Durante el viaje de regreso a la oficina ninguno dijo nada, y aunque estaban recorriendo la misma distancia que cuando fueron al restaurante, ésta vez parecía que el camino era más largo.

Sophia tenía los sentimientos demasiados revueltos como para poder entablar una conversación en este momento. Desde el principio se sintió atraía por su jefe pero sabía que no tenía ninguna posibilidad porque él estaba tratando de recuperar a su ex. 

Por más que trataba de mantenerse distante, tenía sueños húmedos que la hacían desear algo que no podía tener, porque esa era la verdad, deseaba sexualmente a ese hombre que iba a su lado.

Luego fue conociéndolo más y aunque es al extremo irritante, ese deseo sexual poco a poco fue cambiando y ahora estaba enamorándose.

Sabía que estaba mal, sabía que saldría con el corazón roto pero por más que trataba de enfocarse en lo que era realmente importante, no había forma de hacer que su corazón lo olvidase.

El beso de