Sábado 21 y el Sol está en su máximo potencial, decido broncearme un rato. Me pongo un bañador de color vino tinto después de haber desayunado unas tostadas con queso y jamón.
Le mando un mensaje a mis padres, agarro mis lentes, las llaves del departamento y bajo al área de la piscina.
En la zona de la playa veo a las amiguitas de Giovanna La Cruz y le pido a todos los santos que ella no ande cerca y mucho menos su hermano.
La mañana se pasa volando y yo ya estoy como un camarón, hidrato mi piel para que no se maltrate. Decido subir a la hora del almuerzo y me sorprendo al verlo en mi puerta.
—Doctor La Cruz ¿Se le ofrece algo?
Tiemblo, me siento tan indefensa con semejante hombre al frente y yo con tan poca ropa.
Me recorre de arriba a abajo y juro por Dios que ya me calentó hasta el alma con esa mirad
Me despierto al sentirme presionada como si me estuviesen asfixiando. ¡Dios! Me duele todo el cuerpo... Me siento como si no hubiese dormido nada. Suspiro y me doy cuenta del brazo que me tiene presionada. Me quedo un rato admirándolo. El doctor La Cruz es un hombre muy atractivo, mandíbula cuadrada, mirada azulada y pelo negro. Sus labios apetecibles me incitan a besarlo, a comérmelo como anoche, y de repente me entra aquel calor, aquella necesidad de sentirme llena por él. Con una sonrisa traviesa paso mis dedos por su cuerpo como si lo estuviese haciendo la obra de arte más hermosa. Bajo mis dedos hasta su pene y noto como poco a poco va levantándose. Se me hace agua la boca al verlo así. Acerco mi boca y primero le doy una lamida para después llevármelo completo a la boca y saborearlo. Siento su mano en mi cabeza y me ve con cara de picardía. ¡Se estaba haciendo el dormido el muy sinvergüenza! Lo saboreo unas veces más hasta colocarme
El martes me despierto bien temprano con unas ganas tremendas de vomitar, salgo directo al baño y siento que voy a dejar mi vida en el retrete. Cuando me logro calmar un poco lavo mis dientes. Camino a la cocina y mi estómago gruñe, agarro lo más sano para que no me vaya a caer mal. Me siento de la patada, considero la opción de quedarme, pero no puedo, debo ir a trabajar. Decido no hacer almuerzo y comprarme un caldito de pollo para que no me caiga pesado en el estómago. Con los ánimos por el piso me visto y me echo brillo en los labios para no parecer un muertito. Me canso al bajar el primer piso y tomo el ascensor. Dios mío ¿Será un virus que anda por allí? pienso mientras voy de camino a la clínica. Al llegar me dirijo al cafetín por un jugo natural y me voy a sentar en un banco cerca de la fuente que se encuentra entre el ala de hospitalización a y hospitalización b. Leo en mi teléfono unas noticias con respecto a la situa
El sábado me despierto con un brazo rodeando mi cintura y la presión en la espalda. Sonrío como una estúpida y suspiro. Juan de verdad que es un hombre exquisito en casi todo, en físico, en la cama. Solo espero no estrellarme muy rápido. Me aprieta contra sí y siento en mis nalgas su erección, su mano pasea por mi brazo izquierdo produciéndome cosquillas y haciendo reír. —¡Juan! —Chillo entre risas, me doy la vuelta para quedar frente a frente. Veo lo hermoso que es, como el azul de su mirada se torna brillante, sus labios, uff, sus labios regordetes formando una sonrisa de lo más provocativa encendiéndome la sangre. Me mira, se relame los labios y nos acerca. Estoy a escasos centímetros de sus tentadores labios, sus ojos me examinan como si no hubiese un mañana, delicadamente roza nuestras narices, luego la pasa por mis mejillas y me es imposible no suspirar. —¿Qué deseas hacer hoy? —pregunta con la voz ronca, esa voz que me puede, que me hace
—¿Conoces la Isla de Coche? —me pregunta mientras esperamos para bajar del ferry. Aún no pisamos el puerto, pero sería cuestión de minutos atracar. Lo miré de reojo, su cabello se encontraba despeinado por el viento, y mentiría si no me gustaba verlo así, natural, carismático, pícaro, sensual, entre otras muchas, muchas cualidades del doctor bonito. Miro a mi alrededor y todo parece tan familiar, cerca del puente se podían ver los puestos con ventas de empanadas, arepas, pastelitos, tequeños, perros calientes. Es como si momentáneamente me hubiese trasladado a Punta de Piedras. —Sí, bueno conocerla como tal no, solo playa El Amor, hace un año aproximadamente vine con Arnaldo y Federica. —dije mientras veía como poco a poco bajaba la compuerta. —Mi padre nació aquí y años después mis abuelos se trasladaron a Margarita, aunque actualmente están viviendo aquí —hace una pausa mientras bajamos—, te diría para fuésemos a visitarlos, pero ya sé tu resp
Lo desnudo sin premura, poco a poco. Primero la camisa mientras recorro con mis dedos y boca su más que delicioso abdomen, para excitarlo rasguño las zonas sensibles y su respuesta no se hace esperar, gruñe. —Luciana por favor me estas matando —lo miro y tiene los ojos cerrados, su pecho sube y baja, y su pantalón parece estallar en cualquier momento. Me dirijo hacia donde está el tarro de chocolate y los destapo. Sonrío, lo que se me ocurre con esto. —Doctor La Cruz —murmuro atrapando su labio inferior—, dejémonos llevar por la lujuria, saciemos esta necesidad de tenernos, hagamos de este lugar nuestro Edén e inmortalicémoslo en nuestras memorias. Su respiración cada vez está más agitada, sus manos se tensan en mis caderas, él sigue con los ojos cerrados, meto un dedo en el chocolate y se lo llevo a la boca. Trata de lamer mi dedo, pero lo retiro rápidamente. —Tranquilo Juan. Vuelvo a pasar mis dedos por sus labios llenándolo del rico
La piel de mi espalda arde. En dos días quedé peor de lo que suelo quedar aquí. Ya entiendo porque dicen que el sol en la Isla de Coche es más fuerte que aquí en la Isla de Margarita. No quiero levantarme de la cama, pero debo hacerlo sino se me hará tarde, me muevo en la cama y encuentro a Juan boca abajo, desnudo de la cintura para arriba con el cabello despeinado. Me embriago de esa imagen y mi vientre se calienta. Maldición. No puede ser que todavía le tenga ganas con todo el sexo que hemos tenido estos días, esto de verdad que no puede ser sano. Me estoy preocupando que de pronto me esté volviendo ninfómana. Sonrío al recodar como terminó nuestra visita con sus abuelos. Al final de la tarde me convencí que hice bien en proponérselo, su cara me lo dijo todo. Su alegría me contagió. Los señores La Cruz se despidieron de besos y abrazos, como si nos conociésemos de toda de la vida, en esas horas me hicieron sentir querida y se los agradecí. La
La cabeza me va explotar. Maldición, en tremendo berenjenal estoy metida. ¿Por qué todo tiene que ser un problema? ¿Por qué? Resulta que efectivamente están tres personas involucradas en el robo de la caja de rayos x. quedó comprobado al revisar las cámaras. Ayer miércoles se habló con la contralora y se despedirán a las tres personas, Sonia, la cajera y el auditor. Ahora debemos cubrir esos puestos mientras se consiga su reemplazo. Ya RRHH está solicitando currículos y haciendo entrevistas. Veo el calendario, estamos a 5 de marzo más tardar el lunes 9 debo tener una persona en el departamento. Federica y yo no damos abasto. Ayer salimos mucho después de la hora. Arnaldo vino a nuestro departamento y nos estuvo ayudando con la revisión de la caja de la mañana, para entregarla hoy a contraloría. En rayos x está cubriendo la cajera de la mañana que ya se reintegró y en las tardes la coordinadora, mientras también se busca el personal capacitado para eso
Despierto con la sensación de que me estuviese orinando, trato de levantarme, pero algo me lo impide. Abro los ojos y lo veo, entre mis piernas, con una de las sonrisas más cautivadoras que le he visto. Oh señor Jesús. Relame sus labios, separa un poco más mis piernas, dejándome totalmente expuesta, a su merced. Se me pone la piel de gallina al sentir la suave caricia desde mis pantorrillas a la parte interna de mis muslos. La anticipación me puede y muevo buscando más contacto en mi centro de placer. —Pelirroja con calma —susurra con voz ronca—. Tenemos todo el día para disfrutarnos, para comernos, para probarnos, para hacernos arder de placer. A cada palabra que va diciendo siento como mi vagina se lubrica, maldición. Deseo sentirlo de una vez, a pesar de estar acostada el cuerpo se me pone sensible, los senos me pesan. Llevo las manos a mis pezones, sin importarme como me esté viendo el doctor bonito, quiero atención y me la voy a dar.