PERRO  NEGRO

Habíamos viajado toda la noche y parte del día, tras la mala noticia de que Florentina, sin explicación aparente, había enloquecido de pronto. El viaje, siendo largo y agotador, había durado casi catorce horas. Sin embargo, manteníamos el brío de continuar despiertos con la sola idea de afrontar los motivos que ocasionaron su ataque de locura y conseguir las soluciones más rápidas al problema que se estuviese presentando. De esta manera llegamos a la Urbanización Guayacán de Las Flores en Carúpano Estado Sucre.

La casa, sin mayores lujos, denotaba humildad. Sin embargo, todas las áreas se encontraban muy limpias. Florentina, estaba acostada. Dormía en una cama cuyo hermoso tendido la abrigaba.

La mañana, cercana a las once, a pesar de la zona tropical en período de verano se nos presentaba fresca.  Aún se desplazaba alguna brisa sin temor a detenerse como de costumbre, para dar paso al calor estático