Se mantuvieron en silencio, escuchando sus respiraciones, estaban unidos por la línea telefónica y ambos querían prolongar por mucho tiempo ese encuentro, era íntimo, agradable, en cada almohada la cabeza estaba apoyada con los ojos cerrados sin atreverse a abrirlos y cortar esos instantes donde cad
En la mansión Gregg, Ismael encontró a su jefe en el despacho frente a su computadora. –Cuando quiera salimos señor Gregg, ya todo está preparado. –Ya voy, me distraje con esas escandalosas noticias sobre Kurt Hogdman, es impresionante como su popularidad se volvió en su co
Luego de un rato estrechando a sus hijos, Zak fue el primero en separarse y mirando fijamente a los ojos de su madre le dijo: –Mamita, tengo algo que contarte. –¿Qué hiciste mi tesoro? –Sabemos que el señor Hogdman está en problemas y que la bruja malvada es la
Al mismo tiempo que sus padres compartían con Conrad Gregg y hablaban sobre un tema en común con él; Douglas Cheatham coordinaba con Randall las acciones a seguir contra Indira Spencer, Marcial Finitto y todos los que hubieran colaborado con ellos. En un acto conjunto se unió la policía, el FBI y l
El impacto de las palabras de Carlos Luis en Kurt fue tal que, literalmente, tuvo la impresión de que el piso desapareció bajo sus pies, había recibido dos terribles noticias en su vida, pero esa tercera que acababa de conocer le instaló una presión en el pecho que lo obligaba a abrir la boca en bus
Kurt giró para despedirlo y se encontró con el rostro entristecido de Conrad Gregg. –Señor Gregg, los niños… –exclamó Kurt compungido. –Lo sé, ya solicité la colaboración del jefe de la defensa, así que en este momento ya deben estar investigando, solo espero que obtengan r
Cuando Randall recibió el aviso de que debía abandonar el plan contra Indira Spencer, se sintió muy mal, tenía todo listo para capturarla e insistió un poco, solo que al decirle que la vida de dos niños dependía de su acción, tuvo que desistir, ordenó la retirada y se alejó de allí hirviendo de rabi
El campista advirtió a sus hijos de 15 y 17 años que no se movieran, él se acercó cautelosamente hasta el lugar donde debían estar los cuerpos, de pronto una luz de linterna iluminó la ladera y él saltó del susto, resulta que ninguno de sus hijos se había quedado donde les dijo. Avanzaron los tres