Cuarto día de entrenamiento. ─ ¿Todo éste equipo es necesario? ─ protesta Harley. ─ Es necesario, son solo medidas de seguridad en la esgrima ─ informa el instructor con una cálida sonrisa. ─ Hace calor ─ Disculpe la intromisión, su Majestad ─ anuncia Darlen interrumpiendo el entrenamiento, Harley se quita la careta suspirando de alivio, mostrando un rostro algo sudado y algunos mechones de su cabello sueltos y pegados a su rostro, Darlen se postra delante de Harley, ─ ¿Ocurre algo? ─ Darlen informa que las primeras familias van haciendo acto de presencia. ─ La señorita Sofía y el joven Wyatt le solicitan en el salón ─ Harley asiente en silencio ante el recado. ─ ¿Cómo sigue Caroline? ─ Caroline será dada de alta ésta tarde ─ Bien, ¿Es todo? ─ Si, su Majestad ─ Señor Lucas, por favor, ¿Podría dejarnos a Darlen y a mí a solas? ─ Por su puesto, con su permiso, alteza ─ Harley invita a Darlen a ponerse de pie. ─ Camina conmigo, por favor ─ Como ordene ─. Saliendo al patio a dar una v
Tres de la madrugada, posiblemente ya en México estaría amaneciendo o quizás ya era de día, mirando por el amplio ventanal en dirección a la cripta siendo vigilada y alumbrada por unas antorchas en el umbral, Harley meditaba un poco más sobre su grandiosa idea. Bien, respira profundamente para tomar el valor, ella entraría ésta misma noche. Colocándose un abrigo para el frío, sale de su habitación, la gran casa se mostraba silenciosa a pesar de albergar varias familias, solo faltaban de tres a cuatro días más para que llegasen las otras restantes, pero ella entraría a esa cripta, ella quería ser su reina, la que tanto esperan y anhelan. Saliendo de la casa aparece Caroline entre las sombras vestida toda de negro, uniéndose al caminar de Harley, ésta parecía inmutarse o prestar atención en su presencia. ─ ¿No vas a esperar? ─ No ─ Como aquella vez ─ Tal vez… ¿Cómo te sientes? ─ Para ti excelente ─ ¿Y la verdad? ─ Bien, estoy más ansiosa por verla en pleno que no me importa nada ─
Harley, a cada paso que se acercaba, su mente comenzaba a dar vueltas, su mirada a hacerse cada vez más borrosa, y sus piernas más débiles, pero ella debía ocupar su lugar, ya no podía detenerse, basta de retrasar lo inevitable. Se encuentra con una puerta de piedra blanca, pulida como el mármol, sin picaporte ni ninguna manilla que se le parezca, el sudor recorriendo su frente, Harley entorna la mirada y fue cuando su mente dios más vueltas, para mantener el equilibrio, apoya una mano en aquella extraña puerta, ésta activa un mecanismo que comenzó a estremecer en ecos todo el pasillo, iluminándose la puerta en símbolos en un lenguaje extraño, pero que a su vez Harley podía entender y a la vez no, Darlen y Caroline miran a su alrededor, escrutando todo el lugar, Caroline esboza una amplia sonrisa llena de emoción y solemnidad, una sonrisa triunfal, su reina por fin volvería. ─ La ha abierto ─ murmuró con total asombro. De curiosidad a miedo se volvieron los rostros de los amigos
Saliendo de la cripta a paso señorial, Harley aparece ante su gente, la tormenta más calmada y más serena, solo una ligera lluvia caía sobre sus cabezas. Todos se postran al mismo tiempo delante de Harley. Rosa, Renata, José y Sebas no podían creer lo que sus ojos veían, a pesar de que era un punto en la distancia, supieron que fue Harley la que hizo acto de presencia delante de todos, más de mil personas delante de ella postrándose como una alfombra humana, luego aparecen Darlen y Caroline una en cada lado, Harley levanta las manos y todos levantan sus brazos, a un gran grupo se les iluminan las manos un sello con símbolos antiguos, de pronto sus ojos se vuelven blanquecinos al igual que sus súbditos, inesperadamente Rosa se percata que Renata se encontraba igual de postrada como los demás, Rosa preocupada sacude a su hermana para que reaccionara, pero sus esfuerzos fueron en vano, Rosa se sobresalta al ver como el sello brilla en la mano izquierda de Renata, Sebas la abraza apartándo
Una vez fuera del local, en la calle, Ana tira del brazo a Jessica llevándola a un callejón solitario, ésta protesta trastabillando por sus tacones, sin embargo, se deja llevar por su amiga. ─ ¡¿Qué pasa?! ─ ¿Qué coño ha pasado allá adentro?... Jessica, tienes que dejar a esa mujer de inmediato, ella es el diablo ─ Jessica se queda por uno segundos sopesando el comentario de Ana para luego reírse a carcajadas. ─ No es broma Jessica, ¿Qué te ha hecho esa… esa cosa? ─ a Jessica le costó unos segundos controlar la risa. ─ Nada, Ana, no me ha hecho nada ─ Parece que si ─ opina Clara con los ojos tan abiertos como platos. ─ Escuchen chicas, Flora me ha enseñado la verdad, esas cosas que hay en las iglesias y las religiones son pura m****a ─ No hables así, Jessica, suenas como una demente ─ protesta Carla. ─ ¿Acaso no lo vieron? ─ Si, lo vimos y eso no es nada humano… u… u… una persona que se levanta después de recibir un tiro, no es humano definitivamente ─ refuta Andrea señalando hacia el
Tal como había solicitado Lenaya, sus amigos fueron traídos ante ella, todos pudieron ver cuan intimidante e imponente lucía su amiga sentada en aquel extraño trono, como si hubiera sido hecho para ella. Rosa, aun nerviosa por la actitud de su hermana Renata, que al llegar se postra como los demás súbditos, Lenaya se percata de dicha actitud y frunce el ceño, repentinamente se levanta de su trono, todos en silencio, atentos, con mirada expectante ante cualquier reacción de Lenaya, baja lentamente a paso señorial los escalones, sus pasos haciendo eco en aquel gran salón. ─ ¿Harley? ─ pregunta Rosa dubitativamente con tristeza en los ojos. ─ No, pero sigo siendo yo, Rosa ─ contesta Lenaya con una serena sonrisa. ─ ¿Qué será de nosotros? ─ pregunta José. ─ Pueden quedarse si lo desean, son bienvenidos… en cambio a ti, Renata ─ Lenaya toma una mano de Renata. ─ Te libero de tu juramento… ─ Renata suplica para que no sea liberada luchando por soltarse del agarre de Lenaya, pero e
Durante la noche, las amigas de Jessica se mantuvieron en constante entrenamiento, los mismos pasos que Flora había hecho con ella, ahora ella se los hacía a sus amigas, aromatizando y haciendo té con las hierbas y usando las piedras en lugares estratégicos para canalizar sus energías, fue una noche larga para todas, sin embargo, no se sintieron cansadas, más bien la emoción de saber de lo que eran capaces de aprender y hacer les cortaba todo sueño o cansancio. Las primeras horas fueron explicaciones, risas y bromas. ─ Chicas, presten atención, al primer momento sentirán una leve corriente recorrer su cuerpo, solo piensen el cómo se sintieron cuando lo hicieron por primera vez, esa corriente que pasó por su cuerpo y luego se dejaron llevar por el momento ─ las chicas se miraron las caras las unas a la otras algo confundidas. ─ Ahora cierren sus ojos ─ solo fue cuestión de unos segundos, Andrea comenzó a fingir un orgasmo, todas ríen a carcajadas. ─ Ya chicas, parad, déjense de ch
Un auto se detiene al lado tocando la bocina, se baja el cristal. ─ ¿Las llevo preciosas? ─ las chicas se miran a las caras, escrutan el auto en cuestión, un Pontiac Clásico, era un hermoso auto, no es que ellas supieran de modelos o cosas así, solo la música si la reconocieron a todo volumen, sonaba algo de Busta Rhymes, sonríen en complicidad, luego abren las portezuelas del auto para abordarlo. ─ ¿Y bien?, ¿A dónde se dirigen? ─ pregunta el joven, que a juzgar por Jessica y las muchachas, era un pequeño idiota jugando a ser un chico malo de los suburbios, de piel oscura, cabello trenzado y sujeto en dos coletas, fumaba hierba, luces de neón dentro del auto, debajo y en las ruedas, y un buen equipo de sonido, y en él sonando música urbana, el auto se pone en marcha y las chicas riendo con algo gracioso mencionado por el joven incauto. Siete de la mañana, Jessica se detiene en una gasolinera, ¿Dónde estaba el joven incauto?, las chicas se adentran al local para comprar algu