El nacimiento de una leyenda (parte 2)
—Quien diría que podrías ser tan visceral, pequeño Nikolay. Aquella niña te rogaba perdón y ni siquiera la miraste mientras se la llevaban.
—Era el fruto de un bastardo mal nacido, sabían su pecado y aun así callaron, gente así no merece vivir y si viven, vivirán en la miseria como lo dicte yo —cerberos soltó una de sus carcajadas profundas encendiendo de nuevo un puro.
—Es una lástima que hayas bebido de la dulce miel del poder, porque cuando lo tomas, ya no quieres dejarlo —soltó con una expresión severa perdido en sus pensamientos. Ya no había vuelta atrás, me importaba una m****a en lo que me
—Te encanta jugar con el fuego… —masculle empotrándola contra la puerta. Ella sonrió de lado a lado para soltar provocativa acercándose a mis labios. —No sabía que te considerabas fuego… pareces más un niño mimado —sonrió ladinamente sacándome otra sonrisa, pase mi mano por su cuello para presionarlo con fuerza haciendo que su mentón se alzara. —No me busques… tu no me conoces —sonrió de nuevo lanzándome aquellas miradas follables, era la primera vez que tocaría el cuerpo de una mujer, pero no tenía que ser científico para saber cómo se hacía. —F-o-l-l-a-m-e… —al siguiente segundo nos fundimos en un beso profundo y mojado entrelazando nuestras lenguas mientras subía mi piernas entres las suyas alzando su falda, oía sus gemidos rosando aquella intimidad deseosa de mí, la puerta se abrió para darnos paso a la habitación, quitando nuestras prendas como unos obsesos desesperados, cuando solté sus labios la empuje viéndola caer en la cama de dos plazas, respiraba
Tal vez había perdido los cabales y seguramente la mente en su proceso, pero con tanta m****a en la cabeza era difícil diferenciar entre lo bueno y lo malo, entre lo insano y lo correcto… entre la adicción y aceptar que tenía un problema. No era ni la heroína, ni el alcohol. Era mi propia adicción, una que surgía de los primeros años dentro de la mafia, el sexo…. El sexo fue mi único refugio del monstruo que me había convertido, había utilizado el sexo para apagar y acallar aquellas voces, unas tratando de recordar lo que había hecho y otras tratando de pedirme más y más muertes, y en el presente no era diferente, solo que mi adicción se había vuelto más quisquillosa y lo que antes podía calmar con una prostituta, ahora solo me lo podía apaciguar Lucia…. Mi lucecilla en los momentos oscuros, el alma que había arrastrado a mi mundo de una manera vil y despiadada, ella era mi adicción, mi m*****a forma de caminar por este mundo al que ya no le hallaba sentido. <
EL Sr No mentiría, Natasha a diferencia de las otras chicas era mi favorita y era por la irreverencia que me encantaba domar, además de eso era un soplo fresco a mi vida, no parecía temerme y tampoco le importaba decirme cuanta cosa me molestaran, era una chica tenaz con una personalidad inquebrantable. Las demás solo buscaban mi aprobación en todo, como si fueran unos títeres sin criterio propio, en cambio Natasha… ella tenía carácter del bueno, un carácter que salvando las instancias se parecía al mío. —¿Qué pasa, pequeño Nikolay? El ratón se comió tu lengua —me había desconectado completamente, no entendía el porqué de su maldito arrebato, era una estúpida manera de probarme. —Porque co
Cuando el auto se detuvo en frente de una de las discotecas que frecuentaba, salí sacando a Natasha con brusquedad del brazo dejándola enfrente de mí, no entendía que era esta sensación de confusión que tenía respecto a ella, pero eso no le quitaba el hecho de que me había engañado ayudando a su hermano desde lejos. —Busca a tu hermano y sácalo de su nido de ratas en el que vive, si no salen en quince minutos morirás tu primero y luego él. No intentes nada… —se quedó mirándome con intensidad para luego soltarse de mi agarre e irse al bar con una sonrisa falsa en su semblante. —¿Estás seguro de lo que está haciendo?… Es Natasha. —soltó Eros mirándome, lo volteé a ver y solté. —Se infiltro para darle información a la rata que hace que en las noches no pueda ni cerrar los ojos porque siempre está ellos, así que no me vengas con la m****a del sentimentalismo, porque jamás sabrás lo es perder a una madre de esa manera tan sucia y de
UNA LEVE SOMBRA DE ESPERANZA—¿Qué?, ¿Fumaste marihuana hoy? Okey, calmémonos un poco Elias, ¿te parece? Tengo que admitir que fue hilarante por un momento tus palabras. Ahora… hablemos seriamente, ¿sí, cariño?—Elias, deserta ahora mismo esa estúpida idea —se levantó de la mesa con una furia, hasta podía divisar el humo que salía de sus orejas. Suspiré y luego la seguí hasta la cocina.—Pensé que habías dicho que lo que mejor que sabía hacer era ayudar a las personas, que todos merecíamos una segunda oportunidad —dejo el plato con fuerza en el mes&oacut
—Ya veremos… —deje la copa intacta de Whisky en la mesita de cristal dirigiéndome a la salida.—La podrá volver a ver. —Detuve mis pasos escuchando sus palabras.—Se cuál es su razón de querer otra oportunidad, aún tiene la oportunidad de buscarla. —aprete mis puños para propinar.—Usted no sabe nada de nadie, así que dejé de apelar a mis emociones para cumplir su sueño de mierda —solté con mala leche azotando la puerta. Había cruzado una línea inquebrantable y tampoco estaba seguro de dejar mi vida en sus manos, podía salir todo muy bien y tener la suerte de oro, o salir muy mal y perder mis últimos días para verla. Aunque era la única persona que me daba un panorama diferente al oscuro futuro que veía en mis ojos.
Como en los viejos tiempos«¡Ring! ¡Ring! ¡Ring!»—Joder… Ares, contesta esa cosa —me levante adormilado restregando mis ojos con un bostezo incluido. El hijo de puta que llamara a estas horas no tenía puta alma ni vida, el teléfono insistía he insistía sin parar, Calipso se removió en la cama y dijo.—Debe ser el desocupado de Nikolay, contéstale y de paso mándalo a la puta —sonreí levemente en la oscuridad de la habitación, ese era mi duendecillo verde que tanto me gustaba.—Duerme, debe ser impórtate si llamo a esta hora. —Me levanto de la cama en boxers directo al tel&eacu
—Déjate de parloteos y mejor vamos a la acción. ¿pudiste conseguir los permisos? —negó enojado por mi falta de sinceridad para luego sacar de su gabán unos papeles.—Todo está arreglado, aún tenemos algunos cables de los cuales tirar—acepte apagando el cigarrillo para caminar hacia ellos.—Muy bien, pues les diré por qué los traje aquí. Aún no sabemos el plan del señor Picali, pero creo que como abogado le dejare a él todo el tema de mi defensa.—Y si nos damos cuenta que no puede hacer su trabajo, le presentare a una miaga muy maja —soltó Eros en amenaza enmarcando una sonrisa falsa, el señor Elias acepto con nerviosismo posando una sonrisa igual.—En fin… proseguiré. Necesitamos algunas cosas importantes, una de ellas es el intermediario con la policía al hacer mi entrega, no confi&