23- La verdad oculta

— ¡Arrodíllate!

La voz de Ares sonó como un trueno y ante su gélida mirada el interpelado no pudo más que rogar por su vida.

—¡Piedad!,¡Se lo ruego!,no me mate.—Agregó el hombre antes de caer desmayado.

Ares hizo un gesto con la mano y un par de escoltas se acercaron,uno de ellos traía una cubeta con agua helada y la echó sobre el caballero mientras que el otro ayudaba a levantar a la víctima que había recobrado el sentido.

El hombre atemorizado se quebró y un llanto desesperado brotó de sus labios.

— Tengo hijos. — Lo miró a los ojos y de manera inusual logró conmoverlo.

Por un segundo Ares se trasladó a su infancia,sus padres muertos y ese miedo que le recorrió los huesos en un ligero temblor.

— Tienes la oportunidad de traer ante mí al cerebro maestro que planea mi caída. — Miró el reloj y se retiró.

Eran las nueve de la mañana cuando Ares y Selene se reunieron en el juzgado.

Ambos habían sido notificados por sus abogados respectivos, en el corazón de Selene había un torbellino d
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