IV. La entrevista

El día de la entrevista tomé un taxi con dirección a la Residencial Bosques de Bolonia. Estaba perturbado con las dudas existenciales que se siempre han abordado acerca de mi creador, y en ese momento confrontaría todas mis dudas. Sin embargo, mi plan fue cambiarme el nombre a Federico Arguello, en caso de que preguntara.

             Llegué a la casa verde con portones blancos y toqué el timbre. Escuché desde adentro un: —¡Ya va!— Pronto, una señora con delantal abrió la puerta y me hizo pasar. Luego tomé asiento y esperé a don Benito, mi creador. La señora me ofreció algo de tomar y le pedí un vaso con agua. Pude controlar los nervios, tomé mi grabadora y extraje de mi mochila el papel con las preguntas para repasarlas. Cuando Benito llegó me sorprendió verlo con un bigote espeso,

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