO: UN UNIVERSO ALTERNO LOS ÁNGELES, ESTADOS UNIDOS. El cabello color castaño, no corto, no largo, los labios rojos, el vestido del mismo color, largo por supuesto, porque si había algo que compartía con su hermana, era aquella manera perfecta de vestir, vestidos largos que ocultaban la realidad de su esencia, la misma que la hacía elegante, la misma que la hacía completamente sensual ante las personas que la rodearan y sobre todo, ante los hombres a su alrededor.Siempre iba a ser ella, siempre iba a ser la joven María Teresa. La que supiera vivir la vida, la que supiera ir de aquí allá sin ningún compromiso con nadie pero siempre queriendo tenerlo todo en sus manos, ser la que liderara el mundo entero.¿Cuánto más hasta que estuviera satisfecha con lo que tenía en su alrededor? ¿Cuánto más hasta que sintiera que ya no podía perseguir nada más en la vida? Seguramente siempre sería de la misma manera, seguramente siempre sería ella, aquel hoyo negro en e
CAPÍTULO TREINTA Y CINCO: LA PUERTA AL FUTUROMARÍA EUGENIA “El día en que tengas que reunirte con tu nueva familia y sobre todo, con l destino que siempre estará esperando hasta que sea cumplido por órdenes de Dios, ese día pasará una camioneta color negro por ti. No temas, simplemente sube en cuanto mi chofer se presente ante ti. Es ahí en el momento en que tendrás que decir adiós a las personas con las que creciste. No será fácil pero siempre que lleves en la mente que esto es lo que Dios escribió por ti, nada será más difícil de lo que un ser humano puede soportar. Recuérdalo, recuérdalo, María Eugenia.” Y justo de la manera en que el señor Ferrer se lo descubrió, unja camioneta negra llegaba por ella afuera de aquel convento. No podía creer que estuviera vestida de esa manera, no podía creer que así sería desde ese momento porque de la noche a la mañana ella se convertía en la esposa de una persona que no conocía.La camioneta y el chofer esperaban por ella.Los ojos de Ma
CAPÍTULO TREINTA Y SEIS; LA FUERZA DEL DESTINO MARÍA EUGENIAMi nombre, María Eugenia, la mayoría de la gente es feliz preguntando siempre qué es lo que significa nuestro nombre y siempre que creemos tener los datos, para sentirnos más fuertes ante todos, nos damos cuenta que no son más que significados iguales dichos con palabras diferentes. ¿Qué era este paraíso en el que había llegado? ¿Qué era todo esto a mi alrededor? ¿Por qué entre tantas tenía que ser yo? Tantas preguntas venían asaltando mi mente desde el momento en que subí a esta camioneta. No sentía que este fuera mi destino, sentía que simplemente estaba siendo la burla de Dios y nada más. Sentía que solo había llegado para jugar a llevar la vida que siempre odié.Aferrándome a la pequeña criatura que estaba segura Dios había puesto en mi camino para acompañarme en cada momento de mi vida, no pude dejar de ver alrededor de mí. Todo era perfecto, era una pena que la gente buscara llenar el vacío que sentía en el alma con
CAPÍTULO TREINTA Y SIETE: MÁS INTELIGENTE QUE NADIE MARÍA EUGENIA¿A dónde había llegado? ¿A qué infierno había llegado? ¿Por qué Dios me había encomendado hacer esto a mí? No podía siquiera moverme del lugar que había escogido para que el hombre frente a mí no me tomara tanta atención. En mis manos aún tenía a mi pequeño cachorro que ya se quería bajar pero la verdad es que conocía este tipo de gente, era tan especial que seguro no iban a soportar que las patitas de Belly pisaran este suelo.—No lo puedo creer —dijo el hombre frente a mí.Si él no podía creer lo que estaba pasando, ¿qué había de mí? Era yo la que verdaderamente no podía creer que la vida fuera así, el mundo tan pequeño. Esto solo debía de ser una ilusión y nada más que una ilusión.—Es que en verdad no lo puedo creer. ¡Pingüino, ¿en qué momento pasó esto?!— ¡No me digas más pingüino, criminal!— ¡Entonces tampoco me digas criminal!— ¡Entonces no me moleste más!— ¡Es suficiente! Ya, ya, no quiero saber nada más.
CAPÍTULO TREINTA Y OCHO: UN SANADOR DE ALMAS La realidad era que María Eugenia no sabía lo que estaba haciendo ahí. Solo sentía seguir las órdenes de todos al mismo tiempo que dejaba de ser ella por completo. María Eugenia era el nombre de quien la vida le estaba a punto de cambiar. Y por más que el señor Ferrer había hecho todo para que María Eugenia no tuviera que saberlo todo, o al menos saber una media verdad de lo que estaba pasando, la realidad era que todo se había complicado afuera. Fue en ese momento en que María Eugenia tuvo que entrar como si se tratara de la salvación del alma de Yahir. En la iglesia miles de veces le habían dicho a María Eugenia que los humanos tenían una misión en la vida. Salvar el alma de otros, pero, ¿qué pasaba cuando se tenía que sacrificar un alma por la de otra persona y en este caso, la de ella, a la que más le encantaba vivir y que veía la vida como un mero regalo de Dios? —Su nieto está siendo acusado de haber mantenido relaciones sex
CAPÍTULO TREINTA Y NUEVE: TE HARÉ LA VIDA IMPOSIBLE Una sonrisa sarcástica se hizo en el rostro de Yahir al darse cuenta del significado de aquellas palabras. Su abuelo le acababa de decir que si quería que su primo fuera reconocido como uno de los nietos de esa familia, él tenía que conquistar a una monja y solo tenía 100 días para eso. Él tenía que casarse con ella, él tenía que amarla de la manera más sincera. Era cierto que estaba dispuesto a hacer muchas cosas por su primo, incluso esa para que su abuelo pudiera reconocerlo como lo que era, el otro nieto de los Ferrer. Si su abuelo reconocía a Rodrigo como el otro nieto de los Ferrer eso solo iba a significar una cosa y esa era que Rodrigo iba a ser capaz de mandar en la empresa tal como lo hacía o lo debía de hacer Yahir.A pesar de que Yahir era una persona a la que le gustaba el poder, le gustaba el dinero y le gustaba todo lo que el dinero podía darle, también sabía entender que si tan solo él pudiera vivir una vida nor
CAPÍTULO CUARENTA: NO PUEDO CASARME NARRADORFinalmente aquel sábado en el que el señor Ferrer había dicho que la vida de sus nietos iba a cambiar había llegado. No había nada en el mundo que lo había hecho tan feliz como aquel momento en que se encontraba una vez más con el joven rostro de la mujer que quiso. Incluso si no era María Mercedes para él, ella iba a ser María Eugenia para su nieto. Su nieto iba a terminar enamorado de ella tarde o temprano porque de algo estaba seguro, había una gran parte d María Mercedes en ella.Ahora que lo pensaba no se podía quitar de la cabeza, ¡cómo hubiera sido si él verdaderamente hubiera encontrado a María Teresa en lugar de María Eugenia? Se dice que ni compartiendo el mismo rostro, casi la misma hora de nacimiento, ni siquiera compartiendo el mismo día de concepción significaba que los gemelos fueran a ser iguales. ¿Cómo hubiera sido María Teresa? La realidad es que no lo sabía.Simplemente era una pregunta que s iba a quedar en su mente por