—Samantha—Mi corazón latía un millón por hora y la rabia corría por mis venas. Subí al coche del rubio y traté de ocultar lo que sentía, cosas que me dan pavor, nunca me había sentido de tal modo y, menos por alguien como Felipe, aunque nunca he estado con alguien como él, con ese poderío que destila, ese misterio que oculta su mirada, no sé ni cómo explicarlo, no es el hombre que muestra ante todos.Quería gritar todo lo que sentía en ese momento, no puedo creer que sienta celos, celos significan que… no, mejor ni lo repito en mi cabeza, no puedo sentir algo por él, es un orangután mentiroso, y bipolar, él, si puede tener prometida y follar, pues, yo también.Soy yo quien lo invita a un motel al rubio y él me pregunta mil veces si estoy segura. Según sus técnicas son diferentes y eso me causo curiosidad y sí, que eran diferentes. Al entrar en esa habitación, ya no era él, sus ojos azules se oscurecieron y adquirió un nuevo papel, que causó tensión en mí, mi cuerpo se estremecía por
—Samantha—Sigo en su cama y no me quiero levantar, no hay una parte de mi cuerpo que no duela, sin embargo, no comprendo por qué siento esta opresión que me abarca todo el pecho, su loción invade la habitación y aspiro con fuerza dando un largo suspiro.No puedo seguir aquí, me urge buscar a Angus, no puede contarle nada a mi madre, qué vergüenza y no sé la que se armaría con Sergio y Felipe.Sus palabras siguen dándome vueltas en la cabeza, lo diría en serio; que está dispuesto hablar con Sergio, si lo hiciera para mi madre sería la muerte segura.Me levanto y observo mis muñecas, no sé por qué carajo sonrío. Angus está loco, un pelín más que yo.Siento su pesada mirada encima de mí, consumiéndome con esos ojos calculadores que ardían de deseo, contemplaba mi cuerpo y yo a él, con esa vestimenta casual y relajada, se ve diferente, viste un suéter de algodón cuello en V, de color negro, una chaqueta de cuero, un pantalón ajustados y unos Ray-Ban de color negro reposan en su cabeza, c
—Felipe— Marc llega de la nada en mi empresa, es extraño que esté aquí. Ni cuando le ofrecí trabajo de gerente llegó a presentarse. Tontea con Ana, mi secretaria que se va corriendo por donde entro, termino de firmar algunos documentos faltantes para la expansión de mi empresa automotriz, porque en dos semanas me iré del país. —¿Has consumido algo indebido? Si estás en problemas, dímelo — negó y se sentó otra vez en el sofá.No dejo de observarlo y da un largo suspiro.—Felipe… Sam se comprometerá esta noche con Angus. No sé por qué tiene algo en su mirada que no me termina de encajar, pero quien soy yo en esa familia para opinar. Todos están cegados con él, y más la señora Gerber. —¡Marc, no me jodas! ¡Si no tienen ni un mes, que conoce a ese imbécil! — rabio y mi cuerpo se cabrea en segundos, pensé que solo sería un relajo, que no continuo con los golpes que le di, qué cojones tiene ese hombre.Marc se levanta y comienza a ca
Sus hermosos ojos verdes caen en mí y me desarman por completo, esta preciosa con un vestido diminuto de color marfil. Apuesto lo que sea, que su delicada espalda está descubierta, no sería ella sin dejar más de piel expuesta, su cabello está más rubio y recogido en un moño elegante, trato de apartar la mirada, pero no puedo, es un jodido imán que me atrae, el rubio la agarra de la cintura con fuerza y me desintegra con la mirada.Todos aplauden y Max llega a mi lado.—Debes aplaudir también, hermano. Déjala ser feliz y esto no te lo digo con odio, sino por ella. Merece ser feliz y no ser la otra— murmura.—¿Quién te asegura que lo será con ese enfermo? Tú mismo viste lo que yo vi— le gruño y noto como el tal Angus no la suelta, la tiene como un trofeo y el cuerpo de ella está tenso por completo.No sé si es por mí o por cómo la tiene agarrada.—Felipe, solo es otro tipo de sexo, y es todo, no somos unos enfermos, más bien deberías dejar de ser tan…, digamos; tradicional. Me quedo en
Capítulo 13 “El padre de mi hijo”No sé cuánto tiempo ha pasado desde que no me levanto de la cama, su rostro lleno dolor se reproduce miles de veces en mi cabeza. Si comenzó como un juego, era un reto para mí, sin embargo, todo cambió, poco a poco algo me ataba más a él, no sé ni cómo comenzó estos extraños sentimientos y lanzas sin sentido, le mentí también y caí junto con él, pero no puedo, no puedo.Oculto mi rostro en la almohada y sollozo desde lo más adentro, me jode que me duela y arde cada parte de mi corazón. Me levanto rápidamente al sentir las náuseas de nuevo, y corro al tocador y devuelvo toda la sopa que hace poco me trajo Camila.Siento unas manos que recogen mi cabello y me ayudan a mantenerme de pie, levanto la mirada al espejo y Angus me sonríe con cariño, ese hombre me ha demostrado lo paciente que puede ser, me ha apoyado y la verdad, tiene sus fetiches extraños que no voy a negar que me gustan, nunca había experiment
Llegamos al aeropuerto, donde todo comenzó, mis piernas se sienten débil y un gran nudo me impide respirar. Angus me ve a los ojos un momento agarrando mi mano y deja un beso en mis nudillos y me dice que me espera en el coche. Bajo lo más rápido que puedo y me adentro entre miles de personas, llegó a las cabinas y todos me miran de pies a cabeza, por primera vez no me importa mi aspecto, pido permiso a una señora mayor. —¿El vuelo a Italia, ya despegó? —¿Tiene boleto? — pregunta con fastidio. —No, quiero saber si ya despegó, necesito al padre de mi hijo que tomara ese avión— reveló con una sonrisa en mis labios, por lo hermoso que se siente decirlo Giro a mirar a todas las personas que tengo atrás. —Voy a ser mamá, me acabo de enterar señores. Me urge darle la noticia al padre— reveló con alegría y regreso la mirada a la chica y le suplicó con mis manos entrelazadas—, Felipe Ribeiro, por favor, dígame si ya abordó el avión a Italia. —Señorita, disculpe, no puedo darle, es info
1 Semana atrás—Felipe—La tristeza de la que tanto escape regreso de golpe, no valió fingir que no me dañó de tal manera sus palabras y que por fin tuviera el valor de aceptar que solamente fui un juego para ella, una verdad que me negaba a ver, lo que me advirtió Max y Marc, pero aun así de masoquista continúe flechado por ella.Tal vez una parte de mí la odiaba, sin tener culpa alguna de nada. Mi cabeza jugaba en contra de lo que sentía mi corazón y ahora, todo acabó.Me iré con Rain dentro de unos días y dejaré todo atrás, sería un viaje de algunas semanas, pero ya no quiero regresar. Marcaré distancia porque no soportaré verla y verme a mí, como el hombre más imbécil aún rendido ante ella. Su olor, aunque parezca loco, está impregnado en mí y al cerrar los ojos la veo deseando que todas sus palabras sean un mal sueño. Estoy camino al trabajo de Joseph, ese día y los días siguientes me quedé esperando su mensaje. Resulta que no encontró nada hasta hoy, un expediente que había si
—No digas nada— me levanto y en eso entran Sam y Angus. Camila finge que todo está bien y les sonríe a ambos, llegando a mi lado.—Me voy con Max y la niña. Perdón, Sergio…, no eres buen padre ni buen esposo, un parque de diversiones no es una tontería; es algo bonito para compartir en familia y crear recuerdos para el futuro y yo los quiero creer con mi hija y Max, porque para su padre; es una tontería. La miro, sin creer lo que acaba de decir y Sam nos mira con su cara de mil preguntas.—Todo está bien— aclaro y saludo a Angus y él asiente. Me encierro en mi estudio y comienza a repicar mi teléfono, busco entre tanto desastre y es Joseph.—Dime, Joseph. Es extraño recibir una llamada de tu parte, ¿todo está bien?—Sr. Gerber…—Sergio, Joseph— lo corrijo mientras recojo los pinceles.—Bueno, es Felipe.—¿Qué pasó con él? —suelto los pinceles y camino a mi habitación, mientras él sigue hablando.—Tuvo una recaída, estamos en la clínica.¡Joder!—Pero, qué mierda. ¿Cómo fue? ¿Por qu