Los días empezaron a pasar con velocidad para Nancy y Mason, que solo deseaban que fueran lentos para poder disfrutarse sin reservas. Pero sabían que el día para que él se marchara estaba cerca, por lo que no perdieron el tiempo, y en cada segundo que tuvieron libre, profesaron su amor sin mascara ni vergüenzas.Las elecciones por fin llegaron para tormento de dos corazones enamorados. El día estuvo ajetreado para Mason, que debía proteger al candidato más odiado y querido de la población.Debía irse al siguiente día, cuando todo acabara y ya no tuvieran a quién custodiar. pero él no quería irse todavía y convenció a su superior para que le diera un día más, de esa manera podía despedirse de Nancy.La cabeza de Mason estaba hecha un lío, no sabía qué decisión tomar, si tomar el riesgo con la mujer que su corazón había elegido o volver a su vida olvidándose de lo que había sucedido con ella. De momento debía regresar a casa, estar con su familia y pensar con calma lo que quería para su
Los primeros días que estuvieron lejos no dolió tanto como creían, quizás porque hablaban la mayor parte del tiempo o se hacían videollamadas que duraban horas, pero cuando las semanas empezaron a pasar y Mason retomó sus entrenamientos en la base, la comunicación escaseó considerablemente y allí fue donde la extrañeza comenzó a ser notoria. Nancy también tenía poco tiempo, ya que Liam no pudo seguir ayudándolas en el restaurante o corría el riesgo de perder su trabajo.Se hizo cargo con su abuela y su hermana menor, pero el tiempo la estaba volviendo presa en dos mundos paralelos. Por un lado, estaban sus estudios, no podía dejarlos abandonados por más que se sintiera agotada. Y tampoco podía darle la espalda a su abuela, ella la necesitaba aún.Y su corazón estaba en medio, sintiendo vacío, extrañeza y algo de tristeza por no poder amar como tanto lo anhelaba.Sus sueños era que su abuela descansara, se lo merecía después de tanto sacrificio, pero aun no podían cerrar el restaurante
Nancy empezó a preocuparse de más cuando los días pasaron y no había noticias de Mason. Pensaba en lo peor, pero se sujetaba a la fe de que todo estaba bien con él y que solo era parte de su miedo y paranoia que le jugaba en contra.Si no se había comunicado era porque debía estar ocupado e incomunicado, de lo contrario, ya le hubiese enviado un mensaje, aunque sea. El mismo se lo había dicho antes, que posiblemente le darían una misión en un lugar desértico en el cual no había buena señal.Pasaba sus días entre el restaurante y la universidad, llenándose de trabajo y más cansancio para no pensar en nada malo. Su corazón le decía que Mason estaba bien y que pronto volvería, pero su mente le jugaba sucio y le daba escenarios terroríficos que la mantenía en un limbo y una constante zozobra.Carla solía animarla, al igual que su familia y Trevor, pero ella necesitaba verlo, escuchar su voz, asegurarse de que estaba sano y salvo. Necesitaba de sus brazos y de su fuerte agarre, más en ese
—Nancy.La chica soltó un largo suspiro antes de limpiar las lágrimas que habían caído de sus ojos y se giró al escuchar el llamado del hombre.Roque la miró sin saber cómo empezar a hablar, por lo que solo extendió el sobre que tenía en sus manos y era para ella.—¿Está bien? —inquirió, viendo del hombre al sobre en sus manos—. Al menos quiero saber si lo está.—Lo está —insistió y ella recibió el sobre con el corazón latiendo con mucha fuerza—. Ahí te explica por qué no ha podido llamarte. No creas que no ha tenido intención alguna de hacerlo, pero en el lugar que está no hay buena comunicación.—Gracias —fue lo único que ella dijo, dándole un abrazo a Roque y salió de la cocina.Se despidió de su amiga y le dijo que disfrutara mucho de los días que iba a compartir con Roque, asegurándole a la rubia que estaba bien luego de que la increpara al verla tan afligida y con el rastro del llanto en sus mejillas.De camino a casa no dejó de pensar en las palabras que el militar le había dic
Mason terminó de acicalarse y se apresuró a salir del campamento antes de que el camión lo dejara. Era su día libre junto al de otros dos soldados, por lo que no iba a dejar pasar la oportunidad para descansar, en especial, para llamar a su familia y a esa chica que no había abandonado sus pensamientos ni un solo día.Había pasado más de un mes en los adentros de una selva, por lo que se preguntaba a diario si Nancy seguía pensando en él, así como se lo había hecho saber en las dos cartas que le había enviado. Ese fin de semana no le escribiría, puesto que le daría la sorpresa haciéndole una llamada.Necesitaba escuchar su voz, porque sentía que ya no recordaba cómo sonaba.El pueblo más cercano quedaba a tres horas del campamento en el que estaban. Hacía mucho tiempo no cumplía una misión en un lugar tan apartado, por lo que empezaba a extrañar cosas simples de la ciudad, tener contacto constante con más personas y no estar tan incomunicado como lo estaba en la selva. Por más que bus
Nancy estuvo toda la tarde con Trevor trabajando en su reportaje, por lo que no había tenido tiempo siquiera de mirar su teléfono. Ahora el fotógrafo invitaba a la chica a comer algo ligero sentados en una banca en el parque mientras el atardecer hacía su espectáculo de colores en el cielo.Entre más la miraba, más se sentía atraído por ella. No entendía por qué antes no se había fijado en sus hermosos ojos grandes y brillantes, en esa sonrisa tan dulce que le hacía latir con fuerza el corazón y, en especial, cómo había sido tan tonto de no darse cuenta en que tenía curvas mortales para todo aquel que las viera. Le gustaba de pies a cabeza y no permitiría que otro hombre se quedara con ella.—Aquí tienes tu hamburguesa doble carne —le entregó a la chica, dándole una sonrisa divertida—. Tengo una duda.—¿Cuál?Nancy abrió la hamburguesa ajena a los pensamientos del hombre y le dio un gran mordisco, deleitándose con los sabores y soltando un gemido satisfactorio que tensó a su receptor.
La lluvia repiqueteaba con fuerza en la ventana y afuera hacía un frío del infierno que calaba hondo en los huesos de las personas. Nancy, que observaba la copiosa lluvia con una taza caliente de chocolate en sus manos y cubierta con una manta de algodón por los hombros, soltó un largo y profundo suspiro mientras se dejaba gobernar por los recuerdos de sus padres. El cielo estaba cubierto de un nebuloso manto gris y así como el día se sentía frío, triste y solitario, así mismo se sentía ella. Hacía días no sentía ese sentimiento que la llevó a ser una chica solitaria y esconder su dolor tras una sonrisa, pero de nuevo lo estaba sintiendo y ahora era más intenso que antes y no lograba entender por qué el dolor en su pecho persistía.Tal vez era porque extrañaba en demasía a sus padres y quería que la vida fuese como cuando era una niña y ellos estaban para darle ánimos y fuerzas. Quizás se sentía agotada física y mentalmente de la universidad y de trabajar arduamente en el restaurante
La casa de campo de los padres de Carla era pequeña, pero bastante acogedora para la opinión de todos. Quedaba a las afueras de la ciudad y estaba rodeada de un inmenso campo y un pequeño lago.Solían ir allí cuando eran pequeños a celebrar algún cumpleaños o pasar las festividades. Nancy recordó que la última vez que estuvo en la casa de su amiga fue cuando su madre cumplió años.Habían pasado varios años de eso, así que fue inevitable no llenarse de recuerdos y sonreír con nostalgia ante ellos.Soltando un suspiro, tomó sus maletas y entró a la casa seguido de su abuela y el resto de su familia. Todos estaban emocionados, después de todo, hacía mucho que no tomaban unas pequeñas vacaciones. La más animada y que correteaba por todo el lugar era Victoria, emocionada de ir a explorar los alrededores y la casa misma.Cada uno se instaló y acomodó sus cosas. En la tarde irían al lago a pasar un día relajante, alimentando los patos y jugando juegos de mesa como en los viejos tiempos.Cier