Han pasado más de tres horas desde que papá cayo inconsciente en mis brazos.
Me sentí impotente, insegura, volví a ser una niña pequeña mientras trataba de traerlo de vuelta y al no lograrlo, lo puse lo mejor que pude sobre el suelo y llamé a urgencias. Fue un suplicio esperar una ambulancia, igual o mayor a la que siento ahora.
A pesar de todo él es mi padre y así hayan pasado diez años sin ha lar e, diez años donde fui un bicho raro para él y mamá, yo nunca dejé de quererlos.—Ángela, toma esto
Su respiración es lenta y pausada. Su pecho sube y baja con lentitud dejándome admirar sus músculos relajados, su miembro —aunque no esté erecto— demuestra lo bien dotado que esta y lo mucho que puede hacer gozar a cualquier mujer, a mí actualmente. Carter dormido es un espectáculo que cualquier mujer desearía ver y segura como el infierno que debería sentirme afortunada por estar aquí y aunque lo sienta, el “te amo” que salió de sus labios anoche me tiene confundida.¿No debería estar feliz de que un hombre como él me ame? Si, debería… si yo fuera otra. Pero no, no puedo pensar que será fácil. Nada en la v
—Al hospital —dije rápidamente. No había escuchado todo después de todo. Carter frunció el ceño, luciendo confundido. —¿Por qué no quieres que vaya al hospital?¡Porque podrías enterarte de la verdad!—Eh… —lamí mis labios. ¿Qué le decía sin que sospechara? Mi madre estaba… ¡Sí! Eso es.—¿Eh? —insistió—. Dime la verdad Ángela ¿Me estas ocultando algo?—Mi madre posiblemente este allá y nues
Frunzo el ceño y siento como a medida que abro los ojos un dolor punzante me invade la cabeza ¿Qué pasó? Abro los ojos y la luz me ciega haciéndome gemir y volver a cerrar los ojos.—Despertó —es la voz de Carter—. Ángela cielo ¿Cómo te sientes?—La luz —dije con voz rasposa—, apaga la luz—Simone, la luz Sentí como menos claridad traspasaba mis parpados y los abrí con lentitud—Cielo —Carter me sujetaba la mano con fuerza. —¿Tu… tu qué? —la bilis subió a mi garganta—. No puedes hablarme enserio—Nunca he hablado más enserio en toda mi vida cielo, te amo Ángela —acarició mi cabello—. No creo poder amar a otra persona igualSalté de su regazo y a la velocidad de la luz me coloque su franela de vuelta.—¿Qué pasa? —me miró confundido por mi reacción. —No sabía que tenía un sobrino —musité. —Eso es comprensible, no fuiste a la boda —Vanessa sonrió de nuevo—. Fabio está por cumplir los tres años—Está guapísimo —lo mire y luego a Vanessa—, saco tus ojos—Y el cabello de Connor, y el tuyo por lo que veoAcariciCapítulo 7.
Capítulo 8.
—¿Me vas a decir dónde vamos? —pregunte por enésima vez desde que me subí al auto.—Calma cielo —Carter sonrió apretándome la mano—, solo llevamos 20 minutos conduciendo, paciencia—No puedo tener paciencia cuando me sacas de improviso de casa y no me dices a donde vamos—Pronto lo sabrásMe cruce de brazos y mire por la ventanilla. No sé cómo pude dejarme convencer, o si; lo sé. Cuando termine de leer en esa nota el “te amo” y la posibilidad de olvidarme un poco de la situación en la que mi padre se encuentra, no tarde mucho en tener una mini maleta lista. Y aquí estábamos, un par de horas
La claridad incidió en la habitación, con mayor intensidad a medida que el tiempo pasaba. Intenté ignorarla pero justo un rayo de luz estaba directamente sobre mis parpados.Intenté moverme pero unos brazos y piernas me lo impedían, los de Carter. Estaba como una ventosa pegado a mí pero no me molestaba.Abrí los ojos y le observe, de manera muy diferente a como lo había observado días atrás. Anoche le dije que lo amaba, acto seguido subimos a su habitación e hicimos el amor de manera dulce y pausada. Perdí la cuenta de las veces que me dijo que me amaba y las que yo se lo respondí de vuelta.Lo sentía sí, me sentía llena de amor cada vez que lo veía, lo tocaba, lo besaba. Pero cada vez que lo pensaba me sentía culpable por no con
Connor no parece el mismo de hace diez años. Sus rasgos están más marcados, tiene la espalda ancha, barba y una que otra cicatriz. Obviamente por el ejército.—Cómo has crecido Ángelana Gruñí separándome de su abrazo. —Que no me llames así —exclamé. —¿Por qué le dices Ángelana? —preguntó Fabio. Mi sobrino, mi lindo sobrino. La viva copia de su padre.—Porque tu padre es un capullo que le gusta verme enfadada —le respondí al niño. —Hey no le hables así, pensará que te molesto—Me molestas Connor, lo sabes—No