Capítulo 69
Después de eso, Sonia perdió toda noción de dónde estaba. En su mundo solo existía Andrés; como si hubiera perdido toda independencia, se mantuvo aferrada a él durante todo el proceso, entregándose completamente a sus deseos.

El resultado de ese desenfreno sin límites se hizo evidente cuando despertó al día siguiente: sentía como si un auto hubiera pasado por encima de su cuerpo. Su garganta ardía de sequedad. Al menor movimiento, una punzada de dolor recorrió sus pantorrillas.

Dejó escapar un quejido y, después de tomarse un momento para recuperarse en la cama, finalmente levantó la cabeza. El lugar le resultaba completamente desconocido. No era su pequeño departamento rentado, y definitivamente no era Villa Azulejo. Aunque no le sorprendía que Andrés tuviera un lugar así, dado que poseía varias propiedades en Puerto Cristal.

En ese momento no podía preocuparse por esos detalles. Se inclinó para recoger su ropa del suelo y se vistió con movimientos cautelosos. Cuando salió de la habit
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