Capítulo 890
—¿Tú qué opinas? — preguntó Telmo furioso.

En ese momento, Alarico sacudió la cabeza con una sonrisa amarga y se dirigió a su esposa, diciendo: —Desde el principio no estuve de acuerdo con esto. Le di tantas acciones a ese bastardo porque tú me molestabas todos los días, diciendo que todo esto sería para nuestro hijo en el futuro. No podía resistirme a tus tontos caprichos, así que se las di. Y ahora, ¿qué pasa? Ha vendido las acciones a nuestras espaldas, y nuestra familia Pizarro está acabada por completo.

Dulcinea estaba aturdida en ese momento, ya no se atrevía a causar más problemas, mirando con impotencia a su esposo mientras se retiraba a un lado.

Olimpia, también, ya no mostraba su arrogancia habitual, temblando mientras se quedaba allí parada.

La situación se había vuelto caótica e incontrolable, y ella se sentía totalmente perdida.

De repente, Alarico recordó algo.

Se volteó rápidamente hacia Simón y le preguntó: —Señor Palacios, ¿me ayudará usted? ¿Puede resolver esta situac
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