Harley, a pesar de estar cansada, no podía dormir, su gran habitación iluminada por velas no le inspiraba nada de sueño, no quería encender las luces, quizás con un tono mortecino de luz le daría ganas de dormir, pero solo daba vueltas en la cama, inquieta, una gran cama amplia con dosel y cortinas de seda blanca mate, una cama que prácticamente podían dormir los cinco, almohadas rellenas con plumas de ganso, moquetas importadas de Turquía, su propio baño amplio con jacuzzi, biblioteca y su cuarto de entretenimiento, inclusive hasta su propia cocina de línea blanca. ─ ¿Esto es un cuarto o una casa dentro de una? ─ pensó Harley sentándose en la cama, quiso prender la televisión de plasma pantalla de cine, pero pensó detenidamente, si con la cama tan grande y cómoda no podía dormir, la televisión no sería de gran ayuda, de pronto una sombra se aparece en un rincón de la gran habitación. ─ ¿No puedes dormir? ─ ¡Caroline! ─ contesta Harley con un respingo. ─ Casi me matas del su
Los primeros rayos de sol se hicieron sentir, el club ya estaba cerrado y los trabajadores salían por la puerta trasera con el mismo son de un zombie por la monótona rutina, el amigo de Richard contaba el dinero en una de las mesas de todo lo que se había hecho esa misma noche, firmando unos cuantos pagarés de algunos de sus empleados, y después de revisar algunas facturas, se enfila para la oficina de Richard a darle la noticia, toca a la puerta, nadie contesta, ¿se habrá quedado dormido?, abriendo la puerta con cautela para no despertarlo, los papeles y el dinero se le caen de las manos horrorizado ante aquella visión, algo con que jamás se topó en su vida, Richard acostado en un sofá, desnudo, con el pecho abierto sin su corazón, con su piel desecada como una momia, la expresión de su cara fue lo que más lo impactó, su rostro con la boca abierta, mostraba el verdadero horror vivido antes de morir. ─ Te esperaba ─ dijo una voz que fue casi un ronroneo, aquel hombre de color se
Una vez terminado el desayuno, se llega al acuerdo de que los amigos de Harley ayudarían con ciertos adiestramientos con la supervisión de Darlen y Caroline, la primera parte del itinerario de Harley fue pautado media hora después del desayuno, la cual, era montar a caballo, por ahora en éste punto, solo se encargaría Caroline, los amigos de Harley decidieron acompañarla para darle ánimos; durante el camino hacia los campos de equitación, Harley se sorprende por la cantidad de personas que residían en aquellas tierras, trabajadores, aspirantes y combatientes, siempre entrenando y trabajando, y cuando notaban la presencia de Harley, estos se detenían para ofrecerle una profunda reverencia, Caroline le explicaba durante la caminata las distintas áreas designadas para cada tarea, también les propone, si ellos están de acuerdo, en alistarse en algunas de las áreas para colaborar en la manutención de las tierras o prepararse como combatientes, o si tenían alguna idea para anexar en el
Durante la espera, Harley pensó que, si devorando la carne humana Caroline podía curarse más rápido, quizás la sangre podría surtir casi el mismo efecto, Harley sin dudar ni un segundo más le ofrece su brazo a Caroline, ésta lo observa y con el ceño fruncido lo aparta, ella no quería su sangre, Harley vuelve a ofrecérselo, pero Caroline niega aun gorgoteando sangre negra de su boca, José observando la intención de Harley, éste comprende la situación. ─ ¡Que tome la mía! ─ propone José, Harley lo mira con asombro, y con navaja en mano, José se corta la palma mostrando una ligera mueca de dolor; las gotas comienzan a caer en la boca de Caroline, el olor de la sangre inunda las fosas nasales de forma embriagadora y el rostro de Caroline se va contorsionando en algo demoníaco, José casi entra en pánico, no obstante, trata de calmarse, si Harley no tiene miedo él tampoco, una lengua larga bífida se desliza acariciando la mano de José para aprovechar cada gota de la herida, los dientes
Flora toma su abrigo con una sonrisa llena de satisfacción. Su primera victoria en los negocios. Sale de la oficina, la luz del sol llama el atardecer y Flora se enfila a dar un paseo, una extraña sensación como una leve corriente le recorre el cuerpo, Flora mira hacia el horizonte, en dirección de donde provenía aquella sensación, frunce el ceño, pero no le presta atención y prosigue su andar. Ocho de la noche y Flora camina por unas calles solitarias, recordando las cosas que había visto, cuantas diversidades de personas se encuentran hoy día, la actualidad es como una jungla, pero diferente, muchas personas como tribus conviviendo una cerca de la otra, mujeres y hombres con sus cuerpos lacerados con adornos y sus cabellos con unos estilos y colores muy particulares, vestimentas con cadenas, ¿a quién le gusta estar envuelto en cadenas?, sus rostros pintados en negro y blanco, escuchando música algo estridente para su gusto, nada como la música del siglo XV y XVI, otras tribus m
Cuarto día de entrenamiento. ─ ¿Todo éste equipo es necesario? ─ protesta Harley. ─ Es necesario, son solo medidas de seguridad en la esgrima ─ informa el instructor con una cálida sonrisa. ─ Hace calor ─ Disculpe la intromisión, su Majestad ─ anuncia Darlen interrumpiendo el entrenamiento, Harley se quita la careta suspirando de alivio, mostrando un rostro algo sudado y algunos mechones de su cabello sueltos y pegados a su rostro, Darlen se postra delante de Harley, ─ ¿Ocurre algo? ─ Darlen informa que las primeras familias van haciendo acto de presencia. ─ La señorita Sofía y el joven Wyatt le solicitan en el salón ─ Harley asiente en silencio ante el recado. ─ ¿Cómo sigue Caroline? ─ Caroline será dada de alta ésta tarde ─ Bien, ¿Es todo? ─ Si, su Majestad ─ Señor Lucas, por favor, ¿Podría dejarnos a Darlen y a mí a solas? ─ Por su puesto, con su permiso, alteza ─ Harley invita a Darlen a ponerse de pie. ─ Camina conmigo, por favor ─ Como ordene ─. Saliendo al patio a dar una v
Tres de la madrugada, posiblemente ya en México estaría amaneciendo o quizás ya era de día, mirando por el amplio ventanal en dirección a la cripta siendo vigilada y alumbrada por unas antorchas en el umbral, Harley meditaba un poco más sobre su grandiosa idea. Bien, respira profundamente para tomar el valor, ella entraría ésta misma noche. Colocándose un abrigo para el frío, sale de su habitación, la gran casa se mostraba silenciosa a pesar de albergar varias familias, solo faltaban de tres a cuatro días más para que llegasen las otras restantes, pero ella entraría a esa cripta, ella quería ser su reina, la que tanto esperan y anhelan. Saliendo de la casa aparece Caroline entre las sombras vestida toda de negro, uniéndose al caminar de Harley, ésta parecía inmutarse o prestar atención en su presencia. ─ ¿No vas a esperar? ─ No ─ Como aquella vez ─ Tal vez… ¿Cómo te sientes? ─ Para ti excelente ─ ¿Y la verdad? ─ Bien, estoy más ansiosa por verla en pleno que no me importa nada ─
Harley, a cada paso que se acercaba, su mente comenzaba a dar vueltas, su mirada a hacerse cada vez más borrosa, y sus piernas más débiles, pero ella debía ocupar su lugar, ya no podía detenerse, basta de retrasar lo inevitable. Se encuentra con una puerta de piedra blanca, pulida como el mármol, sin picaporte ni ninguna manilla que se le parezca, el sudor recorriendo su frente, Harley entorna la mirada y fue cuando su mente dios más vueltas, para mantener el equilibrio, apoya una mano en aquella extraña puerta, ésta activa un mecanismo que comenzó a estremecer en ecos todo el pasillo, iluminándose la puerta en símbolos en un lenguaje extraño, pero que a su vez Harley podía entender y a la vez no, Darlen y Caroline miran a su alrededor, escrutando todo el lugar, Caroline esboza una amplia sonrisa llena de emoción y solemnidad, una sonrisa triunfal, su reina por fin volvería. ─ La ha abierto ─ murmuró con total asombro. De curiosidad a miedo se volvieron los rostros de los amigos