CAPÍTULO 12

Llevaba tres días vigilando el hotel, pero no parecía que ningún extranjero saliese de él, tan sólo lo hacían los procedentes de otra parte del país.

Ya casi había perdido la esperanza de verla, aunque lo cierto era que aún no sabía bien qué hacía allí, sabía que si Hammed se enterase de que tenía el más mínimo interés en ella todo se iría al demonio, pero necesitaba saber que ella estaba bien, que no había llamado a su padre, que el transporte seguía en pie, pero, sobre todo, necesitaba verla.

Salió del hotel con aquel pañuelo turquesa sobre su cabeza, y un largo vestido negro hasta los pies, seguida por la que parecía ser su amiga. Me escondí jus

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