Caroline mira por la ventana con una expresión meditabunda, como si su mente viajara a otro lugar. ─ Una vez luché contra un bendecido ─ ¿Y qué pasó? ─ ¿Qué crees?, casi muero, su sangre es toxica para mi ─ ¿Y por qué rechazaste la mía? ─ Dos razones ─ Dímelas ─ La primera, eres mi reina, no puedo aceptar tal cosa y la segunda… en el estado que te encontrabas, a medio recordar, tu sangre me hubiera matado ─ Y… ¿Qué hay de la sangre de los demonios o los ángeles? ─ Es casi lo mismo que la de los humanos, pero sabe horrible, es como comer comida descompuesta y la de los ángeles es veneno ─ Lenaya suspira profundamente, Caroline aun continuaba con la mirada fija en la ventana, frunce ligeramente el ceño al escuchar el tintineo de una copa. ─ Desnúdate ─ ordena Lenaya, Caroline se gira sorprendida por tal orden. ─ Desnúdate ─ repite Lenaya tranquilamente ─ ¿Estás loca? ─ No. Me debes lealtad y obediencia, así que desnúdate ─ con los dientes apretados y de malagana, Caroline se desnud
En la mansión, Lenaya corta la conversación con Caroline abruptamente, se tensa ante una extraña sensación que le hizo erizar cada bello de su cuerpo, lo mismo con Caroline. ─ ¿Sentiste eso? ─ pregunta Lenaya. ─ Están cerca ─ ¡Su majestad! ─ Darlen entra corriendo a la habitación de Lenaya. ─ Estoy bien, pero… ─ Están cerca ─ No, Darlen, ese poder está aún muy lejos, sin embargo, sea quien sea dueño de este poder, es sin duda alguien de tomar en cuenta. Caroline prepara la salida de Darién, ya sabes lo que tienes que hacer ─ Dalo por hecho ─ Caroline desaparece entre volutas de neblina negra. ─ Darlen, alista a los hombres, podrán estar lejos, no sabemos qué tan rápido se puedan mover ─ Como ordene ─ Darlen se retira a zancadas con una rápida reverencia. Aún más calmadas las amigas de Jessica, caminaban de regreso al auto, quejándose de lo apestosas que estaban y peleando por no haber hecho nada para salvar a su amiga Andrea, Flora se detiene en un claro, se da media vuelta
Con el sol despuntando en la mañana, un suave olor delicioso se colaba por el aire, la niña olfatea con sus ojitos aun cerrados, recordándole su estómago que no había comido quien sabe desde que hora, abriendo los ojos lentamente se encuentra con un hermoso paisaje, una cascada con una maravillosa caída formando un arco iris, unos emparedados y un vaso desechable de jugo de naranja, se levanta lentamente atenta a su alrededor, al no ver amenazas y sin pensarlo dos veces, toma el emparedado y come con avidez. Mientras comía se percata de unas risas que provenían del agua cerca de la cascada, la niña mira a su alrededor y observa a dos mujeres bañándose y otra preparando más comida, pero la mujer de ojos amarillos, ¿Dónde está?, Jessica nota que la niña se había despertado ofreciéndole una sonrisa, con ojos expectantes se mantenía quieta con el emparedado en la boca. ─ ¿Está delicioso? ─ pregunta Jessica, la niña asiente tentativamente. ─ ¿Quieres más? ─ la niña vuelve asentir.
Muchas horas pasaron en la sesión con Flora, gran parte de su conocimiento fue transmitido a todas las chicas, en cambio Adara mantuvo su concentración, fue lo bastante fuerte y estable para tener ocho años, como era de esperarse, era la hija de una Eterna. Flora corta sus vínculos lentamente, las muchachas se sintieron aturdidas pero felices, todo les daba vueltas. ─ Será todo por hoy, les sugiero que descansen ─ Ana trata de protestar, pero Flora le vuelve advertir sobre los riesgos de las sesiones, los peligros que acarrean en tratar de obtener todo el conocimiento de un solo golpe, una vez aclarado el tema, Flora decide que era ella quien debía conducir, pero antes de dar el primer paso. ─ ¿Qué pasó con el dueño del auto? ─ Quedó desnudo en algún motel ─ contesta Jessica. ─ Entonces será mejor que busquemos otra manera de movernos para no llamar tanto la atención, lo más seguro es que el auto esté siendo buscado por la policía ─ todas se miran a la cara. ─ Pero… ─ Tranquila J
Flora y Jessica con sus amigas y la niña Adara, llegan a un pueblo pequeño en busca de provisiones para el viaje, todos miraban con interés y aprensión a la extraña familia de tres señoritas, una niña y una anciana. Unas campanillas suenan al abrirse una puerta de una tienda, el vendedor presta atención a sus nuevas clientes. ─ Bienvenidas, ¿En qué les puedo ayudar? ─ Jessica se acerca con su nueva imagen, con unos vaqueros rasgados en las rodillas, una camisa de cuadros y una cola de caballo sujetando su negra cabellera y de ojos negros, le sonríe nerviosamente al vendedor mostrando sus dientes blancos y perfectos. ─ Hola, gracias, estamos buscando algunas provisiones ─ Jessica le muestra la lista al vendedor. ─ Una larga lista. ¿Largo viaje? ─ Eh… si, algo así, vamos a visitar algunos parientes ─ la niña se acerca al mostrador con algunos dulces. ─ Tía Jenny, ¿Puedes comprarme uno de estos? ─ No tengo tanto dinero Abby ─ Está bien querida, que los compre, yo pago la diferencia
Lenaya se vuelve a sobresaltar con el sentir de aquel poder. ─ ¿Ocurre algo? ─ pregunta Darlen ─ Están más cerca ─ comenta Lenaya con la mirada fija en la ventana. ─ ¿Es de él? ─ No, es alguien más, pero sea quien sea, debemos estar preparados. Informa a Sofía y a Wyatt en preparar la evacuación si es necesario ─ Darlen hace una reverencia antes de ponerse en marcha, por un instante los pensamientos de Lenaya se fueron con sus amigos, deseando que estuvieran bien en manos de Darién. Llegando a un restaurante de carretera de las que funcionan las veinticuatro horas, todas se bajan de la furgoneta, Carla se va para la parte de atrás a vomitar mientras que Ana le daba golpes por la espalda sujetándole el cabello, Adara miraba con ojos suplicantes, imploraba a Jessica en no volver a repetir lo sucedido en aquel pueblo ni mucho menos que vuelva a manejar de esa manera, Jessica consuela a la niña abrazándola con fuerza. ─ ¿Alguien quiere ir al baño? ─ pregunta Flora, la primera en
Rosa caminando de un lado a otro, trataba de calmarse respirando profundamente, pasando sus dedos por un buen cuidado y liso cabello negro, cuando ya se sintió más en control. ─ Ya vámonos, encontremos esa puta tumba y pintémonos de este puto lugar ─ pasando a un lado de Darién, ignorándolo por completo se dirigían a la puerta, José y Sebas iban detrás de Darién, y Darién detrás de las chicas, de pronto un cañón de una pistola se posa en la sien de Darién, todos se apartan asustados dejando a Darién en el centro de todo aquello, varios hombres sacaron sus armas apuntándole, gente se aparta y mujeres gritan asustadas, éste esboza una sonrisa socarrona. ─ Caballeros, no creo que sea sano para nadie apuntarme ─ pudo ver de reojo que era el hombre que había dejado inconsciente en la pista de baile. Las chicas no sabían que esperar, solo mirar, ¿era el fin de Darién?, Darién no paraba de burlarse de aquel hombre, los amigos de Lenaya solo observaban como si estuviese loco, éste e
La joven arqueóloga se alegra, más no lo demostró ya que algo no le cuadraba con el presunto grupo turístico, aunque las buenas noticias le hicieron sentir un gran alivio, por una parte. El solo tener una presencia como la de Darién le inquietaba un poco, era lindo, sí, pero daba miedo, pensó en sus ojos azul-plata y dudó por un momento si eran lentes de contactos o no, quiso preguntarle, pero al recordar su temperamento lo dejo así, Renata le pregunta el motivo de su viaje a Turquía, Youlin le cuenta sobre una reunión con unos colegas de oficio y que estaban interesados en explorar las cavernas de la Capadocia, sitios que aseguran que aún no han sido explorados, por un lado estaba entusiasmada, pero por otro, algo le decía que no era lo correcto, ya que con solo concertar una reunión en un club como el Turquía latín club, un club donde la mafia latina se reunía muy seguido, no le entusiasmaba, y más aún era de cuestionar ya que un presunto hombre de negocios patrocinaría la expe