Capítulo 1290
—Africa está teniendo algunos problemas. Después de terminar aquí, tengo que ir de inmediato allí— dijo algo preocupado Simón.

Al escuchar esto, Amparo supo que no podría intervenir en los asuntos de Simón, así que aceptó en completo silencio, con un poco de tristeza.

Después de todo, parecía que él se iría muy pronto.

Amparo solo deseaba poder quedarse aquí un poco más, esperando que esa taza de café, en verdad nunca se terminara.

Mientras tanto, en el Gran Templo del Buda Reclinado.

Odilón y Marcelo estaban arrodillados ante Froilán, informándole todo sobre la situación.

Después de escuchar muy atento, Froilán sonrió levemente y dijo: —Parece que ya les hemos dado una suficiente lección.

—Señor, todos le suplican que intervenga. Ese tipo es demasiado arrogante— dijo Odilón muy apresurado.

Froilán se levantó lentamente y dijo: —Vamos, ya es hora. Iré a ver.

Froilán caminaba muy despacio, saliendo directo hacia la Hacienda Rugido del Tigre, seguido en silencio por más de cien monjes.

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