Sebastien:
La había ayudado durante todo el trayecto, el camino era seguro, sin embargo, las sandalias que traía no le ayudaban mucho, y a pesar de ese pequeño detalle, ella estaba muy emocionada, así que no había podido evitar el contagiarme de su buen humor.
El camino era corto, si acaso nos tomaría llegar unos 5 minutos, pero por las sandalias de Agnes, tardamos un poco más, algo que no notamos ya que íbamos hablando y riendo, era fácil estar con ella, quizás porque su padre tenía mucho dinero, siendo eso lo último que le podía interesar de mí, era alguien sencilla, amable y desinteresada que disfrutaba de las cosas sencillas de la vida, justo como yo.
- No te burles –dice ella apenada, me acababa de confesar que nunca antes se había metido a un lago, además de que jamás había ido de campamento–, m
Agnes:El fin de semana había sido demasiado corto, sin embargo, había sido el más feliz e intenso de toda mi vida, estaba segura que mi padre estaría más que feliz por mi noviazgo con Sebastien, aunque no más feliz que yo.Era domingo por la tarde, lo que indicaba que debíamos marcharnos, algo que me había hecho sentir triste, desearía que este momento durara para siempre. Guardamos nuestras cosas, las subimos a la camioneta y emprendemos la marcha de regreso.- Hagamos un viaje más largo, esta vez a la playa, ¿qué te parece? –dice sin apartar la vista del camino, sonreía mientras lo decía.- Me gustaría mucho, ¿cuándo lo haríamos? –pregunto emocionada, pasaríamos a cenar al mismo restaurante.- Quizás en 2 semanas, habrá que pedirle a tu padre nos permita ausentarn
Agnes: Debía decir que aquella imagen no le hacía justicia, el lugar era precioso, el mar de un suave y transparente azul, y si a eso se le agregaba su unión con el cielo, era sin lugar a dudas, algo para inmortalizar. - Espero que este a la altura de tus expectativas –dice él a mi espalda, siento como me abraza, sus manos descansando en mi estómago. - No sólo eso, sino que las superó –sonrío recargando mi cabeza en su pecho, besa mi cabeza, me relajo sintiéndome tan libre, tan llena de paz. - Me alegra escuchar eso –me gira con cuidado–, ahora vamos a la cabaña, estoy seguro que también te gustará –dice besando mi nariz, río bajito y asiento. Caminamos a la pequeña cabaña, 2 pobladores habían llevado nuestras cosas, Sebastien les había dado la indicación de no venir, sin embargo, les había pagado por el trabajo, ellos habían estado muy agradecidos. A decir verdad, creo que entre los dos podríamos mantener li
Sebastien:La mañana llegó con los rayos del sol quemando la piel de mi espalda, al abrir los ojos, me había topado con la imagen de Agnes dormida, el cabello le caía en la cara, eso me había hecho sonreír, no podía recordar en que momento nos quedamos dormidos debido al cansancio, porque estaba muy seguro que de no ser por eso, nos habría alcanzado el amanecer y un poco más.Con cuidado me había puesto de pie, quería prepararle el desayuno, o quizás sería mejor si le preparara el baño, estaba seguro que estaría bastante adolorida, aunque quizás sería bueno bañarme yo primero.Cuando salgo, noto que aún duerme, así que voy a la cocina para preparar el desayuno, había picado fruta, vaciado un poco de yogurt en un plato y preparado waffles con fresa arriba y miel. Lo había colocado todo
Agnes: Tres meses se habían pasado en un abrir y cerrar de ojos, la planeación de la boda había absorbido mi tiempo por completo, así que cuando mi padre me sustituyó, o como él lo denominó, un ayudante. Poco me había importado, es más, incluso podría decir que me sentía aliviada, porque ese reemplazo sería permanente, además de que estaba demasiado feliz como para preocuparme por si tenía o no trabajo, después de todo, podría ayudarle a Sebastien, nos iríamos a Londres a vivir tras acabar el proyecto, por lo pronto, viviríamos en una preciosa casa a las afueras de la ciudad, al parecer era una propiedad de su familia que se encontraba perdida, y eso me alegraba mucho, al menos tenía algo de sus padres. La casa estaba en remodelación y por eso no tenía caso ir, sólo sabía que estaría para después de la luna de miel, iríamos de tour por algunos países de África, de ahí a Asia y al final Europa, eso daría tiempo a que avanzara el proyecto y es
Agnes: Decir que me había sentido flotar había sido poco, no había sido consciente de nada salvo mi esposo, me gustaba la forma en la que me llamaba ahora, señora Edevane-Gray, mi cara de idiota era tan grande, que estaba segura me quedaría la cara congelada. Habíamos decidido pasar nuestra noche de bodas en el hotel, no es que fuese la primera vez, pero ahora era diferente, ahora éramos marido y mujer frente al mundo y Dios, así que era tan importante como lo fue mi primera vez. Y me sentía de la misma manera, tímida, expectante pero muy segura, y esa seguridad había crecido al ver su cara cuando mi vestido cayó al suelo, el conjunto que había elegido era por demás revelador, pero eso no importaba, aquel precioso hombre me había visto incontables veces, pero saber que me deseaba y veía como la primera vez, era reconfortante, y porque no, me hacía sentir por demás especia
Agnes:La mansión era muy bonita, justo todo lo que me gustaba, fachada sencilla pero elegante, era bastante antigua y en un bonito color blanco, tenía cerca de 14 ventanas, según lo que podía ver; un altillo y una gran puerta de madera en color café oscuro. Tenía un gran jardín, casi podía ver el jardín trasero, lleno de flores, un jardín verde y vasto, una pequeña mesa para tomar té o tomar alguna comida.- Por aquí señora –dice una mujer nada más bajar, asiento sonriendo, entro a la casa seguida de mi esposo, amaba esa palabra.- Cleo, muéstrale su habitación, Adam, deja las maletas donde te indique Cleo –dice con voz seria, casi podría decir que era fría, entendía que estaba estresado y cansado, así que no diría nada, le prepararía algo delicioso para comer y seg
Agnes: La mujer me había llevado a una habitación lo bastante grande para una cama individual, un pequeño escritorio, una silla, una mesita de noche, un armario y un baño completo. Me había dejado sola tras dictar las actividades que realizaría mañana desde bien temprano. En este momento odiaba mi mente, una que recordaba con cada detalle lo visto, oído o leído, y esto no era la excepción. 1. Debía despertar todos los días, sin excepción; a las 5 de la mañana, debía darme un baño, limpiar mi habitación y vestir el uniforme que estaba en el armario. 2. Debía comenzar limpiando el estudio de Sebastien, de ahí seguiría al salón de baile, la biblioteca y la recepción, debía limpiar de manera meticulosa cada objeto. 3. Lo siguiente que haría, sería lavar el baño que esta debajo de las escaleras. 4. Después subiría a la primera planta y limpiarí
Agnes: A decir verdad, las semanas que había pasado aquí eran llevaderas, no me pedía hacer nada complicado o difícil de hacer, lo mejor de todo es que había logrado que Cleo y Martin me aceptaran, ya no se ponían incómodos o evasivos con mi presencia. Sólo él, jamás estaba dónde yo o siquiera cerca, casi sentía que me veía y se escondía, algo que me había parecido por demás gracioso, esta era su casa, yo no era nadie aquí. - Ay –escucho a Cleo quejarse, me giro para ver que se ha cortado, me apresuro para lavar la herida y buscar el kit de primeros auxilios, por suerte la herida no era profunda, aunque sí limitaría un poco sus movimientos. - Quizás sería bueno que descansaras, puedo terminar la comida –digo suave, ella asiente y se sienta un momento. - No vas a terminar a tiempo, hoy debes hacer el jardín –dice ella preocupada, pocas veces me había quedado sin comer, así que podría resistir. - No me va a pasar nada C