Elisa estaba sentada frente al escritorio de Eduardo Tcherassi, su hermana, Alexandra estaba sentada más allá y leía desde su celular.
—Los laboratorios Jábico es una organización privada encargada de buscar, clasificar e investigar especies raras del planeta —leía la mujer —también ofrecen servicios y estudios socioculturales como el programa CERBERO, que estudia las relaciones humanas y pretende demostrar como las relaciones sentimentales entre personas no compatibles son las causantes de organismos disfuncionales para la sociedad. Actualmente el programa está vigente y tiene permisos de ejecución sobre la mayoría de los países europeos y norte américa. Inició también sus estudios es Sudamérica en países como Colombia, Perú, Argentina, Ecuador, Venezuela y actualmente en Brasil —dejó caer el celular sobre su regazo y mir&oacut
Noel recostó la cabeza en el respaldo del taxi, odiaba viajar, lo odiaba de verdad, le tenía miedo a los aviones, a las alturas y se mareaba cuando no era él el conductor del vehículo, así que trató de cerrar los ojos para no concentrarse en los autos que pasaban junto al taxi y que lo estaban volviendo loco. Se quitó el saco que tenía puesto, el calor le tenía la camisilla pegada a la espalda por el sudor y el aire que entraba por la ventanilla era caliente como un secador de cabello.Nunca había tenido la oportunidad de visitar Brasil, pero la capital parecía ser más calurosa de lo que había imaginado, y odiaba los climas extremos, por eso no le gustaba Bogotá, el frio le congelaba el trasero y parecía todo el tiempo un pingüino envuelto y lleno de mocos, nada como el clima de su amado Medellín, la ciudad de la eterna primavera.— Falta muito?&md
Elisa se sentía cansada, física y mentalmente, tratar de idear un plan para dejar en evidencia a los laboratorios Jábico con el programa CERBERO le estaba resultando terriblemente frustrante. La cede principal de los laboratorios estaba en otro país y la idea de hackearlos era remotamente posible, ¿Cómo podían obtener la lista? ¿cómo podían hacerlo sin levantar sospechas?Parecía que su noticia para ingresar a In Premiere parecía ser una misión imposible, pero al menos tenían un nombre: Castillo, Edmundo Castillo, ese era el nombre del hombre que había comprado a la chica de la casa de bareque, que nunca quiso revelar su nombre a Alexandra por más que la muchacha intentara extraerlo.Ese nombre sería suficiente para iniciar, para empezar con cualquier tipo de búsqueda que los pudiera llevar al más mínimo detalle que pudiera colocar
Elisa intentó contener el aliento para calmarse, pero la respiración agitada le complicaba la tarea de reducir las fuertes palpitaciones de su corazón que sonaba atronador en los oídos. Luis permanecía en silencio, se veía triste y decaído, pero bastante sereno para la información que le estaba soltando.Elisa lo miró a los ojos y tomó una de sus manos y él la apretó con fuerza devolviéndole el gesto.—¿Por qué aún está libre? —fue lo primero que se le ocurrió preguntar, ni siquiera sabía cuál de las dos confesiones la tenía más paralizada. Luis tragó saliva y frunció los labios.—No tengo pruebas y con el poder que tiene, aunque las tuviera, ensuciaría las manos del juez con algunos billetes y saldría libre —Elisa se acercó más a él, el c
Elisa se acomodó en el asiento mientas trataba de recordar algún momento en que se sintiera más nerviosa, pero a su mente no llegaba ningún acontecimiento que lograra superar el miedo que tenía en ese momento.—Estaré a tu lado todo el tiempo —le dijo Alexei mientras conducía el auto. Elisa podía notar que estaba más nervioso que ella.—¿Cómo lo tomó? —le preguntó nerviosa y Alexei bajó la cabeza.—No quería venir de Brasil —le contó —decía que tú no lo perdonarías y que no sería capaz de enfrentarlo, así que Noel le soltó que estabas embarazada y la verdad es que no lo tomó muy bien —Elisa apretó los puños y cerró los ojos —gritó, pateó, creo que rompió algo según me contó, estaba furioso por qu
Emanuel se puso de pie con rabia y caminó hacia la puerta con seguridad, pero Alexei lo detuvo.—¿A dónde crees que vas? —le preguntó y él intentó deshacerse de los brazos del mayor, pero no pudo.—E Alcántara tiene que ser papá, él es el que ha estado haciendo esto, voy a reclamarle —Alex negó con la cabeza y varios mechones se desprendieron del bollo que se había hecho en la coronilla y le entorpecieron la visión.—No, primero hay que aclarar bien las cosas, si él se está inmiscuido con Jábico sería ponerlo sobre aviso y no podemos hacerlo —Emanuel dejó de forcejear y se sentó de nuevo en el mueble mordiéndose los nudillos.—¿Entonces no haremos nada? —preguntó y Alexei miró a Elisa que suspiró.—Comencé a trabajar en In Premier
Elisa le había insistido a Emanuel que se vistieran, ya que estaban desnudos sobre el estrecho mueble y él le había puesto cara de cachorro herido, pero Elisa lo señaló con el dedo índice.—Alguien puede entrar en cualquier momento —le dijo y él se encogió de hombros.—¿Quién dice que no me puedo coger a mi esposa en mi oficina? —Elisa comenzó a vestirse bajo la atenta mirada de él.—Si somos honestos, yo te cogí a ti —le dijo y él le sonrió, estaba acostado de espaldas y tenia los brazos tras la cabeza observando cada movimiento de Elisa.—Mierda —dijo —Voy a ser papá — parecía que después de todas las emociones encontradas en el día apenas lograba entender lo que aquella frase significaba. Elisa se acarició el vientre y Emanuel avanzó hasta ella, col
Elisa llegó a In Premiere temprano esa mañana, no había podido dormir durante la noche y el alba la había tomado sentada a los pies de la cama con el estómago apretado. Esa noche había llegado una caja enviada por Emanuel con varios objetos, incluido el celular que le había regalado, que estaba empolvado y sin batería, pero después de ponerlo a cargar comprobó que funcionaba bien. Envió incluso el iPad. No pudo explicarle con claridad a Martha lo que había pasado con el empresario, la mujer parecía estar al borde de un ataque de nervios y había sido incapaz de contarle la historia de su padre, de cómo se conocieron y por qué estaba en la cárcel, lo único que sabía Elisa es que lo conocería al día siguiente, o más bien se reencontrarían, ya que ella tres años cuando se alejaron.Recién se ha
Elisa sintió un vacío enorme en el estómago mientras iba cayendo, y abrazó su estómago en el aire con fuerza para proteger del impacto a su hijo y no pudo pensar en nada más que eso hasta que su cuerpo impactó pesadamente sobre una superficie suabe llena de trozos de madera que le hirieron la espalda. Se quedó ahí por un segundo comprobando si seguía viva y le alegró saber que, hasta el momento, no sentía ni el más mínimo dolor. Miró hacia el techo donde el enorme agujero en el piso indicaba la altura de donde habían caído y esta no podía superar los dos metros.—Alexandra —dijo buscando a la periodista con la mano, pero no tanteaba más que extraños palos de madera bajo ella.—Estoy bien —le respondió ella un poco más allá —y ya dime Lexa —Elisa sacó su celular del bol