Días después aún no me animo a responder al señor McMillan. No es cualquier cosa vivir para aceptarte tu misma , mucho menos vivir para otra persona. Y que esta te acepte. Claro que el señor McMillan fué muy claro. No es un matrimonio convencional. No tengo porque esperar que me vea como una esposa. Pero tengo miedo de vivir mucho tiempo con alguien como él. Se que de verlo todos los días corro el riesgo de enamorarme .Mamá ha estado mejor estos días. Tuve que elegir entre sus medicamentos y la renta. Su salud salió ganando pero he estado evitando al señor Rhys. Nuestro casero. Intentaré esconderme de él mientras consigo un préstamo con Kara. Si, ya sé que le debo mucho. Y trataré de pagarle todo. Rayos, por eso me urge trabajar. Después de mi conversación con el señor McMillan fui a llevar mi currículum en otras empresas. Aún espero que el teléfono suene. Pero nada que pasa. Comienzo a desesperarme y decido meterme al computador. Seguiré buscando. Algo encontraré. Entonces una poder
Casi una hora más tarde un auto estaciona frente a nosotras. Un hombre que no conozco baja del vehículo. — ¿ Es la señorita Lily?—pregunta. Asiento. Él se baja y con amabilidad nos ayuda a subir nuestras maletas y luego nos pide subamos al auto. Creía que el señor McMillan estaría adentro. Pero no , era lógico pensar que un hombre con tanto trabajo como él no tuviera tiempo de venir en medio de la noche a un barrio como este a buscar a una simple aspirante a asistente como yo. Además sin incentivo alguno que pudiera ejercer sobre él alguna fuerza superior que lo saque de su actividad previa y lo conduzca hasta mi sin lugar para lamentos. Y yo como tonta porque no voy a negar que muy en el fondo de mi corazón un apice de esperanza se albergaba en mi soberbio corazón como para ponerme a imaginar que el empresario Phill McMillan saldría corriendo ante mi llamada para venir a buscarme. Tal vez unas estilizadas piernas , suaves y tersas están ahora mismo enredadas en su torso y yo aqu
Eso creo. El piso está echo de mosaicos calcáreos de colores, y el mobiliario son unas cómodas sillas de madera con respaldo, revestidas con la tenue iluminación de lámparas colgantes, es tan bonito, intimo que hace que mía nervios se concentren más pues estaremos solos él y yo sin ninguna distracción a la que acudir cuando su mirada penetrante empiece a analizarme. No me puedo quedar viendo las cortinas como me quedaría viendo los hermosos zapatos rojos de alguna chica y usarlo como excusa , aunque debiera agradecerlo pues no quiero pecar de maleducada en una cita de trabajo. El mesero me muestra una mesa íntima. Solo para dos personas. Con una vista preciosa a la montaña. Me siento y muerdo mi labio ansiosa. El hombre me sirve un delicioso Capuchino y me da una carta. No elegiré nada hasta que el señor McMillan llegue. Sería mala educación. El mesonero me indica que el señor McMillan acaba de llegar. Sonrío fingido. Él se retira y minutos después la cortina se abre. Enseguida su
Suspiro y enfoco mi mirada en el anillo. No parece tan esplendoroso. Es más, parece una baratija. Pero es bonito. Claro, si la boda y todo lo relacionado a ella va a ser una farsa pues será meramente un trato comercial es de suponer que el anillo no sea la gran cosa, y por lo que pude leer en el dichoso contrato el señor Phill es un tacaño. Si, eso creo. O tal vez soy yo que debo ser realista. Solo seré su empleada y no tengo porque tener derecho sobre sus bienes , o acceso a joyas de verdad. Así que volviendo a mirar el anillo y sonreír nerviosa me levanto también. Voy de salida. — señorita , esto es para su madre, aquí está el menú para los almuerzos , solo tiene que levantar el teléfono, pedir lo que deseen comer y Jaime se los llevará al penthouse — me dice el mesero.— Jaime...¿ Quien es Jaime?—pregunto curiosa. Él señala su cara con su índice. Frunzo mi entrecejo. — ¿usted ? Pero , creí que su nombre era Augusto—digo. — si, también es mi nombre, casi todas las personas te
Llego a planta baja y miro a todas partes cuando salgo del ascensor. Entonces miro a una mujer muy bella, de unos treinta, con cabellera azul, ropa elegante y lentes de espejo. Cómo no veo a nadie más me acerco. — ¿ Es usted Melody?— ella quita sus lentes y me observa. Sonríe cariñosa. — hola cariño tú has de ser Lily Willians— dice. Asiento. Me mira de arriba abajo y hace un gesto divertido. — me gusta tu estilo—dice y me extiende su mano. Sonrío amigable. — vamos, hay mucho trabajo—comenta. Subí a un auto clásico de lujo con esta mujer que me cae bien. No me miró como gallina que mira sal y eso me agrada. Llegamos a un centro comercial. Estoy ansiosa. Entonces entramos a la primera boutique . Yo de inmediato quedé fascinada con unos vestidos que según Melody puedo llevarlos pero para mamá. La miré inconforme cuando los devolvió de la cesta a los ganchos. Sigo tras ella. Entonces me hace probarme tantas cosas con las que no me hayo para nada. Estoy acostumbrada a lo minimalista.
Dos horas después me miro en el espejo y no me reconozco. Aunque mi primera intención siempre fué ponerme un bleiser y una falda tubo color ciruela y cancelar esa llamada a Kara realmente fué demasiado tarde. —¿ Es que acaso pretendes verte como una asistente Lily? Mira... esa está bonita para una reunión social con tu futuro marido— allí enrojeci. Que tonta. Solo de pensarlo aún me ruboriza. Ella suelta una risita chocante y entonces toma un vestido negro de corte romántico , escote corazón y transparencias en manga y escote. Pero muy corto. Demasiado diría yo. "Es que creo que jamás lucí mis piernas a ese nivel. Lo espantaré con la blancura de cada una. Sentiré frío, temblaré y se arruinará la cena pues derramaré el vino y lo avergonzaré, por eso no puedo usar ese vestido". Comento y la miro con gesto divertido. Ella suspira. — solo porque tengo cierto miedo a que algo así pase en verdad , entonces... este, de este no te salvarás—dice y me muestra un vestido tres cuartos, con
P.o.v.Phill.Bajo las escaleras con prontitud. Tengo una junta muy importante esta mañana. Hemos recibido un pedido bastante importante de Arabia y papá me ha pedido me encargue de los trámites de realización y envío. Pero la junta es a las ocho y treinta y son las siete y treinta. Una hora de diferencia es muy poco tiempo. No me gusta llegar a las carreras y tener que volar por así decirlo a la salas de juntas sin siquiera pasarme por el cafetín y tomar un café como Dios manda. Entonces cuando estoy a punto de abrir la puerta un grito cuyo propósito es que me devuelva y aproxime y que viene del comedor se oye. Freno en el acto y giro , mi padre está de pie al umbral de la puerta que da al comedor principal con el periódico en la mano. —¿ Esto es en serio?—pregunta señalando primera plana con una sonrisa muy amplia y deslumbrante. Hago un gesto interrogante. Él suelta el periódico dejándolo caer al piso y camina hasta mí con sus brazos en posición abrazo y me estampa uno de esos q
Respiro hondo y tomo las pastillas. Le agradezco a mi secretaria diciéndole que voy a mi oficina y que no deseo ser molestado por nadie. Pero mientras me conduzco hasta allí con el centelleo doloroso en mi cabeza aún;pero empezando a minimizar , entonces me doy cuenta que hay rumores de pasillo. Todos hablan entre si. Vaya parece que la notícia de mi compromiso ya es pública. Muy pública , era lo que quería pero no sé si esté preparado para tantas reacciones al mismo tiempo. Entro a mi oficina , recibo llamadas importantes que atiendo y desvío otras de menos peso con Daniels. Entonces la puerta de mi oficina se abre. No lo puedo creer , es Amanda Bastidas, la asistente de contabilidad, con quién salgo de vez en cuando y a quien tengo prohibido poner pie en presidencia.— señor, le advertí que no quería recibir a nadie pero...—intenta mi secretaria excusarse y le hago una seña con mi mano para que se retire. Amanda camina hasta mi escritorio y deja caer el periódico sobre el mismo y c