Capítulo 74
—Sí —respondió Sonia sin vacilar.

—Entonces Sonia, ¿con qué derecho me juzgas? ¿Acaso no estás haciendo lo mismo, usando cualquier medio para estar con Andrés?

Sus palabras hicieron que la mirada de Sonia se oscureciera. Antes de que pudiera responder, Santiago continuó:

—Si no siguieras aferrándote a él, ¿por qué elegiste específicamente subir a su auto? ¿Por qué no ir al hospital? ¿No fue todo esto... parte de tu plan?

—Sonia, lo de anoche... sé que me equivoqué. Dices que no puedes permitirte un amor como el mío, pero en esencia, ¿en qué somos diferentes?

—Anoche elegiste subir a su auto porque sabías que no te dejaría abandonada, ¿verdad?

Era mediodía. El sol intenso caía sobre ambos, haciendo que incluso la piel comenzara a arder. Sin embargo, Sonia sentía un frío glacial en todo el cuerpo. Sus puños, antes apretados, se aflojaron por completo.

Santiago, al ver su rostro pálido, creyó haber dado en el clavo. Su sonrisa se ensanchó, aunque sus ojos se tornaron más fríos.

—¿Lo sabe
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