Es el año de 1912, Rusia, la época de la explotación de la era industrial, el futuro llamado siglo XX, grandes edificios con enormes chimeneas soltando grandes bocanadas de humo, los primeros autos, toda una avalancha de creatividad y novedades para el nuevo milenio; una joven camina sin alguna dirección aparente a la cual llegar, solo esconderse para protegerse del inclemente frío del duro invierno, las calles atestadas de personas corriendo de un lado al otro, saliendo de sus trabajos apresurados y deseosos a llegar a sus hogares, la joven muchacha cruza por unas de las esquinas de la ciudad de San Petersburgo, frotándose las manos y soplándoselas para entrar en calor. ─ ¡Ivana!, ¡Ivana! ─ grita un hombre en una esquina, la muchacha se gira al ver que éste le hace señas para entrar en un edificio abandonado, un antiguo teatro derruido, la muchacha cruza la calle al trote mirando a ambas direcciones y entra al edificio. Dentro se encontraban otros dos más tratándose de mantener
Reporteros tomando declaraciones y fotografiando el lugar, mirones rodeando la cinta de seguridad, policías y detectives realizaban su trabajo de investigación, interrogando al celador y otros presuntos testigos, revisando evidencias, tomando notas; ya el cuerpo de Lilian había sido retirado. Los murmullos de las personas compadeciéndose de Lilian, hicieron sentir a Ivana enferma, personas que nunca la conocieron, ni mucho menos trataron con ella, sin embargo debía darles crédito a lo que decían, era la mujer que les daba trabajo, conocía gente, y era de buen corazón, ¿Quién pudo haber hecho tal monstruosidad?, ¿Cómo pudo suceder si Lilian era una mujer fuerte?, ella podía defenderse de un hombre o dos, se preguntaban entre la multitud, incluyendo Ivana, sin embargo alguien contestó desde atrás, oculto entre algunas personas, la cual misteriosamente solo lo pudo oír Ivana. ─ Fue un mensaje ─ Ivana abre los ojos como platos de asombro y comienza a buscar entre la gente detrás de e
Poco a poco Ivana va recobrando la conciencia gimiendo de dolor, con su mirada algo borrosa, no pudo distinguir a su captor, una ceja rota marca el lugar donde fue golpeada; en el borde de la inconsciencia, Ivana logra percatarse de una sombra que vuela por los aires golpeando una pared distante con ruido sordo, luego todo se puso negro otra vez. ─ *Ivana… ¡Ivana!* ─ repetían su nombre en la distancia como un eco lejano. ─ ¿Estás bien?, Ivana, mírame, abre los ojos ─ instaba la voz chasqueando los dedos, Ivana parpadea varias veces tratando de sacudir su cabeza para reaccionar y centrar sus pensamientos, pero le era imposible. ─ Que bueno que te encontré a tiempo ─ añadió la voz en un tono de preocupación y alivio cortando las sogas que la ataban a una farola inservible. ─ Don… donde… ¿Dónde estoy? ─ pregunta Ivana ebria por el golpe. ─ Estás a salvo, te llevaré al teatro ─ Gracias, Zack ─ dijo Ivana desmayándose nuevamente en los brazos de aquel desconocido. A la mañana sig
Aun marcando distancia en el pequeño camerino, se acomoda el cabello, sudando, se mordía las uñas mirando constantemente el colgante que aun brillaba sobre el cuello de Kiev. ─ Esta mierda no me puede estar pasando a mí, si soy solo una huérfana ─ farfullaba Ivana para si misma mirando a todas partes con nerviosismo. ─ ¿Vendrás? ─ pregunta Kiev nuevamente con mirada expectante. ─ Ve, ve, verás, a mí se me enseñó a no salir con extraños, me, me, me, ¿Me entiendes? ─ Si no somos extraños, somos parientes. ─ ¡YA!, basta de esa Mierda de que somos parientes ─ ¡Pero si es la verdad!... el diario de Mónica… ─ ¡A la mierda el diario!, y ¡sí!, ya sé que el diario de Mónica dice un montón de porquerías sin sentido… a… a… a ver, ¿Qué más dice ese tal diario? ─ Que Paola, o sea tú, la dejaste a responsabilidad de muchas cosas, un conocimiento prohibido, y que ahora reposa en Portugal y solo tú puedes acceder ─ ¡¿Cómo?!, ¿Qué quieres decir?, ¡¿Quieres que viaje a Portugal?!, ¡si ni tengo un
Par de horas más tardes, llega Krügger con Zackaeff discutiendo por la irresponsabilidad y el descuido de haber dejado salir a Ivana a tan altas horas de la noche, desde luego Krügger trataba de excusarse a su manera, no obstante, en el corazón de Ivana, sintió un alivio al escuchar las voces de sus amigos que tanto quería como una familia. ─ ¿Ves?, te dije que nada le había pasado ─ señaló Krügger con las manos extendidas hacia Ivana. ─ Esa no es excusa, Krügger, era de noche y fue peligroso, pudo haberle pasado algo ─ Pero no me pasó nada ─ refuta Ivana en respuesta abrazándolos a ambos con cariño, Zack le frunce el ceño. ─ Pero pudo haberte pasado… ¿Y ese golpe? ─ No es nada, me caí… estoy bien, ya pueden estar tranquilos ─ contestó Ivana enmarcando el rostro de Zackaeff y el de Krügger en sus manos como si fueran niños pequeños. Una vez todo un poco más calmado, Ivana se le antoja por preguntar tirándose sobre el sofá levantando una nube de polvo. ─ ¿Qué hay para comer?, muer
Ivana se baja de un brinco de la ruma y camina hacia la sección de comercios portuarios, Zack no despegó ni por un instante la mirada de Ivana mientras envolvía el cuchillo, se lo guarda nuevamente en su bolsillo, en ese momento, Chad y Krügger salen de la oficina. ─ ¿Y bien?, ¿Qué dijo? ─ Tienen trabajo para nosotros ésta tarde, un carguero de peces llega a las tres, nos quieren a esa hora en el muelle de carga veintitrés ─ informa Krügger. ─ Y… ¿Qué hay para Ivana? ─ Nada, muchacho ─ responde Chad y añadió. ─ Tendrá que conformarse con lo que hagamos nosotros ─ Sabes que a ella no le gustará la idea, si trabajamos, trabajamos todos ─ refuta Zack. ─ ¿Y dónde está ella? ─ pregunta Chad percatándose de la ausencia de Ivana, Zack encogiéndose de hombros con las manos en los bolsillos de su abrigo, trata de dar una explicación. ─ Bueno… he… verán, ella… ─. Ivana corre entre las calles, angustiada, pensando cómo hacer para buscar las pocas cosas en el teatro, sus pertenencias,
Llegando a la habitación, Katherine se sienta al lado de Ivana para atender la herida mientras Kiev empaca lo necesario. ─ ¿Y cómo coño me sacarás de aquí? ─ pregunta Ivana más como un gruñido que otra cosa con los dientes apretados. ─ Por eso no te preocupes, tengo tus papeles listos, solo es abordar y ya ─ Suena fácil, ¿Cómo lo hiciste?, ¿Con magia? ─ No… le pagué a alguien para que los tramitara sin preguntar ─ Debes limpiarte el culo con billetes de otro país ─ Ivana… ─ No enderezaré mi forma de hablar porque tu quieras, ¿De acuerdo?, solo sácame de ésta maldita pocilga de una puta vez ─ Katherine ahoga una risa, Ivana gruñe otro montón de improperios, ésta vez en contra de Katherine que limpiaba la herida, ésta solo se disculpa con sonrisa traviesa y mitad apenada. ─ Para ser Paola te quejas demasiado ─ comenta Katherine sin dejar de atender la herida. ─ Ya te lo he dicho, no soy ninguna Paola ─ Eso lo veremos ─ refuta Kiev mirando por la ventana levantando levemente la cort
Ivana también asiente en confirmación prosiguiendo al abordaje del barco, habían dos hombres, uno recibiendo los boletos, otro haciendo las inspecciones pertinentes de equipaje y pasajeros, el viaje sería primera clase, uno de los hombres queda confuso al ver la apariencia y las fachas de Ivana al mostrar un pasaje de primera clase junto con sus papeles. ─ ¿Qué?, ¿No puedo darme el lujo? ─ Está bien, es una tía lejana, se crio en las granjas ─ se excusó Kiev, el hombre enarca una cesa dubitativamente aceptando el boleto, lo marca y se los devuelve dándole acceso al abordaje, Ivana le ofrece una sonrisa desdeñosa. Llegan al camerino, Kiev deja la maleta al lado de una de las camas, Ivana se tira sobre otra, disfrutando lo cómoda, lo acolchada y lo suave de sus sábanas, gimiendo de gusto, Kiev escribe unos símbolos extraños en la entrada, Ivana con mirada curiosa se acerca y frunce el ceño ante curiosas marcas, solo que… ─ No, no, no, lo estás haciendo mal ─ Kiev queda atónito