CAPÍTULO SESENTA Y UNO: MIEDO A TI, MIEDO AL PASADOPor supuesto que Rodrigo había actuado como todo un caballero con María Eugenia, es solo que esperaba que todo eso lo hiciera Yahir con ella.—No veo nada de malo que Rodrigo la haya traído caminando, ¿qué quería, abuelo? ¿Qué se quedaran esperando hasta que nosotros nos diéramos cuenta que nos falta un auto? Rodrigo ha hecho bien las cosas así que en este momento pido que le ofrezcas una disculpa a mi primo, salvó a María Eugenia de quien sabe qué, yo no estuve ahí pero estuvo Rodrigo.—Pues debes de estar con ella porque al final, ella es tu esposa. —Dijo el señor Ferrer. María Eugenia y Rodrigo todo lo que podían hacer era mirar como ellos miraban. María Eugenia se sentían tan extraña, ella tampoco sentía que Rodrigo hubiera actuado mal con ella, él había hecho lo que Yahir seguramente hubiera dudado de hacer mil años.—Pídele una disculpa a Rodrigo, dile que lo lamentas porque lo que acaba de hacer, no tiene precio.El señor Fe
CAPÍTULO SESENTA Y DOS: SENTIMIENTOS ENCONTRADOS Sentándose en la silla giratoria, poco a poco volvió a respirar mientras a su mente llegaba un recuerdo, un recuerdo que nunca iba a dejar ir porque era por ese que Rodrigo estaba ahí. Esa tarde las puertas de ese mismo despacho se abrieron sin más. El señor Ferrer no evitó ver a la persona que entraba de esa manera tan agresiva, sin siquiera haber tocado la puerta. — ¿Qué es lo que ahora se te ofrece, Alessandro? —Preguntó su papá sin tomarle importancia a nada más que los documentos que tenía en la mano.— ¡En este momento me vas a explicar qué fue lo que pasó en el burdel!— ¿No te lo dijeron? —Finalmente el señor Ferrer volteó a ver a su hijo. — ¿No te has informado bien?— ¡Quiero que me digas que fue lo que le dijiste a Luz!—Bien, creo que nadie te ha dicho nada, más allá de que no quiero tener que saber de ese hijo tuyo.— ¿Qué es lo que pretendes, papá? ¿Por qué me haces esto? Ese niño que llegó al mundo es mi hijo y lo
CAPÍTULO SESENTA Y TRES: UNA VIDA A LADO DE TU ESPOSA En la recamara de Rodrigo, él ya salía del baño. Habían dado claras indicaciones de bajar a cenar, Rodrigo aun no estaba listo.Con la toalla enredada en la cintura, se miró al espejo. Había sido un día muy cansado, una día lleno de sorpresas, estando con ella, con la mujer que venía de un convento y a la misma que le había destruido la vida tanto como a él. Quizá era por eso que ellos lograrían llevarse bien siempre.Solo esperaba que María Eugenia estuviera bien con Yahir y que él no le reclamara nada. Ya suficiente tenía con tener que vivir esa vida. En menos de veinte minutos, Rodrigo ya estaba listo para la cena. Era extraño pero se sentía cansado, más de lo que debía, se sentía como si su cuerpo fuera a fallarle en cualquier momento, como si solo quisiera acostarse y no saber nada hasta el día siguiente.Frotándose los ojos, Rodrigo tomó fuerzas de donde no sabía que tenía y bajó las escaleras para encontrarse con la
CAPÍTULO SESENTA Y CUATRO: ÚNICA OPORTUNIDADTodo lo que María Eugenia pudo hacer fue bajar la mirada. Ya se lo había dicho aquel hombre que estaba enfrente de ella, el mismo que parecía pelear consigo mismo para no quedarse dormido en ese momento pero la verdad es que no lo quiso creer, ya que la realidad era que ellos estaban casados ante el mundo pero no en su mundo. ¡Oh! Ahora que lo pensaba mejor, era esa la razón por la que ella tenía que ir a trabajar con él, porque tenían que seguir fingiendo ante el mundo.Yahir dejó caer el cubierto en su plato de manera molesta. Aquella mujer iba a terminar de asustarle todo el mundo de jóvenes modelos por las que él moría realmente.—No tengo que decirte lo que exactamente harás, solo será algo rápido, te irás acostumbrando a manejar la empresa como lo que eres, la esposa de mi único nieto, de Yahir Ferrer, de un Ferrer.En ese momento María Eugenia no pudo evitar mirar al frente. Rodrigo ya no hacía nada, parecía quedarse ya dormido.—Cre
CAPÍTULO SESENTA Y CUATRO: VIDA IMPOSIBLE María Eugenia al escucharlo sabía de qué se trataba Rodrigo pues el tono de su voz era más suave que el de Yair.-¡Rodrigo!- Respondió con felicidad. Al igual que ella Billy también estaba feliz de verlo pues brinco de la cama para pararse de 2 patitas en las piernas de Rodrigo. María Eugenia temía alguna mala actitud de Rodrigo hacia Billy pero eso cambió cuando Rodrigo se agachó y se dejó lamiar la cara por Billy.-Billy también está feliz de verte- Le dijo María Eugenia- Eres una buena persona. -Supe que estabas enferma es mi culpa. Por eso me tomé el atrevimiento de venir a tu habitación. María Eugenia reía con felicidad de estar con Rodrigo y no con Yair. En el jardín se encontraba Yair para poder irse a su empresa.-¿Ye te vas?- Le pregunto el señor Ferrer a Yair.-oh, abuelo también te vas- Le respondió Yair.-Te hice una pregunta- Con un tono severo le regaño.-Ahhh- Suspiro- Tengo algunos asuntos, después iré a la empresa.-Creo
CAPÍTULO SESENTA Y CINCO: LA VIDA EN UN RECUERDO MARÍA EUGENIA Las pesadillas, aquel paraíso, aquel infierno, donde los ángeles y los demonios podían ser solo uno. Donde todo lo que veía a mi alrededor eran verdades a medias, el sentimiento de vacío, el sentimiento de no saberme más en mi lugar, todo eso estaba quedando atrás, la cabeza me dolía hasta el punto de pensar que me iba a estallar, el dolor era terrible. Aunque no sabía cuál era el dolor más grande, si era el físico o el que sentía en el pecho.Aunque comenzaba a pensar que el dolor del pecho había logrado enfermar a mi cuerpo.Las pesadillas no se iban, no sabía contra lo que tenía que luchar, no sabía quien estaba a mi izquierda y quien estaba a mi derecha, no podía dormir porque solo veía mi mundo destruido, no podía estar despierta porque el dolor de mi cuerpo y de mi pecho me estaba matando.NARRADORSolo podía permanecer así, pensando y sintiendo el dolor, pensando e imaginando que estaba de vuelta en casa. La casa
CAPÍTULO SESENTA Y SEIS: LA MUJER DE OTRO En la empresa, la misma donde Rodrigo no pudo estar debido a todo lo que había pasado, Yahir ya pensaba un poco más las cosas, todo lo que acababa de pasar con la mujer que no tenía más de cinco minutos de haberse ido. Era cierto que se estaba comportando como un patán pero es que entre más lo hacía más se daba cuenta que ella no hacía nada, ella no decía nada, ella solo se mantenía de la misma manera.Fue en ese momento en que de manera cansada, se recargó en el escritorio. Rodrigo era el único que parecía estar ahí. Rodrigo era el único que parecía estar donde ella estaba, ¿acaso ya se había olvidado que años atrás el lugar que estaba tomando Rodrigo lo tomó él con su primo?Simplemente estaba completamente equivocado, estaba bien que no la quisiera, estaba bien que estuvieran fingiendo aquel casamiento pero al final, él no tenía ningún derecho de tratar a una pobre monja de esa manera.Cuando finalmente Yahir se había arrepentido y lleg
CAPÍTULO SESENTA Y OCHO: NUEVO CICLO Cuando finalmente llegó el auto en la casa, justo donde todos se detenían, Yahir salió corriendo para adentrarse en la casa y de ahí, subir las escaleras de manera inmediata.Una vez más solo risas llegaron a los oídos de Yahir, entonces de esa manera fue capaz de darse cuenta que María Eugenia no se sentía tan mal como el abuelo le había dicho. Ella simplemente estaba disfrutando de la vida que no tuvo en el convento, ella simplemente estaba disfrutando de toda aquella vida que mantuvo oculta en el interior.Poco a poco, queriendo oír atentamente lo que ellos decían o lo que le hacían decir a María Eugenia pero entre todo eso, solo supo entender que María Eugenia no estaba hablando. En ese momento fue cuando Yahir dio un paso más adelante solo para querer ver lo que estaba pasando ahí.Y fue en ese momento en que los bellos ojos de Yahir dieron con la imagen más hermosa, incluso si no lo era para su corazón porque frente a él estaba Rodrigo, p