¡Una caja! De sus pertenencias, de sus muebles y su ropa, solo quedaba una caja, en ella se encontraban documentación de identidad, sus papeles de la universidad y hasta un certificado de bautizo que su abuela había encontrado entre sus cosas, mientras trataba de limpiar su ático. También se encontraba un par de fotografías, las mismas que ella había escondido en el aire acondicionado para no volver a verlas, pero ahí estaban. Las fotografías eran de su familia, de la última cena de acción de gracias a la que había asistido, muchas otra veces su instinto le había advertido que su familia tenía cierto resentimiento hacia ella, quizás porque había sido la única en ingresar a una universidad o quizás porque era la única en no querer seguir la tradición de continuar con el negocio familiar. Su padre había tratado de cortarle las opciones e incluso dejarla a su suerte para evitar que se fuera en busca de un sueño bastante costoso, por ello, Ellie había terminado bailando en un centro n
Había una fila de autos esperando entrar a la residencia Goldsmith, una hermosa edificación construida entre 1994 a 1996 con el fin de albergar a la familia Clinton o al menos ese había sido el plan inicial, pero después de todos los rumores que se decían del jefe de familia o mejor conocido como el presidente Clinton, la lujosa mansión fue vendida a un joven millonario que buscaba un hogar para su pequeña familia, esa era la historia de aquel lugar, pero aunque Mason le había explicado aquella historia a Ellie mientras elegía un vestido adecuado para la fiesta, ella ni siquiera le presto atención. Se había perdido entre los vestido de satín de Óscar de la renta y los zapatos de Jimmy Choo, ademas de las carteras Louis Vuitton para lucir espectacular. Ellie estaba completamente embelesada con esa vida de lujos, una vida que ella por si sola nunca podría tener a menos que soñara con casarse con un millonario, aunque Gil ya le había dado los documentos a firmar junto con la llave de s
El padre de Gil extendió los brazos para recibir a la pareja, era obvio por la sonrisa que mostraba que se sentía orgulloso de que su hijo, finalmente hiciera aún lado su egoísmo para poder tener una familia propia y así, darle el nieto que tanto ansiaba. —¡Bienvenidos!—expreso su padre con alegría tratando de darle un abrazo en conjunto, por supuesto Ellie tuvo que soportar el dolor en silencio que ese abrazo le había provocado, aún se sentía un tanto adolorida, aunque por suerte los mareos habían desaparecido con el tratamiento del doctor Archer, quien aún no se había comunicado con ella para la fecha de su cita para la nueva tomografía—que gusto me da verlos. ¿Cómo han estado? —Bien, muchas gracias—expreso Ellie con voz gentil y suave, tal como Mason le había dicho que debia verse y hablar ante el padre de Gilbert, ya que él tenía cierta preferencia por las mujeres femeninas y tiernas. El hombre abrió los ojos aún más extasiado de ver que la mujer al lado de Gilbert era hermosa,
—Entremos—dijo Gil sin notar que las mejillas de Ellie habían vuelto a ruborizarse, la tomo de la mano y ambos caminaron de vuelta a la fiesta.El choque de una pequeña cucharilla contra el vidrio de una copa irrumpió la celebración en el interior del salón de la residencia de los Goldsmith, ocasionando que todos buscaran el origen de aquel sonido.—Mis amigos—dijo el señor Goldsmith—el motivo por el cual estamos reunidos esta noche, es quizás la causa más importante, después de la fundación de mi empresa.Las personas que le conocían, se acercaron a la escalera donde se había situado para que todo el mundo lo viera.—Esta noche mis queridos amigos, celebramos el compromiso de mi querido y único hijo—expreso con una sonrisa mientras extendía la mano para señalar justo el lugar donde Ellie y Gilbert se encontraban situados.Ellie sintió una especie de nudo en el estómago, se sintió culpable por engañar a ese pobre hombre que parecía estar feliz por ver a su hijo comprometido, sin embar
Las mejillas de Gil estaban ruborizadas, pero no supo exactamente por qué, si se debia a la extrañeza que le había causado el besarse con una desconocida o si era porque todo el mundo lo había visto como se besaba con esa chica que supuestamente era su prometida.Algunas personas se acercaron a ellos para felicitarlos por tan estupenda noticia, pero otras personas solo observaron el espectáculo con interés, entre ellos, Olivia Jones, una muy vieja... conocida.Aquella mujer llevaba puesto un vestido de tafetán verde, estilo corte de sirena y con una abertura abierta para mostrar sus largas piernas, su cabello caía en una espectacular cascada en un tono color café chocolate y su piel bronceada irradiaba frescura, aquella era una chica segura de sí misma, inteligente y astuta, por lo tanto, no dudo en acercarse a Gil cuando se apartó de su prometida.—Gilbert—pronuncio su nombre acariciando cada letra. Gil reconoció su melodiosa voz y al volverse hacia ella, no pude sonreír, fue como ve
Al abrir los ojos, Ellie se alejó lentamente de Gil, sus mejillas estaba enrojecidas y su corazón latía enloquecido.—¿Por qué hiciste eso?—musito tratando de recuperar el aliento.—Ya te pagué, solo has lo que te digo—le susurro Gil al oído mientras fingía una sonrisa y bajaba lentamente las manos de su cintura, trazando su figura y llegando a sus glúteos para darle una ligera nalgada mientras él sostenía una sonrisa.—¡Ah!—dijo Ellie en cierto modo decepcionada, esbozo una sonrisa fingida y subió sus manos hacia su cuello entendiendo su mensaje, alguien ahí los observaba y con alguien supo que se trataba de una mujer, pero... ¿Quién?Ellie comenzó a juguetear con su cuello, primero un dedo que subía y bajaba lentamente por su piel, le sorprendió que aquella caricia provocara que se erizara, pero enseguida supuso que tan solo debia ser sensible al tacto, no porque ella lo excitara o algo por el estilo, así que para olvidar su desilusión, continuo solo para molestarlo.—¿Te gusta?—le
—¿Quieres quedarte quieta?—protesto Gil soltando el cuerpo de Ellie sobre la cama. Ella se había quedado dormida en el auto, por supuesto, nadie había dicho nada mientras salían, pero la vergüenza y la rabia le habían hecho arder las mejillas a Gil, esa mujer lograba sacarlo que quicio. Ellie no dijo nada, seguía riéndose, pero era el alcohol quien la obligaba a sentirse entre las nubes, en medio de un sueño. Gil quiso alejarse de ella, si bien no tenía la apariencia de una vagabunda que se había quedado a media calle insultando a los demás, odiaba verla así, tan risueña e inexplicablemente molesta. Ya estaba arrepintiéndose de su decisión, pero no quedaba de otra. Las piernas de Ellie de pronto lo aprisionaron para impedirle que se fuera y cuando él se volvió hacia ella para replicar su audacia, ella se aferró un poco más. Estando ebria se decía a sí misma que era un sueño, uno donde podía controlar todo lo que pasara a su antojo y lo que en ese momento deseaba era a ese atractivo
Ellie abrió los ojos con pereza, no había bebido tanto, pero lo que habían servido en la fiesta de anoche había logrado una resaca digna de un vikingo. Se levantó de su sitio, aún llevaba puesto el vestido de la fiesta, lo malo era que lo había arrugado tanto que no sabía si podría volver a usarlo, pero enseguida supuso que la mujeres del estatus de Gilbert no debían usar la misma ropa dos veces. No había más remedio. Se dirigió al baño, una habitación similar a la de su futuro esposo, no se digno si quiera a mirarse al espejo, puesto que era probable que su maquillaje estuviera embarrado en todo su rostro y prefería evitar contemplar el desastre, pero al momento de agacharse un ligero mareo la invadió, tuvo que apoyarse sobre el mueble del lavabo para no perder el equilibrio y así permaneció un par de minutos. En ese momento recordó a su amiga Olivia, era muy curioso que se llamara igual que aquella chica que había conocido la noche anterior, sin embargo, la diferencia que había ent