Kurt se alejó de la puerta que con gusto atravesaría para estar cerca de sus seres queridos, por lo que para no pensar en eso se giró hacia su hermano para preguntarle por su madre. –Mamá ya se estabilizó. –¿Qué la alteró de nuevo? –Katharina estaba con ella, l
Antes de ir a ver a Alanna, Kurt recibió un abrazo de sus hermanos, con el cual le demostraban sus mejores deseos. Él y el señor Gregg se fueron acompañados de la enfermera que los había solicitado. Theo y Penny llegaron al hospital y los hermanos de Kurt se encargaron de ponerlos al tanto de todo,
Theo tragó grueso con la pregunta de Penny, hasta ese momento pensaba que todo era un presentimiento de su amigo, simples sospechas o un gran deseo de estar cerca de Alanna Mitchell. –¿Lo eres amigo? ¿Tienes pruebas? –No lo he comprobado científicamente si a eso te refieres
Al llegar a la habitación de Zak encontró a sus abuelos y a Conrad Gregg parados frente al cristal que separa al niño de las visitas, para conservar su inmunidad fuera de riesgos. –¿Saben?, ese niño no es así de frágil, es muy vivaz, activo, inteligente, ingenioso y muchas otras cosas b
Aseado, alimentado y usando ropa más cómoda que el traje de tres piezas con el que andaba a diario, Kurt regresó al instituto médico-docente muy dispuesto a pasar la noche acompañando a Alanna, algo en lo que había insistido bastante hasta que le informaron que ya podían trasladarla desde Cuidados I
Los doctores que hablaban con Alanna le infundieron tranquilidad y esperanza, se despidieron prometiéndole mantenerla al tanto de cada acción que tomaran con Zak, también le dieron el informe médico de Erin y le dijeron que ya ella podría visitarla regularmente. Unos minutos después, el médico trat
Cuando Gabriel Pearson entró a la casa con el fin de hablar con la “hermana María Eugenia” la buscó por las estancias comunes de la casa, tocó varias veces en la puerta de la habitación que le habían asignado y así lo encontró su esposa. –¿Qué pasa cariño? –No encuentro a l
Con esa sonrisa la encontró su amiga y vecina Penny. –¿Cuánto por tus pensamientos? –le espetó al acercarse a su cama, sobresaltándola. –Eres muy curiosa, ¿sabías? –¿Cómo te sientes amiga? –le preguntó al tiempo de inclinarse y darle un beso en la frente.