Eric Lafallete. Subimos al auto y comienzo a manejar. En ocasiones miro a Isabella y aún la veo temblar. Le tomo su mano para que las chispas la recorran y la reconforten. Aún estoy totalmente conmocionado con lo que acaba de pasar. Siento tanta rabia con Juliette que lo único que quiero es despedazarla. Pero tengo que disimular mi rabia, porque Isabella es una bomba de tiempo. Nunca la he visto así. Siempre es calmada y tranquila la voz de la cordura. “Es su loba, Eric. Antes no tenía una y los lobos nos caracterizamos por ser posesivos. ¿A qué no te gustó que te celara?” “Lo encontré supercaliente. La hubiera desnudado ahí mismo. De hecho, decidí no interferir porque temía que vieran mi erección.” “Je, je, je, te creo.” “Ya, pero en serio, Anouk, ella no lo sabe. No sabe cómo lidiar con su ira burbujeante. ¿Y si encierra a Aika?” “Conversaré con Aika. Le explicaré qué es lo que paso. Por lo que intuyo, ella tampoco lo entiende. No te preocupes, lo arreglaremos. Tú dedícate a
Isabella Di’Giotanno. Temblando, me encuentro acostada en el frío suelo del bosque. Pero mi temblor no es de frío, sino que es debido al poderoso orgasmo que aún me golpea en olas. Jamás había tenido uno así. Si bien es cierto, aún soy virgen y nunca he tenido novio, pero tengo clarísima mi propia anatomía. Tan inocente no soy. Si no fuera porque tengo a Aika encerrada, diría que era ella quien le decía a Eric cómo y dónde tocarme. Es como si él estuviera dentro de mi cabeza. Sabía exactamente qué decir, cuando decirlo, cómo y con qué intensidad tocarme. Este hombre está haciéndome perder la cordura. Cada día que pasa, me vuelvo más adicta a él. Soy adicta a sus caricias, a sus besos apasionados y a las chispas que me hacen explotar de placer. Eric me dice con su voz ronca, seductora y llena de lujuria, “Feliz cumpleaños, nena.” “¡Es verdad! Es mi cumpleaños. ¡Con todo lo que ha pasado, no me había acordado!” “¿Te gustó tu presente?” “¿Qué es lo que crees?” “Hum... Por tu or
Eric Lafallete.Nos vestimos rápidamente y nos subimos a la camioneta. Conduje directo a casa, debido a que Claire se contactó conmigo por enlace mental hace un rato, cuando estaba duro y a punto de meterle la polla a Isabella. Pero el destino nos tenía preparado para tener que esperar nuevamente. En fin, seguiré con mi temporada de bolas azules.“Estás silencioso. ¿Pasó algo malo?”“No, nena, solo estaba recordando lo que ocurrió en la guarida.”“Ah. ¿Por qué nos fuimos de la guarida de todas maneras? Yo no quería irme. Estaba disfrutando de las chispas que me estabas proporcionando… Aunque sí mencionaste algo de mi otro regalo. ¿De qué iba eso?”Le sonrío a sus palabras mientras digo, “Qué bueno que me prestas atención a las cosas que digo, me siento aliviado.”Se lo digo con un tono juguetón mientras pongo mi mano en mi pecho como si estuviera muy sentido. Ella ríe y me da un golpecito en el brazo.“Siempre presto atención a todo lo que dices, aunque no lo creas. Pero ya en serio,
Isabella Di’Giotanno.Estamos disfrutando de la fiesta de cumpleaños organizada por Eric. Ha sido el regalo más hermoso, sincero y entregado que nadie me ha dado. Con cada gesto, Eric me demuestra lo mucho que me ama. Mirando hacia atrás, creo que siempre lo supe, pero no quería amarlo porque no quería decepcionarme que no fuera mío. Pero lo es. Este increíble alfa, aguerrido, feroz, honesto y sexy, es todo mío. Sin embargo, la felicidad nunca dura para siempre.En el minuto en que Eric grita Pícaros, todo se fue al carajo. Mi bellísima sorpresa se ha convertido en un total caos. Eric se abalanza de forma protectora al visualizar que un lobo pardo va a remeter contra mí. Rápidamente, se transforma en Anouk, el cual abre su mandíbula ferozmente y destroza la yugular del lobo pardo. No tuvo oportunidad.Donde miraba, todos peleaban con pícaros que salían por doquier. ¿De dónde mierda vienen? Parecen sincronizados. Los rabiosos pícaros se abalanzaban sobre todos, sean mujeres, hombres
Eric Lafallete.Después de que cuatro pícaros atacaran mis costados, les destrocé sus yugulares con una rabia que me ennegrece el alma. Escucho como Aika grita: ¡YA BASTA! Y un haz de luz que sale de su cuerpo nos enceguece, dificultándonos mirar lo que sucedía. Me giro y veo como los pícaros, que observaban atentamente lo que estaba haciendo Aika, caen todos a la vez con sus cuellos quebrados. Todos quedamos en silencio viendo el espectáculo de pícaros caer. El frío que conlleva la muerte se huele a kilómetros, ambientando el paisaje desolador que promete lo que una vez fue la casa de la manada.Los cuerpos de los pícaros y de los miembros de mi manada, tirados por doquier. Tanta muerte, tanta destrucción sin motivo aparente. Querían eliminarla, de eso estoy seguro.Mi corazón grita de dolor al ver tal paisaje. Mi alma gime al ver los cuerpos de mis padres destrozados al lado de lo que una vez fue la piscina. Siento como si mi cuerpo no fuera mío. Siento como si el dolor que supon
Eric Lafallete.Una semana ha pasado desde la catástrofe de cumpleaños de Isabella. Durante esta semana hemos estado sumamente ocupados lidiando con todos los efectos que denota una invasión de pícaros. ¿La principal consecuencia? La seguridad.Solo una semana falta para La Valoración y algunas de las manadas cuestionaron nuestra seguridad. Pero otras han alagado la fiereza de mi manada. Es por ello que hemos aumentado la seguridad y algunos guerreros de la Manada de medianoche, con la que compartimos la frontera sur, fueron tan amables de facilitárnoslos. Creo que tiene que ver con que Isabella es una loba convergente, y ha significado un aumento de las manadas que han solicitado alianzas con nosotros. Los he escuchado atentamente, pero aún no decido nada. Espero que Isabella despierte pronto para tomar esas decisiones, sobre todo porque la involucran a ella.El panel de expertos, que fueron escogidos para La Valorización, llegó en la madrugada del día de hoy. Y durante esta tarde
Príncipe Alec Tassara.Camino a través del corredor y observo como Peter, nuestro beta, sale desde el despacho de mi padre con cara de preocupación. Lo detengo y le digo, “¿Qué sucede? Tu rostro me dice que hay graves problemas.”“Entra y conversa con tu padre. Es sobre Isabella.”A penas escucho mencionar el nombre de Isabella, siento que mi corazón se acelera y un sentimiento de profunda preocupación me inunda. Ingreso a toda velocidad al despacho de mi padre, donde lo encuentro sentado, perdido en sus pensamientos. Lo que sea que está pensando, definitivamente lo tiene muy preocupado, ya que observo como se forma una arruga entre sus ojos.“Padre, ¿qué esta pasado?”Mi padre resuena mientras dice, “Picaros.”“¿Cómo? ¿Dónde? ¿Qué ocurrió?”“Atacaron a la Manada Suave Amanecer cuando estaban celebrando el cumpleaños de Isabella. Hay veinte miembros de la manada muertos.”“¿Y los picaros?”“Muertos.”Respiro profundo mientras pregunto, ¿Isabella?“En coma inducido. Tuvo múltiples epi
Isabella Di’Giotanno.Lo último que recuerdo es que estábamos cayendo luego de que sintiera como si me dieran un millón de puñetazos en el estómago. Pícaros… Los pícaros invadieron mi manada. Miro a mi alrededor, y solo veo oscuridad.¡Aika! ¿Dónde estás? Aika vamos, no es gracioso. Deja de esconderte de mí. ¿Dónde estamos? ¡Aika!Grito sin respuesta. Solo resuena el eco constante de mis palabras dentro de un espacio vacío sin fin.“¿Isabella?”“¿Quién es?”Escucho una voz suave y lejana. Y así es como observo como todas las imágenes de mi mente pasan en un segundo a través de mis ojos. Luego veo como las imágenes se desvanecen como si estuviera mirando un televisor antiguo.Silencio...Ensordecedor silencio…Los segundos parecen minutos y los minutos parecen horas…La imagen vuelve lentamente iluminándose y aparezco en un lugar en donde todo es de color blanco. Parpadeo muchas veces de modo que mis ojos se acostumbren a la luz. Es una habitación espaciosa.“¿Isabella que haces aquí?