Sebastien: - Creo que no eres el único culpable, quizás si hubiese hablado, si hubiese tenido el valor de enfrentarlo, esto no habría sucedido, creo que nos hubiésemos ahorrado mucho sufrimiento innecesario –la escucho suspirar, la separo suave de mi cuerpo, sus ojos están rojos, verla así me rompe el corazón, me había cansado de mentirme y de mentirle. - No creo que tengas la culpa de nada, a pesar de mis pensamientos idiotas, jamás has tenido la culpa, no pediste nacer ni ser amada por ese monstruo –eso era lo más que podía contenerme, el odio y la rabia que sentía hacia él era mucha. - Sebastien, mi querido Sebastien, ¿de verdad crees que un ser cómo él es capaz de amar a alguien? –pregunta con ironía, algo que me sorprende. - Todo el mundo ha sido testigo del amor desmedido que tiene por ti –digo frunciendo el ceño, comienza a reír y niega. - Ese hombre no ama a nadie, salvo a él mismo –sonríe de lado con ironía–. Alexander St. Vincent se ha encargado de crear la imagen perfec
Agnes: Las palabras dichas por Sebastien habían logrado que mi corazón latiese tan rápido, que creía se saldría de mi pecho usando mi garganta como conducto de salida. Pero aquellas palabras también me habían hecho ver la realidad, una cruda y triste realidad, que a pesar de todo lo que dijera, mi padre si era un gran impedimento, y siempre lo sería a menos que lo detuviera, y eso haría. Entro a mi habitación y comienzo a planear todo, debía tener cuidado con cada cosa que podría salir mal, cada aspecto de la casa y cada movimiento que se hacía dentro de la misma. Para eso, había tomado un lápiz y un cuaderno, había hecho un croquis de la casa, había señalado los puntos que tenían vigilancia y había anotado los horarios en que los guardias cambiaban de turno o solían salir un rato, esto último lo había descubierto de niña, en la cabina de vigilancia no estaban a eso de las 2:15, más o menos volvían a eso de las 2:30, así que tendría quince minutos exactos para poder llevar a cabo mi
Agnes:Me habían llevado dentro de la casa casi a rastras, había intentado luchar, aunque no mucho, ellos me llevaban mucha ventaja. Me llevan al despacho de mi padre, no me había dado tiempo de poner la estatua en su lugar, por lo que quizás eso me había delatado.Uno de los hombres me sienta con brusquedad en un sillón individual, miro todo atenta, no había manera de escapar, 2 hombres resguardaban la puerta y otros 2 estaban a mi lado, suspiro, seguro estaban esperando a mi padre, esperaba se tardarán en comunicarse con él, pero como la vida me odiaba, mi padre entro 5 minutos después hecho una furia.- ¿Qué tan estúpido crees que soy? –grita mientras camina hacia mí, el golpe de su mano me hace girar la cabeza con brusquedad, sentía el ardor donde su palma había impactado–, ¿creíste que dejaría este lugar sin protección? –escupe al tiempo que me abofetea la otra mejilla, evito chillar del dolor, no le daría ese gusto–, eres igual de estúpida que tu madre –tira de mi cabello hacia a
Sebastien:Durante el trayecto la reanimaron 2 veces, cada que su corazón fallaba sentía el mío desplomarse junto al de ella.Al llegar, nos reciben 2 doctores, los paramédicos le explican su estado.- Paciente femenina de 23 años, tiene múltiples fracturas en pierna izquierda a la altura del fémur, brazo derecho en la parte cubital, al menos 8 costillas de ambos lados, tuvo 2 paros cardíacos, Glasgow 3 –los médicos la llevan adentro, corro tras ellos, gritaban ordenes incomprensibles para mí, sólo entendí una cosa: quirófano, radiografías y análisis.Se acercan a unas puertas y un doctor me detiene, niega.- Necesito estar con ella –digo suplicante, sentía que si no estaba a su lado, la perdería.- No puede pasar, vaya a la sala de espera, lo mantendré informado –asiento derrotado, camino a la sala de espera, me dejo caer, pasados unos segundos se acerca un interno para preguntarme si deseo ser revisado, niego, no me sentía mal, aunque suponía que mi aspecto daba a entender otra cosa.
Miraba la tumba dónde descansaba, traía sus flores favoritas, al final Alexander St. Vincent había sido acusado por crímenes como e****a, lavado de dinero, abuso de confianza, prostitución infantil y manejo de lugares ilícitos, así mismo, de planear a cabo el asesinato del matrimonio Grayson, y el asesinato de Elaine St. Vincent y violencia doméstica contra su única hija, Agnes Edevane-Gray.- Al fin tienen una tumba –dice ella suave mientras coloco las flores, asiento.- Seguro les da gusto estar juntos, tu madre era una buena persona –dice él acomodando las flores, les había costado un mundo encontrar los cuerpos de sus respectivos padres, pero al final había valido la pena–. ¿No estás muy cansada? –pregunta volviéndose hacia ella, iba en silla de ruedas para evitar cansarse, su rehabilitación iba muy bien, pero aún así se cansaba con facilidad, el daño en sus pulmones había sido mucho, pero poco a poco se recuperaba, fue hasta varias semanas que le confeso lo del bebé, ella había ll
Habían sido meses de recuperación, pero todo había valido la pena cuando fui capaz de caminar hacia el altar sin problema alguno, esta vez la ceremonia había sido pequeña, con algunos socios de Sebastien y con personas a las que de verdad estimaba.Era extraño pasar de Agnes Edevane-Gray a Agnes Grayson, y no es que me quejara, para nada, porque amaba a Sebastien pero supongo que sólo me costaría trabajo adaptarme.Habían pasado unos meses más tras la boda, Sebastien me había llevado a todas partes, habíamos comido y bebido de todo, bueno, salvo algunas cosas por orden del médico, pero fuera de eso, la luna de miel había sido perfecta, triste había sido volver.- Te vaya bien –digo como cada mañana que debe ir a la empresa, habíamos decidido mudarnos a Londres, era un cambio agradable.- Nos vemos a la hora de la comida –me pega a él y me besa con intensidad, eso lograba dejarme descolocada por algunos segundos, me sonríe travieso antes de salir, suspiro enamorada.- Agnes, llegó un pa
Mi vida era perfecta, tenía un padre exitoso y amoroso, era hermosa, joven y con un futuro prometedor, era elegante y distinguida, obediente y amable.Pero eso era mentira, eso es lo que todos veían en mí, la realidad que había empeñado en mostrar, dejando de lado la cara oculta del gran Alexander St. Vincent.Muchos deseaban mi vida, y con gusto se las daba, daría todo por dejar este infierno, sin dudarlo vendería mi alma para hacerlo. Quizás se preguntarán que porque no me voy, la respuesta es simple, ese hombre me encontraría debajo de la más pequeña piedra, cada paso está calculado, siempre vigilada, no hay opciones de escape.Siempre que me castiga por alguna falta, culpa a mi madre.- Te pareces tanto a esa sucia zorra, que te dejó a la primera oportunidad que tuvo, sólo recuerda que ella te abandonó por irse con otro, tienes suerte de que
- Saliendo de su clase, debe ir con su padre a una comida de negocios, ahí estará el hijo de su socio mayoritario, después de eso irán a visitar algunas de las fundaciones en las que ayuda su padre –dice la asistente mientras tomo mi desayuno, suspiro con pesar, estaba harta de todo, pero no podía decir o hacer nada–, después de eso tiene una entrevista para la revista de personajes sobresalientes, hablarán de sus progresos en el mundo de los negocios y de su corta pero brillante carrera, antes de llegar le daré su discurso –dice haciendo anotaciones en la tableta–, por último, deberán asistir a una cena benéfica del grupo Van Allen, ¿alguna duda? –pregunta la mujer, ella niega, de todos modos no había posibilidades de cancelar algo en esa lista, mi padre me castigaría y era lo último que quería.Termino de desayunar, cojo la mochila y