Después de haber aceptado la petición de su padre, Aitana salió de allí con una mezcla de emociones, sabía que le sería muy difícil trabajar con Nick, pero ¿Cómo podía explicárselo a su padre sin decirle lo que realmente le estaba sucediendo? No, imposible. Cuando menos explicaciones diera, sería lo mejor. Aunque después de lo que había pasado la noche anterior simulando ese noviazgo, no estaba segura de cuanto tiempo más lo de ella y Nick estaría en secreto. Mientras caminaba por el pasillo del hospital, Lucas la interceptó de nuevo. _ ¿Todo bien hermanita? _ preguntó Lucas mientras esbozaba una sonrisa divertida. La joven frunció el ceño, escudriñándolo. _ Espero que, por tu bienestar físico, Lucas De Santis, ¡no tengas nada que ver con esta locura que me acaba de pedir papá! ¡Porque juro que te mataré! _ le dijo extremadamente molesta. Lucas miró hacia todos lados y se señaló tocándose el pecho. _ ¿Yo? ¿Y ahora que hice? _ dijo sin inmutarse _ Bueno, ¡Pero te volviste
Marcos Iturbe caminaba de un lado a otro apretando los puños, el sonido de la lluvia golpeaba el ventanal de su gran oficina. Se sentía inquieto, ofuscado y con un gran vacío en su alma después de su encuentro con Aitana. Haberla visto besar y abrazar a aquel hombre dispararon sus celos de una manera inusitada.Golpeó suavemente la pared con su puño sintiendo una gran frustración. _ No, no puede ser que ella se haya fijado en un hombre como ese y mucho menos considerarlo su novio _ dijo enfadado _ Es muy grande para ella, además él no es su tipo.En otro tiempo, había sido él hombre elegido por Aitana para ser su novio y eventualmente ser su esposo y formar una familia, pero por haberse dejado llevar por la lujuria y su ego desmedido la engañó vilmente, perdiéndola en un abrir y cerrar de ojos.Ahora, un par de años después estaba total y completamente arrepentido de haber cometido semejante estupidez._ ¿Cómo pude ser tan idiota de no haberla valorado y amado como se merecía? ¿Cómo
A medida que iba tomando noción de las consecuencias que podría tener la petición, casi exigencia, que su padre le había impuesto, Aitana iba montando en cólera. Un halo de impotencia comenzó a invadirla mientras conducía hacia su academia de baile. La lluvia de ese día complicaba el tránsito, extendiendo el tiempo de su angustiosa meditación, haciendo crecer su ansiedad a pasos agigantados. Sus manos temblaban sobre el volante del auto, y el nudo en el estómago era tal que le provocaba náuseas. _ ¿Por qué me sucede esto? Ni que me estuviese pidiendo que hiciera algo ilegal... a veces no puedo entender mi gran miedo _ dijo, suspirando hondo para liberar su angustia. _ ¿Acaso estoy realmente enamorada de ese hombre? _ Pensó en la sonrisa de Nick, en cómo su mirada la hacía sentir vulnerable y expuesta. _ No, no puede ser... _ Se dijo a sí misma, intentando convencerse. _ Es solo que me duele pensar que podría ser herida nuevamente, como lo fui antes. Los recuerdos de su relación pa
Verónica se encaminó con rapidez por el pasillo de la clínica que era propiedad de su familia, su furia era tal que quería ahorcar a su hermana en ese preciso momento. Las paredes estaban pintadas de un blanco inmaculado, apenas interrumpido por cuadros de paisajes serenos, destinados a dar una sensación de calma a los pacientes. El piso de mármol brillaba bajo las luces fluorescentes, que emitían un zumbido casi imperceptible pero constante. A cada paso, el eco de sus tacones resonaba en el pasillo desierto, amplificando su furia. _ ¡Maldita Julieta! ¿Por qué no me avisó antes de que Lautaro había despertado? ¿Acaso no soy alguien importante en esta familia? Ella había estado todo ese tiempo pendiente de la salud de Lautaro, ni un solo día se ausentó del hospital. Hubiese deseado estar desde el primer momento junto a él. ¿Por qué le hacía eso su hermana? Abrió la puerta de la habitación sin golpear, como si tuviera todo el derecho a hacerlo. La habitación era cómoda y lujosa, c
Dennis Porter frunció el ceño. Mientras Verónica le contaba de lo que Lautaro le había dicho su semblante fue transformándose. Apretó los puños de tal manera, que sus nudillos quedaron blancos, la ira se apoderó de él. —¿Por qué... por qué tu cuñado ha tomado esa decisión? Es muy extraño... —Dennis se frotó la frente, claramente confundido y enfadado—. Sabes que Aitana odia ese lugar. Enviarla allí y justamente para que trabaje al lado de Nick ¿No? —dijo, su voz temblando con una mezcla de incredulidad y rabia—. ¿Puede ser posible que... que él sepa la relación sentimental que hay entre ellos dos? La mujer quedó un momento analizando la situación, apretó los labios y parpadeó. _ Hmm, no lo creo. Primero porque estuvo muchos días inconsciente y sigue en el hospital, segundo, ellos jamás se lo dirían y tercero, conociéndolo haría un escándalo si su niñita tuviese una relación sentimental con un hombre que le lleva tantos años. El escritor se restregó los ojos. _ Entonc
Dennis estaba en la escuela de baile, esperando con impaciencia a que Aitana terminara su clase. Observaba cada movimiento desde la puerta, sus pensamientos eran un torbellino de estrategias y posibilidades. Necesitaba encontrar la manera de acercarse a ella sin levantar sospechas, y más importante aún, sin que Julián interfiriera, ya que había notado la aversión del joven por él. ¿Sería que su amigo también estaba enamorado de ella? Mientras tanto, Aitana, ajena a la presencia de Dennis, estaba completamente inmersa en la clase. Sus movimientos eran fluidos y gráciles, su pasión por la danza era evidente en cada paso que daba. Julián, la observaba con admiración, sabiendo lo difícil que era para ella concentrarse con todos los problemas familiares que tenía. Cuando la clase terminó, la joven se despidió de sus alumnos y se dirigió hacia el vestuario. Dennis aprovechó el momento para interceptarla. —Aitana — la llamó, intentando sonar despreocupado, pero con un ligero temb
Dennis caminaba de regreso a su auto, sus pensamientos aún enfocados en su conversación con Aitana. No había salido como esperaba, pero al menos había logrado sembrar una semilla de duda. Mientras encendía el motor, su mente volvía a Verónica y al próximo paso de su plan. _ ¡Malditos! ¡Lo hicieron adrede! _ dijo apretando los puños _ ¡No me quieren cerca de Aitana, ah pero ya verán… no podrán apartarme tan fácilmente de ella! No entendía el porqué no había logrado la simpatía de los amigos de Aitana, pero presumía que algo tenía que ver su hermano en todo eso. Mientras se alejaba de la cafetería, Dennis no podía evitar sentir una mezcla de rabia y desesperación. “No permitiré que Nick me gane otra vez”, pensaba mientras apretaba el volante de su auto. Tenía que encontrar una forma de desacreditar a su hermano y ganarse la confianza de Aitana. Pero ¿cómo hacerlo sin que ella se diera cuenta de sus verdaderas intenciones? Las palabras de Verónica resonaban en su mente: “paciencia
Nick a pesar de sentir que el trabajo de oficina no era algo que particularmente le gustara a Aitana, estaba feliz porque de ahora en adelante estaría junto a ella durante mucho tiempo. No sabía que extraña magia le había dado esa idea a su amigo Lautaro, pero como fuera él no iba a desaprovechar la oportunidad que la vida le estaba dando. Ya había encargado para al día siguiente, un gran ramo de flores para entregárselas apenas ella llegara. Estaba tan feliz que sentía la necesidad de compartir su alegría con alguien, con su madre sabía que no podía hablar ya que seria ponerla en un lugar incómodo. No era algo agradable para Jo saber que sus dos hijos estaban enamorados y enfrentados por la misma mujer. Llamó a su padre, últimamente se habían acercado mucho. Steven era un hombre muy sabio y solía darle buenos consejos. El estaba encantado de que su hijo por fin se haya enamorado de alguien y que pensara sentar cabeza de una buena vez, lo único que lamentaba era que se hubiera e