“Contrólate, tienes que calmarte”.
“Yo… soy amiga de mi esposo, eso quiere decir que puedo tener un amante. Entonces tengo que buscar un amante, porque él seguramente va a tener un amante”.
“Briana, aún ni siquiera se casan, hay cosas que se tratan en el momento. ¿Qué tal si se enamoran antes de la boda?” preguntó.
“Tienes razón, quizás coqueteo con Lautaro si él me presta atención. Tienes una muy buena idea, gracias”, comentó Briana mientras se alejaba.
Antes de irse, se volvió corriendo y le dio un beso en los labios a Eduardo, dejándolo perplejo.
“Gracias”, exclamó Briana con felicidad y salió por la puerta.
Eduardo no entendía qué pretendía Briana, pero el ras
—Por fin. —exclamó Briana, y su madre tenía el teléfono en la mano.—Pedí unas pizzas y empanadas, no tengo ganas de cocinar ahora. —comentó cansada mientras se sentaba.—Tienes razón.—Pedir comida suena genial. Estoy agotada después de todo este trabajo.—Así es, nos lo merecemos. Además, podemos aprovechar el tiempo para descansar un poco antes de seguir con la decoración.Briana se sentó junto a su madre, ambas esperando la llegada de la comida. Mientras esperaban, comenzaron a conversar sobre sus planes para el nuevo hogar.—Mamá, ¿crees que pueda encontrar a alguien que me haga feliz?—Claro que sí, cariño. Eres una mujer maravillosa y mereces encontrar a alguien que te valore y te haga feliz.&md
"Yo puedo", murmuró en voz alta, dándose ánimos, y finalmente ingresó.Lo primero que hizo, como siempre, fue ver a Emma, quien estaba en la cama durmiendo. Briana se acercó a ella y le dio un beso en la mejilla."Hola, cariño", dijo Briana."Tía Briana", comentó Emma feliz y la abrazó."Pasó solo un día que no nos vimos, ¿verdad?", dijo Briana divertida."Sí, estuve con mi abuela y me hizo unas galletas muy ricas", respondió Emma."¿De verdad?", preguntó Briana divertida."Sí, me enseñó a hacerlas, ¿podemos hacerlas juntas?", comentó Emma con alegría."Claro, cariño, haremos esas galletitas, mi vida", respondió Briana."Le dije que t&uacut
"No, dijimos que cada uno es libre de hacer lo que quisiera", murmuró Briana encogiéndose de hombros."Entonces, ¿por qué saliste corriendo?", preguntó curioso Lautaro, levantando una ceja y con una sonrisa en su rostro."Es que tenía prisa, me había olvidado de algo", respondió Briana."Briana, de verdad, si sientes algo por mí, lo mejor es dejarlo", comentó Lautaro de repente. Briana se quedó tiesa, dejó el huevo que estaba a punto de abrir a un costado y lo miró."No dije eso, ni tampoco lo demostré en ningún momento. Estamos bien", dijo Briana seriamente y se dio la vuelta."Si tú sintieras algo por mí, te podría lastimar", continuó Lautaro."Es imposible porque yo no siento nada por ti", comentó Briana y volvió
“Está bien. Pero avísale que pase por ti en una hora más o menos", respondió Eduardo.“Sí, claro. Eso comento", dijo Briana mientras enviaba un mensaje a Lautaro. Pronto recibió una respuesta de que pasaría por ella en una hora y media, y Briana sonrió.“Ves, te hacía falta estar con él", comentó Eduardo bastante triste, sabiendo que no le agradaba la idea de que Briana saliera a una cita con otro hombre, pero lo aceptaba porque ella le quería a él y no a Brianna.Briana comenzó a preparar unas milanesas de carne y después de colocarles la ralladura de pan y el huevo, ya estaban listas. Encendió el horno, calentó aceite y las colocó adentro. Por otro lado, también peló unas papas y preparó una ensalada rusa, de la cual Eduardo tendría que
Cuando regresó a la mesa con Lautaro, se quedó sin palabras. No sabía qué tema de conversación abordar, no se sentía cómoda como solía sentirse con Eduardo. Él era su amigo, mientras que Lautaro era su jefe y la persona a la que había amado durante mucho tiempo.“Gracias", comentó Briana, sin comprender.“¿Por qué?", preguntó ella.“Por estar aquí", respondió Lautaro y extendió la mano. Briana depositó su pequeña mano sobre la suya y él la envolvió.“Dentro de dos semanas nos casaremos y eso me hace muy feliz. Eres una mujer perfecta", dijo Lautaro.“Gracias", respondió ella.“Y yo creo que Lucía hubiera querido eso, que mi próxima mujer seas tú", cont
“Claro, mamá, ¡comadre, es preciosa!", comentó Briana con una sonrisa.“Qué bueno", respondió Laura.“Bueno, me tengo que ir a la mansión, al parecer tengo que hacer unas cosas", dijo Briana.“Está bien, cariño. Gracias por venir", respondió Laura.“Bueno, y mira, cada vez que alguien te mira, cuántos corazones ya tienes", comentó Briana sorprendida.“¿De verdad?", preguntó Laura sin entender.“Claro, mamá, tienes que ir viendo cuál chico te gusta", dijo Briana.“Cariño, ese podría ser mi hijo", comentó Laura aterrada.“¿Y qué?,¡más colágeno!", murmuró Briana coqueta, y su madre la golpeó con ca
“Claro", murmuró Briana, conociendo a Lucía, cuyo único objetivo era que ninguna mujer mirara a su marido, quien era la fuente de su dinero.“Bueno, me iré. Tengo que ir a un turno de fisioterapia y esas cosas", dijo Lautaro.“Suerte", comentó Briana, y él la sostuvo de la mano.“¿Quieres ir a cenar a algún lado esta noche?", preguntó Lautaro mientras acariciaba con su pulgar el dorso de la mano de Briana.“Claro", murmuró Briana, un poco avergonzada, como ayer se apartó.“Nos vemos", comentó Lautaro, y en ese instante Briana sonrió. Se sentía tan avergonzada y feliz que su corazón rebotaba de alegría. En cuanto se alejó...“Pude abrazar a Lautaro", comentó Briana con felicidad al acercarse corriendo a Eduar
“ En ese momento, Briana no podía hacer otra cosa más que sentirse confusa. A pesar de todo, estaba enamorada de Lautaro, pero al ver a Eduardo, todo se volvía más complicado.“Hola Eduardo", comentó con alegría acercándose a él, pero él la ignoró por completo.“Señor, ¿necesita algo?", preguntó dirigiéndose a Lautaro.“No, está bien. Puedes retirarte", respondió Lautaro. Eduardo asintió y Briana se sintió completamente ignorada.“ En cuanto llegaron a la casa para poder bañarse, Eduardo también lo hizo.“¿Te pasa algo?", preguntó Briana confundida.“ Él no dijo nada, ignorándola por completo y cerrando la puerta de su habitación.“ Briana, sin comprender, golpeó la puerta. "Eduardo", preguntó. Pero él no respondió ni abrió la puerta. Siguió golpeando hasta que se cansó, intentó girar la perilla, pero al parecer la puerta estaba cerrada.“ Se quedó allí con los brazos cruzados y entonces comprendió. Seguramente él la había escuchado y se sintió muy mal por haber hecho ese comentario.