—¿Qué voy a hacer? —preguntó Elisa en medio del llanto. Estaban sentados en la banca del parque donde Elisa charló con la paloma y Alexei le acariciaba la espalda en silencio, estaba más en shokc que Elisa, con la mirada puesta el suelo y el rostro pálido.
—Hay que hablar con él, así saldremos de dudas —le dijo él y Elisa lo golpeó en la pierna.
—¿Qué otra prueba quieres? —le dijo y se secó las lágrimas de la cara en dos manotadas fuertes —él me compró —Alexei sacudió la cabeza.
—Me niego a creerlo —Elisa lo miró con fastidio.
—Entonces eres un ingenuo —él iba a contestar, la cara se le puso roja y ya la había señalado en el dedo, pero el teléfono lo interrumpió.
—Aló —contestó y Elisa logr&oac
Cuando Elisa salió a la calle una lluvia constante azoraba la ciudad, y no le importó mojarse mientras caminaba, es más, lo deseó. Deseó que el frio le quitara el dolor y el miedo. Ese abundante sentimiento que comenzaba a sentir con tanta constancia que ya casi formaba parte de su realidad, de su vida diaria.Caminó por las calles lluviosas y solitarias conteniendo las ganas de derrumbarse, ¿Cómo había llegado hasta ese punto? ¿sería capaz de perdonar a Emanuel? si el problema únicamente fuera que la había comprado podía entenderlo, él no la conocía, y solo buscaba una esposa por apariencia, pero, ¿Cómo podía perdonarle que trabajar en un negocio tan ruin y sucio? ¿Como le perdonaría que por su pulpa esa mujer vivía en una pocilga temiendo constantemente por su vida y que Laura hubiera perdido a su amiga? Elisa pudo haber s
Elisa no podía decidir si lo que estaba a punto de hacer era una buena idea, trató de imaginar las consecuencias y sobre pensó cada decisión que estaba a punto de tomar. Era algo que la Elisa normal nunca hubiera hecho, era inconsciente y sin cabeza, pero lo que quería hacer no solo la afectaría a ella, sino también a su madre y mucho más directamente a Emanuel. ¿Serías capaz de hacerle eso? Pensó mientras se duchaba, pero él la había comprado, y había arruinado la vida de cientos si no miles de personas patrocinando un programa de muerte.Se miró el vientre por donde escurría el agua tibia y una muy pequeña patadita asomó por sobre la piel, y Elisa tuvo que contener el llanto. A veces deseaba retroceder el tiempo y nunca haber ido a esa casa de esterilla y bareque. Allá había dejado un pedazo de sí misma y no creía ser capa
Elisa se quedó de pie en la puerta, e intentó cubrirse la barriga con el saco que traía puesto, pero Alexei avanzó y se arrodilló frente a ella, tomándole el estómago con ambas manos y poniendo el oído sobre la tela de la busa y Elisa sintió como el bebé le dio una patada con fuerza.—Claro que si —dijo el hombre —él siente la presencia de su tío. Hola, bebé, yo soy tu tío —Elisa le apartó la mirada a Noel que le sonreía con tristeza.—¿No nos invitarás a pasar? —le peguntó el menor de los Adrigal y Elisa miró hacia adentro en busca de su madre, y la mujer asintió.—Claro, entren —Alexei se puso de pie y a Elisa no le sorprendió verlo llorar, y antes de entrar la abrazó con fuerza. Luis le dio un beso en la mejilla y le acarició la barriga cuando pas
Elisa estaba sentada frente al escritorio de Eduardo Tcherassi, su hermana, Alexandra estaba sentada más allá y leía desde su celular.—Los laboratorios Jábico es una organización privada encargada de buscar, clasificar e investigar especies raras del planeta —leía la mujer —también ofrecen servicios y estudios socioculturales como el programa CERBERO, que estudia las relaciones humanas y pretende demostrar como las relaciones sentimentales entre personas no compatibles son las causantes de organismos disfuncionales para la sociedad. Actualmente el programa está vigente y tiene permisos de ejecución sobre la mayoría de los países europeos y norte américa. Inició también sus estudios es Sudamérica en países como Colombia, Perú, Argentina, Ecuador, Venezuela y actualmente en Brasil —dejó caer el celular sobre su regazo y mir&oacut
Noel recostó la cabeza en el respaldo del taxi, odiaba viajar, lo odiaba de verdad, le tenía miedo a los aviones, a las alturas y se mareaba cuando no era él el conductor del vehículo, así que trató de cerrar los ojos para no concentrarse en los autos que pasaban junto al taxi y que lo estaban volviendo loco. Se quitó el saco que tenía puesto, el calor le tenía la camisilla pegada a la espalda por el sudor y el aire que entraba por la ventanilla era caliente como un secador de cabello.Nunca había tenido la oportunidad de visitar Brasil, pero la capital parecía ser más calurosa de lo que había imaginado, y odiaba los climas extremos, por eso no le gustaba Bogotá, el frio le congelaba el trasero y parecía todo el tiempo un pingüino envuelto y lleno de mocos, nada como el clima de su amado Medellín, la ciudad de la eterna primavera.— Falta muito?&md
Elisa se sentía cansada, física y mentalmente, tratar de idear un plan para dejar en evidencia a los laboratorios Jábico con el programa CERBERO le estaba resultando terriblemente frustrante. La cede principal de los laboratorios estaba en otro país y la idea de hackearlos era remotamente posible, ¿Cómo podían obtener la lista? ¿cómo podían hacerlo sin levantar sospechas?Parecía que su noticia para ingresar a In Premiere parecía ser una misión imposible, pero al menos tenían un nombre: Castillo, Edmundo Castillo, ese era el nombre del hombre que había comprado a la chica de la casa de bareque, que nunca quiso revelar su nombre a Alexandra por más que la muchacha intentara extraerlo.Ese nombre sería suficiente para iniciar, para empezar con cualquier tipo de búsqueda que los pudiera llevar al más mínimo detalle que pudiera colocar
Elisa intentó contener el aliento para calmarse, pero la respiración agitada le complicaba la tarea de reducir las fuertes palpitaciones de su corazón que sonaba atronador en los oídos. Luis permanecía en silencio, se veía triste y decaído, pero bastante sereno para la información que le estaba soltando.Elisa lo miró a los ojos y tomó una de sus manos y él la apretó con fuerza devolviéndole el gesto.—¿Por qué aún está libre? —fue lo primero que se le ocurrió preguntar, ni siquiera sabía cuál de las dos confesiones la tenía más paralizada. Luis tragó saliva y frunció los labios.—No tengo pruebas y con el poder que tiene, aunque las tuviera, ensuciaría las manos del juez con algunos billetes y saldría libre —Elisa se acercó más a él, el c
Elisa se acomodó en el asiento mientas trataba de recordar algún momento en que se sintiera más nerviosa, pero a su mente no llegaba ningún acontecimiento que lograra superar el miedo que tenía en ese momento.—Estaré a tu lado todo el tiempo —le dijo Alexei mientras conducía el auto. Elisa podía notar que estaba más nervioso que ella.—¿Cómo lo tomó? —le preguntó nerviosa y Alexei bajó la cabeza.—No quería venir de Brasil —le contó —decía que tú no lo perdonarías y que no sería capaz de enfrentarlo, así que Noel le soltó que estabas embarazada y la verdad es que no lo tomó muy bien —Elisa apretó los puños y cerró los ojos —gritó, pateó, creo que rompió algo según me contó, estaba furioso por qu