Alec Tassara.Los tres nos quedamos mirando, a lo que reacciono rápidamente, colocándome de pie, mientras le digo. “Espera un momento, Adair. Isabella está desnuda.”“¡Alec!” Isabella me grita colocándose las manos sobre la cara. Con Eric nos reímos al mismo tiempo.Luego escucho decir. “Ah, está bien. Esperaré abajo. Por favor, no se tarden.” Y así lo escucho irse.“¿Por qué le dijiste eso a tu hermano?”“Porque lo conozco. Se incomoda muchísimo con todo lo que conlleva estar con una pareja. Sabía que, al decirle eso, saldría corriendo de aquí.”Eric sonríe y le dice: “tranquila, nena. Adair es inofensivo. Creo que se le saldrá el palo que lleva metido en el trasero, una vez que encuentre a su pareja. Pero mientras tanto, tendremos que aguantarnos su excentricidad.”Yo sonrío a sus palabras, porque básicamente es así.Luego añado: “vamos a ducharnos y a vestirnos. Creo que tendremos que mandar hacer una cama más grande.”Eric dice. “¡Sí! Nena, ¡me pateaste toda la noche! Por la diosa
Isabella Di’Giotanno.Luego de que acordáramos la forma de proseguir con las investigaciones, y dado que mi celo está a la vuelta de la esquina, debemos ser rápidos.Me acomodo en mi sillón, esperando a que mamá traiga a Scott y los tres doctores expertos en la valoración.Observo cómo los demás siguen conversando sobre posibles culpables tras los ataques, pero honestamente no estoy prestando atención. Me siento inquieta.“Aika, ¿estás bien? Estás muy silenciosa esta mañana.”“Chica, algo no anda bien. Me estoy sintiendo de la misma forma que cuando fue el atentado en la valoración.”“Eso no es bueno, Aika.”“Sí, lo sé. Debemos decirles a los chicos.” Me aclaro la garganta, esperando captar la atención de los demás. Todos me miran al mismo tiempo, mientras Alec me dice: “¿Qué sucede, querida?”Voy a hablar, pero Eric me interrumpe diciendo, “¿Nena, por qué has bloqueado tus pensamientos de nosotros?”Alec abre los ojos como recién notando lo que Eric ha mencionado. Miro a ambos con ca
Isabella Di’Giotanno.Luego de la conversación con los doctores y con Scott, mamá y Peter han ido a buscar al general.Con todo lo hablado, nos ha quedado claro de que papá, nuevamente, está involucrado en todo.Yo no sé por qué me odia tanto, a tal punto de verme muerta. Cada día que lo pienso, menos sentido puedo darle a todo. Si no quería ser mi padre, ¿para qué me tuvo? O quizás lo que odia es el hecho de que yo haya sido una mujer.Mamá cree que él tiene envidia de mis poderes, y quiere tenerlos para él. Pero si ese fuera el caso, ¿para qué matarme? ¿Acaso creerá que podrá quitarme los poderes estando muerta? Simplemente, no lo entiendo. Hay demasiadas contradicciones en toda esta historia.Veo como los doctores salen de la oficina, mientras me quedo sentada, incómoda con mis pensamientos y al lugar oscuro que me llevan.Chispas, recorren mi mano, trayéndome devuelta a la realidad. Abro mis ojos y veo que Eric sostiene mi mano, acariciándola tiernamente.Me sonríe dulce, mientras
Alec Tassara. “El rey siempre ha sabido todo, mi príncipe. Él dio la orden.” Aún resuena esa frase en mi mente, como un eco incesante de súplicas por querer ser escuchadas. ¿Mi padre ha sabido todo y no nos dijo nada? ¿Puso en riesgo a mis parejas y él lo sabía? ¡Quiero matarlo! ¡Por la tríada que lo mataré! Mi cuerpo tiembla y siento como Akil está intentando salir. Quiere destrozar todo a su paso y yo también. Isabella, al sentir mi estado explosivo, se acerca, toma mi mano y me dice. “Amor, calma, respira. Akil no puede salir. Si lo hace, todos estaremos en riesgo. Mírame, cariño, por favor. Mira mis ojos.” Siento como las chispas recorren mi cuerpo a través de su tacto. Le hago caso, porque sé que intentará cambiar mis emociones. Yo no puedo hacerlo y como confío ciegamente en mi pareja, acepto que interfiera en mí. Me adentro en sus ojos y es como si mirara un mar vasto de emociones tranquilas que me atraen y me llevan hacia la orilla. Me dejo guiar por Isabella. Al cabo d
Eric Lafallete. Sabíamos que este día llegaría, pero ninguno espero que fuera tan pronto. Cuando Alec se dio cuenta de que Isabella estaba con fiebre, sentí que mi sangre se helaba. Entendí de inmediato que su celo había llegado. Nos subimos al auto y mientras Alec se dedicaba a atenderla, colocándole compresas frías sobre su cuerpo, yo manejaba a toda velocidad. Por primera vez, soy capaz de percibir todo de ella, ya que, en este estado, no nos puede bloquear. Afortunadamente, su olor se mantuvo a raya casi todo el viaje a la manada real. “Alec, su olor… estoy muy desconcentrado. No sé si pueda llegar a la manada real y por si no fuera poco, no nos bloquea. Estoy sintiendo todo de ella y no sé si es mi excitación o la de Isabella.” Un gemido proveniente de los labios de Isabella nos deja perplejos. “Ay, m****a. Tengo una erección tan dolorosa, Eric.” Yo lo miro por el retrovisor y puedo ver la lucha interna que Alec lleva. Yo también llevo mi lucha, intentando que Anouk siga baj
Isabella Di’Giotanno.Despierto con un fuerte dolor de cabeza. No sé dónde estoy. Solo sé que no hay parte de mi cuerpo que no duela.Miro el techo y solo una tenue luz se escapa por las cortinas. Miro a mi derecha y veo a Eric durmiendo boca abajo con su brazo rodeando mi cintura.Veo hacia la izquierda y veo a Alec durmiendo de espaldas con la cabeza hacia mi lado, tomando mi pierna que se encuentra descansando sobre él.Me desenredo de sus agarres y me siento en la cama. Me rasco los ojos y huelo el ambiente. La habitación huele a burdel; sangre, sexo y fluidos. ¿Qué mierda pasó? Me pregunto.Alec me contesta. “Tu celo. Eso es lo que pasó.”Se sienta en la cama, mira su alrededor y dice. “Mierda. Hemos destruido todo.”Luego me mira y me dice. “Pero en nuestra defensa, tú lo pediste.”Frunzo el ceño y le pregunto. “¿Qué fue lo que pedí exactamente?”Él me ofrece su sonrisa perfecta mientras me dice. “Mira tu cuerpo y mira el nuestro.”Comienzo a mirar mis brazos y puedo ver que tie
Isabella Di’GiotannoLuego de desayunar y descansar por un par de horas, ya me encuentro mejor. Por lo menos, ya puedo utilizar mis piernas nuevamente.Jamás volveré a burlarme de ese dicho, ya que mis parejas sí son capaces de dejarme sin poder caminar. Alec me saca de mis pensamientos diciendo. “¿Estás lista, querida?”“Si lo estoy. Dime de nuevo, ¿Dónde queda el aquelarre?”Alec me toma de la mano mientras caminamos por el largo pasillo en donde se encuentra el dormitorio.Mientras lo hacemos, observo como los sirvientes y guardias de palacio hacen reverencias diciéndonos “sus altezas”.Vuelvo mi atención hacia Alec. “El aquelarre queda a unos treinta minutos desde la frontera sur de la manada. Es un lugar tranquilo y muy bien custodiado. Las brujas de ese aquelarre son elementales y clarividentes.”“Por lo tanto, no es nada de sabio entrar en una pelea con ellas. Usualmente, permanecen neutras ante cualquier conflicto internacional. Y si lo pienso, me parece sumamente extraño que
Isabella Di’Giotanno.Confundida por las declaraciones de Sonya, le pregunto, “¿a quién engañó?”Ella suspira melancólica, mientras dice, “su alteza, hay verdades que son muy terribles para ser contadas. Solo le diré que nos une un enemigo en común, y ese es su padre. Francesco le hizo mucho daño a este aquelarre y no nos hemos detenido hasta dar con su paradero.”Asiento a sus palabras y le digo, “¿estás consciente de que todos creen que él está acá? A la inteligencia militar de la manada real, se les hizo creer eso.”Ella parece pensar por un momento y luego responde, “no me sorprende, su alteza.”Se rasca el puente de la nariz, suspira y dice, “Francesco robó los poderes de una de nosotras. Lo hizo utilizando una reliquia de nuestra madre.”“Eso le ha permitido meternos en problemas, ya que todo delito que comete hace parecer que nosotras lo cometimos. El aquelarre completo ha estado en encierro debido a eso. Sabemos que es nuestra única coartada.”Alec me dice por enlace mental, “