Los siguientes días fueron de ensueño para Nancy. Cada vez que Mason llegaba al restaurante, su día se pintaba de colores y un sentimiento nuevo y desconocido crecía en su pecho.Disfrutaba hablar con él así fuesen por escasos minutos, pero no pasaba nada más entre ellos y de pronto se vio preguntando si solo sería una bonita amistad o habría algo más. No quería precipitarse de los hechos, pero cada día a ese hombre le gustaba más y más.—¿Estás libre hoy? —la chica le preguntó a su hermano mayor—. Dime que sí.—Sí, sí lo estoy. ¿Qué sucede?—No puedo ir al restaurante. Debo hacer un reportaje y tengo que empezar las investigaciones desde hoy.Liam puso una mano en el hombro de su hermana y le regaló una sonrisa tranquilizadora. Nancy lo miró con fijeza, dándose cuenta de que su hermano se parecía a su padre cada día que pasaba.—No te preocupes, iré al restaurante a ayudar a la abuela. Tú realiza tus trabajos sin presión alguna.—Gracias.—No agradezcas. Recuerda que somos un equipo
Con el corazón latiendo muy deprisa y las mejillas sonrojadas, Nancy se separó de Mason y entró a la casa. Dejó el hermoso ramo de flores en un jarrón con agua antes de salir de nuevo y partir con el hombre hacia su lugar favorito en el auto de su hermano.Los primeros minutos de recorrido en el auto fueron en silencio. Nancy todavía estaba azorada por el repentino acercamiento y esa suavidad tan electrizante tras el roce de sus labios en su mejilla, y Mason no dejaba de pensar en la suavidad de su piel, en lo bien que olía su perfume y en esa explosión de emociones que lo estaban gobernando de manera arrasadora y poderosa.Cada uno estaba tan sumido en sus pensamientos y en las reacciones de su ser, que eran ajenos a lo que provocaban en el otro. El gusto y la atracción era palpable en el ambiente, aun así, pensaban que su sentir no era reciproco.—¿Estamos saliendo de la ciudad? —inquirió Mason, rompiendo el silencio.—Sí —Nancy le dio una mirada rápida antes de volver la vista al f
Mason no supo cómo reaccionar de momento, en definitiva, sí que lo había tomado con la guardia baja. Pero sentir la presión suave y cálida de sus labios, su aliento fresco mezclarse con el suyo y la invitación clara a devorar su boca como tanto lo deseaba, detonó en su ser una intensa explosión de sentires. —Lo siento, yo… —se excusó ella, alejándose de él ante su pasmo.Pero Mason no le permitió alejarse más de él. La tomó de la nuca y la acercó con una fuerza poderosa y alucinante a sus labios, apoderándose de ellos con gran urgencia y necesidad.Se abrió paso entre los labios de la chica con su lengua, acariciando con suavidad y gusto su boca, antes de dejar toda su pasión en un beso cargado de ganas y humedad.A Nancy se le agotaba el aire con cada roce frenético de labios, pero envuelta entre la calidez y humedad de su boca, se dejó llevar por todas las sensaciones que estaban explotando en su interior sin parar.Sentía que la piel le ardía, que su corazón latía con poca normal
—Todo indica que eres de lento aprendizaje en asuntos del amor —Carla se burlaba de su amiga, mientras esta hundía el rostro en la almohada—. Es más que obvio que ese hombre te quiere en todas sus letras y no solo para jugar a las manitas sudadas.Nancy no sabía qué pensar. La había pasado tan bien hacia unos días con Mason, pero ahora nada nublaba su cabeza y no sabía si aquella relación, si es que le podía llamar así, terminaría bien para ella en un futuro.—No me quiero enamorar y luego sufrir su ausencia. Sabes bien que él se va a marchar muy pronto.—Enamorarse y sufrir es inevitable, pero al menos haz que valga la pena. Disfruta lo que más puedas el tiempo que tenga que durar. Cuando todo haya acabado, me convertiré en tu paño de lágrimas.—Oh, eso no me da ni un poquito de moral.Carla soltó una risita y se tiró en la cama junto a su amiga. Nancy la miró y un silencio cómodo las rodeó mientras pensaban en sus situaciones.—Quisiera que las cosas fuesen diferentes, pero ese fue
Las dos parejas salieron en un auto alquilado hacia el bar. Los cuatro estaban emocionados, después de todo, disfrutar y salir de la rutina era lo que más ansiaban.Nancy no sabía lo que sucedía entre Carla y Roque, ya que muy poco su amiga le había hablado de ellos, pero veía el interés en el hombre y que ella no le era para nada indiferente. Desde su lugar vio cómo se daban miradas y como las sonrisas iban y venían.Llegaron al bar karaoke y Carla se llevó a su amiga del brazo por delante, dejando a los dos hombres con las ganas de tomar a su respectiva pareja ya fuera del brazo o la cintura.—Esta noche es la noche, Nan. Y por favor, no me vayas a salir con tu moralidad barata porque dejas de ser mi mejor amiga. Tú solo disfruta de ese papacito.—¿De qué hablas?—Ay, amiga mía, no te hagas porque no te creo es pero nada.Nancy hizo silencio, dándole una mirada disimulada a Mason.—No sé qué hacer y lo sabes. Yo no tengo experiencia de ese tipo, menos con alguien que sabe lo que hac
Estar cerca de Nancy, besarla, abrazarla y brindarle caricias cuando el deseo lo nublaba, estaba resultando una labor titánica para Mason.Después de la salida al bar karaoke la vergüenza los había gobernado, por lo que no se atrevieron a tocar el tema, pero de manera indirecta, cada vez que se besaban y se perdían en su pasión desaforada y sus deseos contenidos, pensaban en qué pasaría si permitieran dejarse ir por todo lo que sus cuerpos y mentes anhelaban. No sabían cómo reaccionaría el otro, aunque también querían un momento único y especial.Nancy quería que todo fuese perfecto, romántico y bajo la confesión de su amor. Pensaba que Mason era el hombre indicado y no le importaba si faltaban pocos días para que se marchara. Ella se quería entregar en cuerpo y alma, así como ya había entregado su corazón.Para Mason era todavía más difícil, porque no se había dado cuenta en qué momento esa mujer preciosa de piel canela y mirada pura se había adentrado tanto entre su piel y su alma.
—Estaba muy preocupada por ti —se separó de sus labios y lo miró a los ojos.—Perdóname por no llamarte antes —sonrió, acariciando su mejilla—, pero tenía bastante trabajo acumulado y atrasado y debía hacerlo.—¿Qué tipo de trabajo era? ¿Necesitas ayuda?—Papeleo aburrido, pero importante, según mi superior.—Oh...Mason sonrió, entrelazó sus manos y la adentró a la habitación con el corazón latiendo con gran fuerza.Nancy se apresuró a servir la cena para que los dos comieran de lo que había traído. Se sentaron en la cama y hablaron de todo lo que había sucedido en esos tres días que no se vieron. Cenaron uno junto al otro y sus corazones se sintieron en calma al estar así de cerca.Ahora que se necesitaban tanto, no sabían cómo hacer cuando todo llegara a su fin...—Gracias por traerme la cena, estuvo deliciosa. No debiste molestarte.—No es molestia, créeme —sonrió tímida—. Además, quería estar contigo.Mason la tomó del rostro con suavidad y besó sus labios una vez más, perdiéndos
Mason acarició su hendidura de arriba abajo, causando temblores y finos gemidos en Nancy que no dejaba de mirarlo a los ojos y morderse los labios en un intento infructuoso de acallar su voz. Pero es que esa vaga caricia era más de lo que había imaginado.En el afán de conocer su cuerpo, se había tocado en el pasado, pero nada se podía comparar al toque de un hombre. Sus dedos no se sentían igual a los de él, que parecían emitir fuego y electricidad de otro mundo.La humedad y el calor se intensificaron a medida que los dedos de él se deslizaban con suavidad por su intimidad sin llegar a penetrarla. Lo hacía con la malicia viva de enloquecerla, algo que estaba logrando, ya que Nancy gemía y movía la cadera en una clara señal de que quería un contacto más profundo.Mason se apoyó de su brazo y la tocó a conciencia, observando las expresiones de su rostro y esa forma en la que poco a poco se iba deshaciendo en su toque. Quiso grabar en sus pensamientos la forma en que separaba los labio