Llegamos al aeropuerto, donde todo comenzó, mis piernas se sienten débil y un gran nudo me impide respirar. Angus me ve a los ojos un momento agarrando mi mano y deja un beso en mis nudillos y me dice que me espera en el coche. Bajo lo más rápido que puedo y me adentro entre miles de personas, llegó a las cabinas y todos me miran de pies a cabeza, por primera vez no me importa mi aspecto, pido permiso a una señora mayor. —¿El vuelo a Italia, ya despegó? —¿Tiene boleto? — pregunta con fastidio. —No, quiero saber si ya despegó, necesito al padre de mi hijo que tomara ese avión— reveló con una sonrisa en mis labios, por lo hermoso que se siente decirlo Giro a mirar a todas las personas que tengo atrás. —Voy a ser mamá, me acabo de enterar señores. Me urge darle la noticia al padre— reveló con alegría y regreso la mirada a la chica y le suplicó con mis manos entrelazadas—, Felipe Ribeiro, por favor, dígame si ya abordó el avión a Italia. —Señorita, disculpe, no puedo darle, es info
1 Semana atrás—Felipe—La tristeza de la que tanto escape regreso de golpe, no valió fingir que no me dañó de tal manera sus palabras y que por fin tuviera el valor de aceptar que solamente fui un juego para ella, una verdad que me negaba a ver, lo que me advirtió Max y Marc, pero aun así de masoquista continúe flechado por ella.Tal vez una parte de mí la odiaba, sin tener culpa alguna de nada. Mi cabeza jugaba en contra de lo que sentía mi corazón y ahora, todo acabó.Me iré con Rain dentro de unos días y dejaré todo atrás, sería un viaje de algunas semanas, pero ya no quiero regresar. Marcaré distancia porque no soportaré verla y verme a mí, como el hombre más imbécil aún rendido ante ella. Su olor, aunque parezca loco, está impregnado en mí y al cerrar los ojos la veo deseando que todas sus palabras sean un mal sueño. Estoy camino al trabajo de Joseph, ese día y los días siguientes me quedé esperando su mensaje. Resulta que no encontró nada hasta hoy, un expediente que había si
—No digas nada— me levanto y en eso entran Sam y Angus. Camila finge que todo está bien y les sonríe a ambos, llegando a mi lado.—Me voy con Max y la niña. Perdón, Sergio…, no eres buen padre ni buen esposo, un parque de diversiones no es una tontería; es algo bonito para compartir en familia y crear recuerdos para el futuro y yo los quiero creer con mi hija y Max, porque para su padre; es una tontería. La miro, sin creer lo que acaba de decir y Sam nos mira con su cara de mil preguntas.—Todo está bien— aclaro y saludo a Angus y él asiente. Me encierro en mi estudio y comienza a repicar mi teléfono, busco entre tanto desastre y es Joseph.—Dime, Joseph. Es extraño recibir una llamada de tu parte, ¿todo está bien?—Sr. Gerber…—Sergio, Joseph— lo corrijo mientras recojo los pinceles.—Bueno, es Felipe.—¿Qué pasó con él? —suelto los pinceles y camino a mi habitación, mientras él sigue hablando.—Tuvo una recaída, estamos en la clínica.¡Joder!—Pero, qué mierda. ¿Cómo fue? ¿Por qu
—Felipe—Pensaba que podía volver a caer en sus mierdas. La odié de tal manera por querer verme cara de imbécil por segunda vez. Un hijo y mío, por favor, cada vez que decía alguna palabra más se hundía de tal manera que no me daban ganas de salvarla, y fue algo tan bajo de su parte, apuesto lo que sea que aquel imbécil la dejo cuando supo que la había embarazado y vine como si nada a metérmelo a mí.Lo que ella no sabía es que soy estéril, verla como aseguraba de tal manera con sus ojos llena de lágrimas no me causaba lástima, más bien odio y más rabia me daba por quererla. ¡Joder!, en realidad quería besarla llevarla mis brazos, nunca la había visto quebrase de esa manera, una parte de mí anhelaba creer sus palabras, pero el sentido común me dejaba claro lo bajo que había caído.La herí y no olvido como sus ojos me contemplaban con dolor, estaba tan delgada, se notaba que no lo pasaba bien, pero ya no era mi problema. No lo era, Sergio me comento que hablo con Angus y le explicó to
—Samantha—Observo mi vientre en el espejo y sonrió al ver lo grande que está, mi niño, mi primer amor está a pocos meses de nacer. Quiero darle todo mi amor, no veo la hora de tenerlo entre mis brazos. Sin embargo, una parte de mí tiene miedo, no se parecerá a Angus, y eso es lo que más me aterra, no será rubio ni tendrá ojos azules.Angus se mantiene alejado de mí desde el embarazo, ha dado la cara por este bebe sin ser de él, y hasta sus padres están muy emocionados. Sin embargo, no quiero que se aleje de esa manera, me dice que no quiere lastimar al bebe y que no podrá contenerse, por eso dormimos en diferentes habitaciones.Me mudé con él después de casarnos, no era la boda que soñé, no caminaba altar con mariposas en el estómago y me sentía miserable al estar pensando en Felipe y de quererlo a pesar de todo. Los meses pasaron poco a poco, ya no era en lo primero que pensaba, hasta que Camila me comentó que habló con él, y le dijo que sería un niño, me moleste con ella por conta
—Samantha—Siento el calor que emana su cuerpo y no quiero despertar, me giro hacia un lado y acaricio mi vientre, una vez me dijo que no quería hacerle daño al bebe y por eso dormíamos separados, sin embargo, desde ese día, no duerme si no estoy entre sus brazos.Hace cinco meses, conocí otro Angus, su máscara cayó para mostrarse tal y como es, aunque no deja de ser cariñoso, es algo que no puedo quitarle. Se disculpó por como actuó y acepté sus disculpas, no lo volvió hacer y en una parte tenía razón en molestarse, estaba casi desnuda delante de otro hombre.No me quiere perder.—¿Estás despierta, preciosa? — susurra ocultando su cara en mi cuello y su mano se cuela entre mis piernas.—Me duele y no quiero— revelo y me agarró del hombro para girarme, sus ojos azules me consumían, une sus labios a los míos y me muerde provocando que brote de mis labios un chillo de dolor, sostiene mi barbilla con su grande mano—. No te estoy pidiendo permiso. — aclaró y se levantó para abrir mis pier
—Samantha—Me quedo observando la pequeña habitación blanca con sus paredes llenas de flores de loto de color azul y rojo, es hermosa la manera en que están pintadas parecen reales, aunque la flor roja destaca mucho más por sus grandes pétalos abiertos. Bajo la miraba a mi abultado vientre y coloco mi mano provocando que un gran nudo se forma en mi garganta al sentir sus pataditas, está bien…La puerta está entreabierta y logro ver a mi hermano que está discutiendo con Angus, aunque no lo veo, reconozco su voz y más enojado. También está Camila, Marc y Fabián lo sujeta de sus hombros.Angus entra y azota la puerta, su mirada azulada me consume por completo y llega a mi lado uniendo sus labios a los míos.—¿Cómo te sientes, cariño? — pregunta, y acaricia mi vientre—, ¿se ha movido?—Tengo un poco de molestia y si, se movió hace poco. ¿Mi hermano está afuera?—Sí, y cuando entre le dirás que estás bien y nos iremos— ordenó, agarrando mi barbilla entre sus dedos. —Angus, no estoy bien…
Algo y se pasea por la habitación. Rueda el sofá y lo coloca al lado de mi camilla. —No pensé que te volvería a ver ocho meses después— curva sus labios y aguza sus largas pestañas—, sigues estando igual de hermosa, Samantha. —Gracias, pero si ves tengo una circunferencia un poco más grande, no seas modesto— ríe y niega volviendo a fijar sus ojos en mí—, paso algo de tiempo ¿Eres doctor? —Sí, soy oncólogo pediátrico. —Oncólogo… — Felipe llegó a mi cabeza de golpe. —A veces, cuando quieres la aprobación de alguien importante para ti, haces lo que sea, Samantha. Por mi hermano, me convertí en Oncólogo y me gradué con honores, sin embargo, aun así, no es suficiente para él. Bueno, no estoy aquí para mis lamentos— se endereza y pasa sus manos por su rostro con sus mejillas un poco coloradas. —Estoy orgullosa de ti, aunque no te conozca lo suficiente, no le hagas caso a ese orangután, es tan… —Imbécil, cabezota y un hijo de su madre, si es todo eso, pero es mi hermano y el pa