Capítulo 887
—¿Qué estás diciendo? — Alarico se enfureció de inmediato. —Este es el jefe de Valivaria, es astuto y muy poderoso. ¿Cómo se atreven a hablar así del señor Palacios?

—Papá, has perdido la razón, despierta, te lo ruego—, dijo Olimpia con dolor en su rostro.

Dulcinea también, con voz entrecortada, dijo: —No estás encontrando una verdadera solución para salvar a nuestro hijo, ¡y encima entregaste nuestro tesoro familiar! ¿En qué estás pensando? ¿Acaso estás tan viejo como para volverte tonto?

Alarico sacudió la cabeza muy enojado, señalando a las dos mujeres. —¿Todavía tienen el descaro de hablar con dignidad? Todo este desastre en la empresa es culpa de ese idiota. Estoy tan enfurecido que ya hasta pienso en matarlo, no digamos en salvarlo.

Mientras hablaba, Alarico repentinamente escupió sangre.

Esto asustó tanto a Olimpia y Dulcinea que corrieron asustadas hacia él, preguntándole nerviosamente qué le pasaba.

Alarico hizo un gesto con la mano, volvió a sentarse y le dijo: —Piden veinte
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