Elisa intentó contener el aliento para calmarse, pero la respiración agitada le complicaba la tarea de reducir las fuertes palpitaciones de su corazón que sonaba atronador en los oídos. Luis permanecía en silencio, se veía triste y decaído, pero bastante sereno para la información que le estaba soltando.
Elisa lo miró a los ojos y tomó una de sus manos y él la apretó con fuerza devolviéndole el gesto.
—¿Por qué aún está libre? —fue lo primero que se le ocurrió preguntar, ni siquiera sabía cuál de las dos confesiones la tenía más paralizada. Luis tragó saliva y frunció los labios.
—No tengo pruebas y con el poder que tiene, aunque las tuviera, ensuciaría las manos del juez con algunos billetes y saldría libre —Elisa se acercó más a él, el c
Elisa se acomodó en el asiento mientas trataba de recordar algún momento en que se sintiera más nerviosa, pero a su mente no llegaba ningún acontecimiento que lograra superar el miedo que tenía en ese momento.—Estaré a tu lado todo el tiempo —le dijo Alexei mientras conducía el auto. Elisa podía notar que estaba más nervioso que ella.—¿Cómo lo tomó? —le preguntó nerviosa y Alexei bajó la cabeza.—No quería venir de Brasil —le contó —decía que tú no lo perdonarías y que no sería capaz de enfrentarlo, así que Noel le soltó que estabas embarazada y la verdad es que no lo tomó muy bien —Elisa apretó los puños y cerró los ojos —gritó, pateó, creo que rompió algo según me contó, estaba furioso por qu
Emanuel se puso de pie con rabia y caminó hacia la puerta con seguridad, pero Alexei lo detuvo.—¿A dónde crees que vas? —le preguntó y él intentó deshacerse de los brazos del mayor, pero no pudo.—E Alcántara tiene que ser papá, él es el que ha estado haciendo esto, voy a reclamarle —Alex negó con la cabeza y varios mechones se desprendieron del bollo que se había hecho en la coronilla y le entorpecieron la visión.—No, primero hay que aclarar bien las cosas, si él se está inmiscuido con Jábico sería ponerlo sobre aviso y no podemos hacerlo —Emanuel dejó de forcejear y se sentó de nuevo en el mueble mordiéndose los nudillos.—¿Entonces no haremos nada? —preguntó y Alexei miró a Elisa que suspiró.—Comencé a trabajar en In Premier
Elisa le había insistido a Emanuel que se vistieran, ya que estaban desnudos sobre el estrecho mueble y él le había puesto cara de cachorro herido, pero Elisa lo señaló con el dedo índice.—Alguien puede entrar en cualquier momento —le dijo y él se encogió de hombros.—¿Quién dice que no me puedo coger a mi esposa en mi oficina? —Elisa comenzó a vestirse bajo la atenta mirada de él.—Si somos honestos, yo te cogí a ti —le dijo y él le sonrió, estaba acostado de espaldas y tenia los brazos tras la cabeza observando cada movimiento de Elisa.—Mierda —dijo —Voy a ser papá — parecía que después de todas las emociones encontradas en el día apenas lograba entender lo que aquella frase significaba. Elisa se acarició el vientre y Emanuel avanzó hasta ella, col
Elisa llegó a In Premiere temprano esa mañana, no había podido dormir durante la noche y el alba la había tomado sentada a los pies de la cama con el estómago apretado. Esa noche había llegado una caja enviada por Emanuel con varios objetos, incluido el celular que le había regalado, que estaba empolvado y sin batería, pero después de ponerlo a cargar comprobó que funcionaba bien. Envió incluso el iPad. No pudo explicarle con claridad a Martha lo que había pasado con el empresario, la mujer parecía estar al borde de un ataque de nervios y había sido incapaz de contarle la historia de su padre, de cómo se conocieron y por qué estaba en la cárcel, lo único que sabía Elisa es que lo conocería al día siguiente, o más bien se reencontrarían, ya que ella tres años cuando se alejaron.Recién se ha
Elisa sintió un vacío enorme en el estómago mientras iba cayendo, y abrazó su estómago en el aire con fuerza para proteger del impacto a su hijo y no pudo pensar en nada más que eso hasta que su cuerpo impactó pesadamente sobre una superficie suabe llena de trozos de madera que le hirieron la espalda. Se quedó ahí por un segundo comprobando si seguía viva y le alegró saber que, hasta el momento, no sentía ni el más mínimo dolor. Miró hacia el techo donde el enorme agujero en el piso indicaba la altura de donde habían caído y esta no podía superar los dos metros.—Alexandra —dijo buscando a la periodista con la mano, pero no tanteaba más que extraños palos de madera bajo ella.—Estoy bien —le respondió ella un poco más allá —y ya dime Lexa —Elisa sacó su celular del bol
Elisa tomó a Emanuel por el borde del saco y lo empujó dentro del asiento frente al volante.—Ay —dijo él, pero ella no le prestó a tención, con paso firme se subió el asiento del copiloto y cerró la puerta con fuerza.—¿Qué te pasa? —le preguntó tratando de no levantar la voz y Emanuel puso las manos en el volante sin mirarla a la cara.—Él se puso grosero —le dijo a modo de defensa y Elisa cruzó los brazos por encima de la barriga.—Claro y tu fuiste muy decente —él se encogió de hombros como única respuesta y Elisa le golpeó el brazo —es tu amigo, ¿Por qué hiciste eso? —Emanuel volteó la cara para mirarla y se rascó el mentón.—Dejalo así, vámonos — encendió el auto, pero Elisa colocó la palma de la man
A pesar de que Elisa había despertado tranquila y en calma al lado de Emanuel, la ansiedad había comenzado a pasarle factura mientras se peinaba y organizaba para el encuentro.Habían sido miles las veces que deseó ese momento, el momento de conocer a su padre, de abrazarlo y decirle que lo amaba y que lo había extrañado mucho, aunque no lo recordara, pero en ese momento lo único que sentía era un frío en el estómago que le paralizaba el cuerpo, tanto, que Martha tuvo que arrebatarle el cepillo de la mano y ayudar a peinarla.—Calmate —le dijo —eso le hace daño al niño —Elisa la miró a través del espejo. Después de la noticia de que su primer nieto era niño y coincidiera que Mael era un buen nombre había mejorado un poco su genio, pero en la mañana se había levantado con el rostro pálido y moviéndose
Aunque era temprano en la mañana, Elisa pidió un helado enorme que al final tuvo que terminar Emanuel después de su malteada y Elisa lo vio mareado por la cantidad de dulce que había tomado en tan poco tiempo. Raúl disfrutaba de un chocolate caliente a pequeños sorbos y su madre había pedido una aromática que apenas había tomado.—Había extrañado tanto esto —dijo el hombre dando otro sorbo enorme al chocolate y aspiró el aroma.—¿No te daban chocolate allá? —le preguntó Elisa y él meneó la cabeza.—A veces, pero nunca caliente —Emanuel le dio el último bocado al helado de Elisa y apartó el plato.—Tendré pesadillas con esto —dijo y su suegro rio.—El día que salí, lo primero que hice fue comprar una enorme pizza que no logré comer en tod