Lautaro tomaba su desayuno con gran tranquilidad, mientras su esposa lo miraba de manera inquisitiva. Después de un rato, su expresión de hastío comenzó a mostrarse. _ ¡Hala mujer! _ dijo con fastidio _ tírame de una puñetera vez lo que tienes para decirme y deja de mirarme así que me pones más nervioso de lo que estoy. Julieta se sobresaltó. Estaba tan ensimismada que no se había dado cuenta del efecto que estaba causando en su marido. _ No sé porque me dices eso _ le dijo ella en tono calmo, tratando de mostrar indiferencia _ Estoy en silencio sin decir nada… voy a pensar que Lucas tiene razón al decir que estas un poco loco. Lautaro se echó a reír, tirando su palma sobre la blanca sábana. _ Vale, ¿Ahora secundas las tonterías que dice tu hijo? _ la miró con sorna_ Qué no soy un crío y ¡hace muchos años que nos conocemos! Pero si insistes en verme cabreado, vale. Sigue con ese teatrito de mirarme así, sin decirme nada. Julieta suspiró hondo pausadamente y luego sol
Aitana se había despertado de un humor inmejorable, aún le parecía increíble haber aceptado ser novia de Nick, pero lo había hecho y por primera vez en mucho tiempo no se arrepentía en absoluto de haberlo aceptado. Ese hombre había logrado lo impensado por ella hacía un par de años atrás. Se acomodó el cabello, se había vestido de manera elegante y sofisticada acorde al puesto que ocuparía por un tiempo en la compañía. Al mirarse al espejo, vio en sus ojos un fulgor distinto, como si de repente todo en ella hubiese revivido. Habían acordado con Nick, anunciar su noviazgo delante de la familia una vez que Lautaro saliera del hospital, el hombre le había pedido a Aitana que lo dejara hablar con el padre de ella, si alguien tenía que dar la cara tendría que ser él. Bajó a toda prisa a desayunar, su hermano Lucas ya lo estaba haciendo, apenas entró al comedor el joven la miró intrigado. _ Vaya... vaya ¡Que carita de alegría tenemos hoy! _ su tono era divertido y burlón _ ¿E
Ambos hermanos se dirigieron al garaje, donde el auto familiar los esperaba. Durante el trayecto, Aitana no podía evitar sentirse nerviosa. Tenía un nudo en el estómago pensando en cómo sería trabajar con Nick tan de cerca. Aunque había aceptado ser su novia, la idea de estar juntos en un entorno profesional añadía una nueva capa de complejidad a su relación. Pero a la vez, verlo todos los días la emocionaba. Cuando llegaron a la empresa, Nick ya estaba allí, esperándola en la puerta con una sonrisa que le iluminaba el rostro. Aitana sintió que su corazón se aceleraba al verlo. Él se acercó y le entregó el ramo de flores que había encargado el día anterior. —Para ti, mi amor. Quería darte una bienvenida especial en tu primer día —le susurró Nick, con sus ojos brillando de ternura. Aitana tomó las flores, sintiéndose abrumada por el gesto. —Gracias, Nick. Son preciosas —respondió, sintiendo que sus mejillas se ruborizaban _ no hacia falta, con el hermoso regalo que me envia
Marcos Iturbe estaba cenando con un cliente, cuando divisó a lo lejos a una persona muy conocida. Frunció el ceño y apretó levemente la mandíbula. “Esa m@ldita víbora", pensó con furia el abogado al ver a Verónica. La mujer, con su porte altivo y su cabello impecablemente arreglado, se sentó en una mesa más allá de donde estaba él, tan absorta en su propio mundo que no se percató de la presencia de Marcos. La simple visión de Verónica había transformado la cena en un veneno amargo que casi le resultaba imposible tragar. —Marcos, ¿te encuentras bien? —le preguntó el cliente, notando el cambio en su semblante Marcos meneó la cabeza y forzó una sonrisa. —Oh, sí, estoy muy bien —respondió, esforzándose por mostrar indiferencia mientras volvía a concentrarse en la comida. Pero sus ojos seguían volviendo a Verónica. Al rato, vio a un joven que se acercó y se sentó en la mesa de ella. Marcos fijó levemente la mirada, intentando recordar de dónde conocía a la persona que acompañ
Verónica había quedado visiblemente inquieta ante lo dicho por Marcos la noche anterior. ¡¿Quién era el novio de Aitana?! ¿Con quién la había visto Marcos? Su poder de deducción era bastante grande, no tenía mucho margen para la imaginación. _ Debe ser Nick... _ dijo apretando la mandíbula _ ¡M@ldita niña! ¿Tú crees que es tan fácil sacarme lo que quiero? Oh queridita, eso solo se lo he permitido a tu madre, por ahora... ¿Pero tú? ¡Ja! ¡No sabes con quien te has metido! Ese hombre o termina en mi cama o en la de nadie _ dijo esbozando una cínica sonrisa, la furia y la determinación brillaban en sus ojos. En su mente, llena de pensamientos caóticos y oscuros solo uno se destacaba en ese momento: impedir esa relación a toda costa. Se levantó rápidamente de su cama, se bañó y mientras se vestía, llamó a Julieta. _ Hola hermanita, ¿Estás con Lautaro en la clínica? _ le dijo simulando un tono aniñado con el cual sabía podía sacarle lo que quería a Julieta. La otra al escucharla
Verónica se había encargado de esparcir su ponzoña de manera solapada; lamentablemente, Julieta era como un lienzo en blanco para que su hermana plasmara a gusto y placer lo que quisiera. La preocupación y el miedo por el bienestar de su hija la hacían vulnerable a las manipulaciones de la otra. —Tú quédate tranquila, Juli querida, no te preocupes por mí —dijo Verónica abrazándola, con lágrimas en los ojos—. Veré cómo supero todo esto. Realmente me he enamorado de Nick, pero bueno, debo aceptar lo que ha sucedido y ayudarte a salvar a mi sobrina de otro gran sufrimiento —lloraba consternada—. Soy grande, podré superarlo... en cambio ella, quién sabe si podrá reponerse de otra desilusión amorosa. Julieta solo se limitaba a asentir todo lo que su hermana le decía. Estaba sumamente preocupada por su hija, hasta sentía miedo. Aitana había cambiado mucho con el primer desengaño, volviéndose más reservada y desconfiada. Julieta recordaba las noches en vela, en las que lloraba desconsola
Aitana y Nick estaban decididos a vivir su romance a pleno. Una vez que la joven decidió darle y darse una oportunidad todo entre ellos había cambiado radicalmente.Fue ahí que Nick fue sabiendo, como era la verdadera Aitana, siempre sonriente, atenta y muy dulce. El cada vez se sentía más atraído y enamorado por ella._ Mi amor, creo que tendré que ir a hablar con tu padre _ le dijo él mientras almorzaban juntos _ No quiero seguir ocultando esta relación... quiero que todos lo sepan, pero principalmente tus padres.Aitana asintió._ Estoy de acuerdo... _ trataba de no demostrar sus nervios y preocupación al hacer la afirmación _ No veo el porque de ocultarlo, creo que no estamos haciendo nada malo.El la miró fijamente, pudo percibir la creciente inquietud en ella, le tomó la mano se la acarició y luego se la apretó suavemente, tratando de transmitirle tranquilidad.—Sabes que, pase lo que pase, estoy aquí contigo, ¿verdad? —dijo él, mirándola a los ojos _ Y sé que tú estás con
Aún seguían encerrados en la oficina, después de haber hecho el amor cuando una de las secretarias golpeó suavemente la puerta. _ Si, ¿Qué sucede? _ dijo amablemente Nick, mientras se acomodaban la ropa y se arreglaban para volver a trabajar. _ Disculpe señor Turner, la señora Julieta está aquí y quiere hablar con la señorita Aitana _ le dijo la secretaria. Ambos se miraron fijamente por unos segundos, el pánico se apoderó del rostro de Aitana. _ Tranquila mi amor, seguramente viene para hablar de otro tema y sino _ le dijo abrazándola _ me llamas e iré inmediatamente, recuerda que estamos juntos en todo esto. La joven asintió y salió para encontrarse con la mirada inquisitiva y, ¿enfadada? De su madre. Fue hasta ella y la saludó como siempre. _ Mamá ¿Qué haces aquí? Jamás vienes por la empresa _su padre siempre se quejaba de eso _ ¿Sucedió algo con papá? La mujer lo negó con la cabeza, al ver la expresión de su hija y en el estado en el que había salido de la oficina ya