Luggina salió echando humo por lo furiosa que iba.Llegó al estacionamiento subió al auto donde la esperaba Miguel Ángel.— ¡Vamos Miguel Ángel! ¡vámonos ya! — Prince, ¿Que te sucedió ? ¿Lucciano se propasó contigo?— Lo odio Mig. Detesto a ese hombre. No lo soporto. Lo voy a matar.El enojo de Luggina era tanto que frunció sus labios y apretó sus puños tan fuertes.— Cálmate peque, calma y dime qué te hizo. Podrá ser muy.Luggina lo interrumpió y respondió.— Se estaba besando con la mujercita esa. Expresó Luggina con los dientes apretados. Miguel Ángel la miró por un momento y siguió con la mirada al frente, apretó sus dientes para no reír. Pues esa Prince que llevaba ahí no era esa de siempre, esta era una mujer explotando de rabia y celos por ver a su prometido besándose con otra.— Prince. ¿Te puedo preguntar algo?. Luggina sin mirar respondió.— Dime Mig.— ¿Acaso estás celosa?Luggina lo fulminó con la mirada Miguel Ángel levantó su mano en forma de redención .— No dije ni p
Lucciano luego de pedirle a Dayanara que se fuera, subió a su habitación y se quitó la ropa y decidió darse un baño. Se arregló para ir a la mansión Pierre, donde Alessandro y Stéfano les pidió que estuviera presente.Todo ocurrió con tranquilidad hasta la hora de irse.Lucciano y Luggina en un completo mal entendido del cual él no tenía idea de lo que pasaba por la cabeza de Luggina.La subió a su auto y se la llevó sin dirección exacta.Lucciano manejó sin importarle los berrinches de Luggina.— Puedes hacer el favor de parar el auto ¿quien te crees que eres? ¡Quiero bajarme de este auto!Lucciano manejaba como si no escuchara nada siguió con la mirada al frente.— ¡Que pares el auto carajo!Lucciano la miró y continuó.Luggina no dándose por vencida, siguió maldiciendo. Lucciano llegó a la casa de la playa, se bajó del auto y ayudó a Luggina.— Por favor vamos hablar.— Tu y yo no tenemos nada de que hablar, no tenemos una relación que arreglar, simplemente es un contrato que cump
Lucciano recibió a la familia Pierre y Berlusconi que llegaron al mismo tiempo.— ¿Lucciano cómo estás? ¿Que le sucedió a mi hija?.Preguntó Pierina.Todos esperaron respuestas.— Estábamos en la playa y se torció el tobillo, nada grave.Lucciano caminó para subir a la habitación de Luggina, pero nunca se imaginó encontrarla así.Luggina estaba de espaldas solo en bragas, pues estaba lista para meterse al baño, no había reparado en el tiempo transcurrido.De pronto escuchó abrirse la puerta, se gira de una, y cae de bruces.Lucciano corrió y la alcanzó para que no se golpeara— ¡Te tengo! — Luggina estaba encima de él, sin ropa, sintiendo las manos de Lucciano sobre su espalda, su piel ardía y sus ojos estaban conectados en esa mirada magnética.— ¡Suéltame! — Titubeó Luggina tragando grueso.Lucciano subió su mano muy despacio por esa espalda tersa, sin dejar de mirarla, y agarró su nuca y la guió hasta su boca, uniendo sus labios en un profundo beso. Lucciano saboreo cada beso qu
— Yo no tengo novia Lugg, ella es parte de mi pasado, un pasado muy triste del cual algún día te contaré.— Pero yo te escuché cuando tú le decías que la amabas y ella te respondió con un beso.Lucciano la miró y entendió el por qué actuó como lo hizo semanas atrás.— ¿Mi pequeño angel estaba celosa? — Preguntó sonriendo.Luggina lo fulminó con la mirada.— ¡No! Estaba furiosa y fui a liberarte de mi contrato y que tú me liberes de esa cláusula.Lucciano acunó su rostro y dio un beso en ese Trompito de pez que se le formó al momento de apretar su rostro entre sus manos.— No quiero librarme de tu contrato nunca, quiero estar atado a ti por completo.Luggina sintió un nudo formarse en su garganta.— Pero es que. — Lucciano cayó sus palabras con otro apasionado beso.Y la envolvió en sus brazos.— Entre Dayanara y yo, no hay ni habrá nada nunca. ¿Sabes por qué? Por que deseo estar atado siempre a ti.— Voy a creer en tu palabra, profesor. Y yo también deseo estar atada a ti siempre. Per
Ya en el río Tíber, listos a recorrer su extensión, todos en sus trajes de baños disfrutaban de la piscina en el yate.— Luggina miró a Lucciano en una de las tumbonas junto a Miguel Ángel conversando muy animadamente.— Bianca, ¿Como sigues con tu padre?Bianca miró a Miguel Ángel, suspiró profundo y respondió mordiendo se el labio.— Lugg, mi padre ya sabe donde vivo, y está furioso, y lo peor es que Felipe dice no importarle.— Ese tipo no me agrada.— Ni a mi, nunca me agradó, mi padre tiene esa loca idea de querer casarme con él— Tienes que decirle a Miguel Ángel, el sabrá que hacer.— No quiero que se arriesgue enfrentándose a Felipe Calderón.— Y será peor cuando se entere por otro, y que tú no le hayas dicho nada.— Luggina tengo miedo, tengo miedo de que Felipe le haga algo a Miguel Ángel.— Por eso se lo tienes que decir para que esté prevenido y no lo coja de sorpresa.Miguel Ángel miró a Bianca y se acercó a ella.Luggina caminó hacia Lucciano tenía, puesto un camisón.Lu
Llegaron y ya los estaban esperando en el aeropuerto, subieron a su Audi A3 Sportback y fueron a la residencia que tenía Lucciano. — Bienvenido señor. — Saludó Digna, el ama de llaves. — ¡Hola Digna! La señorita es mi prometida, Luggina Pierre.— Un gusto señorita Pierre.— Hola, Digna.Digna la miró con un disimulado desagrado, para ella Dayanara nunca dejó de ser la señora de esa casa.— ¿Los señores van a comer?— No Digna, mi mujer y yo saldremos a cenar.— Con el permiso de los señores me retiro.Lucciano tomó la mano de Luggina y subieron las escaleras.— Esta será tu habitación.— Bien, iré a arreglarme, y nos vamos.Dio un beso y entró.Caminó por la habitación miró la cama sonrió y se tiró de espaldas. — Esto es un sueño. Lucciano y yo juntos de verdad sin contrato de por medio. Lo amo, lo amo.Sentía su corazón estallar de la felicidad. Entró al baño a ducharse, se tomó todo el tiempo que deseó.Mientras Lucciano hizo una llamada de urgente a la casa de modas, para hacerl
Después de esa noche inolvidable Lucciano y Luggina volvieron a la mansión Lombardi.Luggina durmió durante el trayecto a casa. Al llegar Lucciano bajó y la llevó en brazos a la habitación principal.El entró y la dejó muy despacio en la cama." Hermosa, única, perfecta."" Y es tuya, solamente tuya."Se decía así mismo.Fue al baño se duchó y vistió.Bajó para ordenar el desayuno y llevarlo a la habitación junto con un lirio blanco.Dejó la bandeja en la mesa de noche junto con una nota." Surgió una emergencia. Regreso en cuanto pueda, estás en tu casa vida mía, eres mi amor."Luggina despertó, leyó la nota y sonrió, se miró por debajo de las sábanas y estaba en ropa interior.Desayunó y luego se bañó arregló y bajó.— Digna déjeme sola en la cocina, que yo prepararé la comida hoy.— No creo que sea posible señorita. El señor me dio órdenes de.Luggina la interrumpió.— ¿La señora le está dando una orden y usted no la acatará?— Usted será señora, pero no de esta casa. Luggina la f
Lucciano llevó a Luggina al mirador.Le tenía otra sorpresa de esas que a ella le gustaban.— ¿A dónde vamos? Preguntó con curiosidad.— Es otra sorpresa que te tengo mi pequeña bruja. — Respondió mientras deslizaba su mano por las piernas de Luggina hasta llegar a esa entrepierna húmeda, y sin bragas. Acarició su entrada e introdujo un dedo muy despacio.Luggina abrió sus piernas para dar más acceso a esa mano traviesa, y un gemido salió de ella.— Lucciano. — Susurró Luggina.Lucciano mordió su labio inferior y marcó una sensual sonrisa de medio lado.— Tu alumna es una atrevida.¿Verdad?Le dijo Luggina con voz melosa.— Pero me encanta que mi alumna sea así de atrevida.Lucciano siguió acariciando ese lugar hasta que llegaron al mirador y ahí estaba ese inmenso globo aerostático .Luggina corrió de la mano de Lucciano para estar pronto en las alturas.— ¿Es en serio? Jamás me dejaron subir a uno de estos globos de niña, ahora lo haré contigo por primera vez.— Pues vamos.Subieron