PENNY y THEOPoco después del nacimiento de Mateo, Penny les envió a sus padres una tarjeta con todos los datos del bebé y muchas fotografías; ellos respondieron encantados y, para sorpresa de ella, anunciaron que tomarían el siguiente avión que partiera desde Egipto hasta Estados Unidos.Esa reunió
PENNY y THEOQuerido hijo:A pesar de todo el tiempo transcurrido no he dejado de estar pendiente de ti ni un solo instante. Sé muy bien que tu padre no es fácil, su sentido del deber va más allá de cualquier razonamiento, no admite ninguna desviación, por muy alto que sea el precio que deba pagar,
PENNY y THEOEfectivamente, tanto el chofer de la marquesa como dos de los guardias de Theo llegaron cargados de paquetes que ubicaron en una parte de la sala, para sorpresa de la pareja y alegría de Mateo que luchaba por bajarse de los brazos de su abuela para ir a curiosear. –¿Este niñ
–Buenos días Theo –saludó Bronislaw Jankowski. –Buenos días señor –no se atrevió a decirle padre. –Soy tu padre –reprochó el marqués. –Buenos días padre –volvió a saludar Theo. –Buenos días señor –expresó Penny tímidamente con Mateo en brazos, pero el
PENNY y THEOSemanas antes cuando la marquesa Antonia Jankowski, madre de Theo, le anunció a su familia que viajaría a Estados Unidos para reunirse con su hijo, como un último intento de acercamiento; Camille, la mayor de sus hermanas y casada con un hombre arrogante, narcisista y convencido de que
PENNY y THEODe un segundo a otro Theo estaba golpeando a Joss, apenas terminó la frase de un solo impulso se había puesto de pie y con una fuerza sobrehumana lo había tomado por las solapas de su chaqueta, lo llevó contra la pared y le estampó varios puñetazos en la cara, que le hicieron brotar san
PENNY y THEOEl tiempo del vuelo comenzó a transcurrir, Mateo tomó su biberón y muy pronto quedó rendido en los brazos de su madre, quien observaba atentamente a su marido, porque mantenía su vista fija en la oscura ventanilla con el ceño fruncido; pensó dejarlo cavilando en sus cosas, pero al ver q
PENNY y THEOAl romper el beso, Penny lo miró y frunció su ceño. –¿Qué? –interrogó él. –Entonces, ¿eres alemán o francés? –Nací en Francia, pero a los tres años regresamos a Alemania, porque mis abuelos le habían dicho a mi padre que todo estaba listo para que tom