Tomo mis cosas y salgo del salón, camino por los pasillos metida en mis cavilaciones.
"¡Maldición! Todas las malditas horas de clases, y no pude concentrarme, por estar pensando en como joderle la existencia al profesor."" Pero está muy sexy.""¿Será casado?" ¿Pero qué carajos estoy pensando?Me cuestiono en voz alta.Y es mi conciencia quien me debate nuevamente." En como llamar su atención, en eso piensas realmente" — ¡No! ¡Cállate traidora! ¿Estás a mi favor o en mi contra o conmigo?Este debate mental me provocaba un terrible dolor de cabeza— Al carajo con todo. — Digo y sigo caminando.Miró a lo lejos a sus compañeros de clase, su frustración era tanta que les propuso lo primero que se le ocurrió.— Chicos, tenemos que hacer cambio de personal ahora.— ¿Otra vez? Lugg, ya párale. — Le cuestiona su amiga Francesca. Y la fulmina con la mirada.— Francesca, me sorprendes ¿Acaso te gusta el profesor? La Interrogó achicando sus ojos como analizando a su oponente amiga.— ¡Claro que no! Es un viejo. — Le contradijo Franchesca.— Vamos hablar con el director. — Dijo, o tal vez era una orden camuflada, en una invitación.— ¿Que le dirás?. Cuestionó Nicollet.— Ya lo verán. ¡Dante! ¿Vendrás o no?.— Claro que sí, no me lo perdería por nada. — Respondió con sorna su hermano.— Ustedes a todo tienen que decir que si. ¿Entendido?.— Acaso ¿Eso fue una orden? Le preguntó muy molesta Bianca— ¿Y cuando a sido diferente? — Le debatió Nicoletta, arrastrando a Matteo.Llegar a la oficina del director y verlo ahí." Su espalda ancha, su cabello perfectamente peinado con ligeros destellos platinado, provoca enredar mis dedos entre ellos, esa mentón perfilado y esa barba de tres días tan perfectamente delineada."¿Pero que carajos me pasa?— Pensó— ¡Joder! ¿Será posible que esté en todos lados.?Dijo en voz alta y todas las miradas se posaron en ella.Mientras esa vocesita le cuestionaba nuevamente.< Así como también en tus pensamientos, que los tienes tan sucios cuando se trata de él, que ni bañando te se limpian."El profesor toma su portafolio y sale de la oficina dándome una fugaz mirada, un frío recorre mi espina dorsal. Y es el rector quien rompe mis alucinaciones.— Y bien jóvenes. ¿En que les puedo ayudar?Todos me miran ni uno puede hablar,— Bien señor director, voy directo al punto y sin rodeos. Queremos que traslade al nuevo profesor ...Empiezo a decir todo lo que quiero que haga con el profesor que no logro recordar su nombre y empiezo a dar golpesitos con mi dedo índice en mis labios.— ¿El profesor Santini? — Me lo recuerda el director.— ¡Si, ese mismo!.— ¿Que sucede con el? — Pregunta el director.— Parece que no sabe ni dónde está parado con las clases, y no parece ser un profesor.— Le parece o tiene la seguridad de la acusación que hace señorita. — Lo interrumpo antes de que diga mi nombre— Pues estoy segura. DIRECTOR. Mira la cosa es así, quiero que cambie a ese profesor, a otra institución, otra área, no lo quiero en mi salón.— Algún motivo en especial para su petición, señorita ...— Lo interrumpo nuevamente.— ¡No! Solamente es que los chicos y yo no lo queremos en el salón. — Señalo a los chicos tras de mi, los cuales levantan sus manos en forma de redención. Me molesta su actitud.— Bola de cobardes. — Les digo tomando mis cosas y saliendo de la oficina del director, sin antes mirar y lanzar una amenaza. —Mis padres y mis abuelos sabrán de esto, y créame que este año no verá el aporte para este..... — Salgo tirando la puerta.Camino al estacionamiento, y veo que ahí está el hombre que se está convirtiendo en mi tormento, espero a que salga y le digo a Miguel Ángel que lo siga.— Le voy a joder la vida.— Tranquila Hermosa. Miguel Ángel, trata de tranquilizarme.*****Salgo del salón de clases, como ya me declaró la guerra la hija de papi, voy directo a la oficina del director.Le comunicó el inconveniente que tuve con la estudiante." Con la chica ojos de esmeraldas. En serio son únicos""Jodidos pensamientos"Me cuestiono mentalmente. coloco un pequeño dispositivo sin que se de cuenta, para poder escuchar lo que ella dirá sobre mi.La veo llegar, tomo mis cosas y salgo directo a mi oficina, y escucho todo lo que ella habla, sale furiosa por qué sus amigos no piensan lo mismo." Esta niña, le voy a dar unas nalgadas que no olvidará jamás "" Y ella las recibirá dejándote saber que serás tú quien no la olvides."— ¡Me jodes! — Me coloco mi gabardina, cojo las llaves y el resto de mis pertenencia, salgo y me dirijo al estacionamiento, subo a mi Lamborghini diablo."Esto me asfixia" — Conduzco rumbo a mi residencia.Llego a mi departamento dejo todo y voy subiendo las escaleras quitando mi corbata y directo a mi habitación." Necesito refrescar mi vida" — PiensoVoy al baño quito mi ropa y entro a la ducha, la lluvia artificial cae sobre mi, cierto los ojos y escucho abrir la puerta, los abro y la veo ahí parada frente a mí."—¿Que está haciendo aquí? Acaso ¡no!¿Me siguió?Me mira fijamente sin pronunciar palabras va deslizando su gabardina muy despacio, sin quitar su mirada de la mía, queda solo en brazier y un tanga color blanca, su mirada refleja pureza y lujuria a la vez, camina lentamente hacia mi, pasa sus manos por mi pecho, lo acaricia sube a mis cabellos y enreda sus dedos en el, mientras sus labios se unen a los míos en un beso suave y profundo.— !Mmm¡ niña eres toda una sensualidad, eres mía. — Pronunció en un susurro.El beso se profundiza mientras voy quitando su brazier que cae al suelo, al igual que cae el tanga cuando es arrancado de su cuerpo.— !Aaaah¡. Profesor era esto lo que deseaba en realidad.Desliza su mano a mi miembro ya muy erecto, lo agarra veo su inexperiencia y la ayudo con la mía, sube y baja lentamente que me siento como un puto adolescente inexperto, trato de aguantar lo más que pueda mientras su mano suave sigue ahí masajeando mi polla.Devoro su boca en un hambriento beso, nuestras lenguas juegan esa danza erótica única entre ellas, la succiono muerdo, suavemente sus labios, bajo por su cuello hasta llegar a su clavícula, donde dejo suaves mordidas marcadas en su piel blanca, mientras su mano sigue jugando en mi polla.Su mano aprieta un poco más, mientras sigue su ritmo de vaivén.Bajo a sus dulces pechos, los masajeo suavemente, los aprieto y llevo a mi boca esos pezones tan pequeños y rosados, los succiono, los muerdo, nuevamente los lamo, y dejo suaves mordidas en ellos, uno, y luego el otro.Mientras escucho sus gemidos. La veo tirar su cabeza hacia atras.— !Aaah dios¡ Profesor tu eres mi delirio.Sigue el ritmo de su mano, la tomo de sus cabellos rubios y la guío para que saboree lo que vino a buscar, me mira con esos ojos esmeralda profundo mientras la guío.— Abre la boca. — Le ordeno mientras está de rodillas y su mirada en la mía.Abre su boca y lo introduce muy dentro, es inexperta pero lo hace bien, le marco el ritmo que deseo, siento que mi cuerpo tiembla, mientras pasa su lengua al rededor de mi miembro, lo lame, nuevamente pasa esa lengua caliente por mi pequeña abertura la succiona, y vuelve a introducirla toda en su boca, marcando el ritmo que me hace delirar, lo lleva a lo más profundo de su garganta, veo que tiene las arcadas y miro sus ojos lagrimear y enrojecidos, pero ahí sigue comiéndome todo a su gusto, sus manos van hacia mis nalgas, las aprieta casi clavando sus uñas en ellas, mientras la empujo hacia dentro y fuera, la tengo agarrada de sus cabellos.Su mirada está fija en la mía.Siento que ya no puedo más mientras ella sigue ahí con esa boca caliente que me lleva al cielo.Siento que mi cuerpo se tensa, trato de alejarla para no llegarme en su boca, pero se aferra más a mi, y continúa con su movimiento acelerado y ya no puedo más, aprieto mis dientes, tiro mi cabeza hacia atrás un gemido ronco sale de mi garganta. — !Aaaagh¡ — Cierro mis ojos y me corro en su boca, mi respiración es agitada, apoyo mi frente a la baldosa y la miro, esos ojos son fijos en los míos, mientras toma la última gota de mi, se limpia la comisura de sus labios, vuelvo a cerrar mis ojos, y respiro profundamente."Esta chica me dejó exhausto." PiensoAbrí los ojos." ¡Maldición! Esto no me puede estar pasando. ¿Acaso me volví un pervertido? Esta niña me va a matar, por meterse así en mis pensamientos."— ¡Joder¡Abrí la ducha y me doy un baño, limpiando todo este desastre que cause, pensando en esa niña malcriada.Salgo de baño con la toalla envuelta en la cintura, las gotas caen sobre mi rostro, me miro al espejo.—"¿Será que necesitas un psiquiatra.?" — Jodida broma está.Pasó mis manos por mi cabello cierro los ojos y suspiro profundo, y en susurro pronuncio.— Pequeña bruja, esos ojos tuyos me han hechizado.Quito la toalla y me tiró a la cama.— Será mejor dormir para olvidar.Lucciano Lombardi estaba lejos de imaginar y aceptar, que esa pequeña bruja, ya lo tenía atrapadoLlego al estacionamiento donde está esperándome Miguel Ángel, veo al profesor subirse a su auto y marcharse.— Síguelo. — Le doy una orden muy furiosa a Miguel Ángel, este me mira sin creer lo que le pido.— ¿Que piensas hacer pequeña demonia?— Voy a joder le, la vida.— Respira profundo y cálmate. — Pide tomando mi mano.— Estoy furiosa. — Digo sin siquiera mirarlo.— ¿Que te pasa mi peque? — Pregunta sujetando mi mano.— Estoy echando chispas Mig. Siento tanto coraje. — Digo con mucha indignación — ¿Quien se atrevió a decirte que no?— Todos Mig, todos. Llévame a mi refugio, quiero relajarme ¡Ahora!.— Como diga la princesa. — Expresa con una sonrisa y guiñando me un ojo.Conduce rumbo al club que me regaló mi abuela Gaia. El IMPERIAL CLUB a esta hora no hay nadie y si los hay Mig se encarga. Veo los edificios que van pasando mientras avanzamos, metida en mis pensamientos."Grandísimo idiota, profesor, pero te juro que te arrepentirás, te voy a joder la vida."— Pienso— ¿Por qué
Entró a la habitación, soltó su cabello y deslizó su albornoz, y así desnuda se metió entre sus sábanas de seda negra.Estaba muy inquieta saber de la presencia de el profesor en su casa.¿Que hace aquí? Se preguntó mentalmente.Apagó las luces cerró los ojos y por un instante los abrió, de pronto vió esa silueta fornida parado en la puerta de la terraza de su habitación, su cuerpo tembló de miedo al sentirse invadida por ese extraño entrometido.Se acerca a mi y Sigo como una hoja moviéndose al viento, de los nervios.— ¿Que hace aquí? ¿Con que derecho invade mi habitación.?Pregunto sin tener respuestas. Camina lentamente, rodea la cama quita las sábanas que cubren mi desnudo cuerpo. — Niña mala estás desnuda, y eso me gusta. Se sube a sobre mi cuerpo, me prisiona con sus piernas, y sostiene mis manos por encima de mi cabeza.— Serás mía niña malcriada, te castigaré por ser una niña mala.Susurra en mi oído.— ¡Suelta Me! — Trato de sacarme lo de encima pero no puedo.— Shiiiii
Llegaron al estacionamiento de la universidad, Luggina miró a lo lejos al profesor."¡Joder! Ahí viene, como lo voy a mirar, si supiera lo que me hizo en sueños, el infeliz estaría muy contento"— Pero que carajos estoy pensando.Se cuestionó en voz alta.— ¿La princesa ahora habla sola? Deja a ese hombre pasar muñequita. No le tomes importancia.— No puedo Mig. Lo detesto. — Expresó con los dientes apretados.Tomó su mochila, se despidió de su amigo, y caminó por los pasillos que la llevan al salón de clase.En el salón de clases ya están sus amigos y hermano. Caminó a su lugar de sentarse y lo vió entrar.Sus miradas se encontraron, el rostro de Luggina se tornó rojo como una cereza, se miraron por largo rato. El mundo se detuvo en esa mirada. Todo en aquel lugar desapareció. Solo existían ellos dos.— Si supieras lo que me hiciste.Sus pensamientos eran los mismos a la ves. Ella pensando lo que le hizo en sueños, y el lo que ella le hizo en su imaginación. Sintieron sus cuerpos es
Al terminar las fastidiosas clases.Voy directo a la casa de Anna para que me ponga al día con el cronograma de trabajo para mañana, y que ella también reciba los trabajos diarios y los notifique.— ¿Te gusta este juego de roles? ¿Tú siendo un profesor?— No sé cómo no me he suicidado aún. ¿Como los aguantas?. Cuestiona Lucciano, recordando todo el rollo con la estudiante Pierre .— Vocación Lucc, así como te gusta tu trabajo de encubierto, a mi me gusta este.— Es la primera vez que cuestiono mi trabajo. — Risas se escuchan en el lugar.Paso el resto de la tarde en casa de Anna y cuando estoy a punto de retirarme es cuando recibo la invitacion a un famoso club nocturno.— Lucc te invito a un club exclusivamente para hombres como tú.— ¿Hombres como yo? ¿Que quieres decir con¿ Hombre como yo.— Solitarios, mi amigo, solitarios.— No soy un solitario, tengo lo mío no público pero lo tengo. — Respondió sabiendo que en realidad si era un mujeriego incorregible.Ya es hora de que sientes
Luggina llegó nuevamente a casa con una gabardina cubriendo la malla que llevaba puesta en su cuerpo.Como es costumbre de llegar y meterse a la cama como está.Al día siguiente la nana Zuria, como cada mañana la levanta. — Hija,ya es hora, Por favor. Ya levántate se hace tarde te esperan para el desayuno.— Nana, cinco minutos más por favor.— Yo te daría el día entero. Hija no veo la necesidad de hacer esto. Vive tu vida de forma normal. Mírate, trasnochada como una condenada solo ¿para que?.— Nana, se lo que quieres decirme, nací y crecí teniendo lo todo sin esfuerzo. Quiero sentir lo que es lograr algo que te cueste.— ¿Y eso que haces te cuesta?— Si Nana, me cuesta el ensayo, la preparación, nadie sabe que ese lugar es mío, me exigen como una más de ellas.— Hija, temo que lo descubra tu madre, ya sabes cómo se pone ella cuando sales con tus cosas raras.Luggina sintió una presión en su pecho, engañar a su madre era lo que más le dolía.— Madre perdóname. — Pronunció en un sus
Lucciano después de salir de dar la clases en la universidad, recordó que tenía pendiente una visita a su viejo amigo Alessandro.Llegó al imponente edificio de telecomunicaciones, donde estaba Alessandro, pero no se imaginó a quien se encontraría ahí.Los sonidos de unos cristales rotos en el suelo de la oficina, un mal movimiento de mano y el portaretrato de familia fue a dar al suelo.— ¡Sofía! — Llamó a su asistente.— Dígame señor. — Contestó muy nerviosa, entró y vió los vidrios rotos y continuó.— Enseguida recojo eso señor.— Envia a que la arreglen, la quiero hoy mismo..— Enseguida lo hago señor.Sofía era un manojo de nervios, estaba en periodo de prueba, tomó la foto y se dispuso a salir.— Buenas tardes. ¿Señor tiene cita con el señor Berlusconi?— Buenas tardes, no, no tengo cita, pero puede anunciarme con él, pueda que me reciba.Sofía anuncia a Alessandro de la visita de Lucciano.— Señor, el señor Lombardi no tiene cita pero desea hablar con usted . — Le dice y ense
Lucciano salió del edificio de Alessandro, se fue a su departamento, se duchó, se cambió, bajó, tomó la moto y se fue a ese que declaró su lugar favorito, sabía que la encontraría ahí.Condujo metido en sus cavilaciones.No podía creer que esa Pequeña bonita de ojos de color esmeralda, fuera la misma niña malcriada y caprichosa" Claro que tiene que ser así, tiene dos padres y cinco abuelos que le concienten sus caprichos"No podía ser diferente su comportamiento, Luggina era la rebeldía en persona.Y él, tendría que lidiar con ella, a menos que decidiera renunciar.Pero esa posibilidad era una que jamás tomaría." Yo te bajaré ese ego que tienes niña."Condujo a más velocidad y llegó, dejó la moto y la vió, lejana, pensativa, sabía que recordó el momento en que cayó del caballo."¡Ja!Es mi novia fijo siendo una niña, ahora de mujer me odia."** *****El cruce de palabras con Luggina fue algo intenso. Tanto que luego terminó cayendo en sus brazos.— Te tengo - Dijo al momento de atrap
Lucciano miraba fijamente cada movimiento, sentía su cuerpo estremecer, solo de imaginar que era esa pequeña caprichosa estudiante, la que estaba detrás de ese antifaz.Salió de la sala VIP se mezcló entre la gente y muy sigilosamente se adentró al camerino de Ángel, miró cada cosa que ese Ángel tenía, percibió su aroma era ese perfume inconfundible.— Eres tú, muchachita, se que eres tú.Dijo percibiendo el perfume en una prenda. Muy despacio se adentró en el closets cuando escucho risas en la antesala.— Miguel Ángel, programa mi agenda está semana, la quiero libre. Ya se viene mi fiesta y no quiero contratiempo con esto y la fiesta— ¿Algo más mi peque?— No, busco mis cosas y salimos.— Te espero - Respondió Miguel Ángel y Luggina entró a su camerino.Se quedó meditando por un momento, miró." ¿Mi bufanda? Estoy segura de que la deje aquí.Luggina nunca se cambiaba y ese día se le ocurrió hacerlo.Quitó su sombrero, seguida de las mallas, dejando la máscara puesta.Lucciano tení