"Yo puedo", murmuró en voz alta, dándose ánimos, y finalmente ingresó.
Lo primero que hizo, como siempre, fue ver a Emma, quien estaba en la cama durmiendo. Briana se acercó a ella y le dio un beso en la mejilla.
"Hola, cariño", dijo Briana.
"Tía Briana", comentó Emma feliz y la abrazó.
"Pasó solo un día que no nos vimos, ¿verdad?", dijo Briana divertida.
"Sí, estuve con mi abuela y me hizo unas galletas muy ricas", respondió Emma.
"¿De verdad?", preguntó Briana divertida.
"Sí, me enseñó a hacerlas, ¿podemos hacerlas juntas?", comentó Emma con alegría.
"Claro, cariño, haremos esas galletitas, mi vida", respondió Briana.
"Le dije que t&uacut
"No, dijimos que cada uno es libre de hacer lo que quisiera", murmuró Briana encogiéndose de hombros."Entonces, ¿por qué saliste corriendo?", preguntó curioso Lautaro, levantando una ceja y con una sonrisa en su rostro."Es que tenía prisa, me había olvidado de algo", respondió Briana."Briana, de verdad, si sientes algo por mí, lo mejor es dejarlo", comentó Lautaro de repente. Briana se quedó tiesa, dejó el huevo que estaba a punto de abrir a un costado y lo miró."No dije eso, ni tampoco lo demostré en ningún momento. Estamos bien", dijo Briana seriamente y se dio la vuelta."Si tú sintieras algo por mí, te podría lastimar", continuó Lautaro."Es imposible porque yo no siento nada por ti", comentó Briana y volvió
“Está bien. Pero avísale que pase por ti en una hora más o menos", respondió Eduardo.“Sí, claro. Eso comento", dijo Briana mientras enviaba un mensaje a Lautaro. Pronto recibió una respuesta de que pasaría por ella en una hora y media, y Briana sonrió.“Ves, te hacía falta estar con él", comentó Eduardo bastante triste, sabiendo que no le agradaba la idea de que Briana saliera a una cita con otro hombre, pero lo aceptaba porque ella le quería a él y no a Brianna.Briana comenzó a preparar unas milanesas de carne y después de colocarles la ralladura de pan y el huevo, ya estaban listas. Encendió el horno, calentó aceite y las colocó adentro. Por otro lado, también peló unas papas y preparó una ensalada rusa, de la cual Eduardo tendría que
Cuando regresó a la mesa con Lautaro, se quedó sin palabras. No sabía qué tema de conversación abordar, no se sentía cómoda como solía sentirse con Eduardo. Él era su amigo, mientras que Lautaro era su jefe y la persona a la que había amado durante mucho tiempo.“Gracias", comentó Briana, sin comprender.“¿Por qué?", preguntó ella.“Por estar aquí", respondió Lautaro y extendió la mano. Briana depositó su pequeña mano sobre la suya y él la envolvió.“Dentro de dos semanas nos casaremos y eso me hace muy feliz. Eres una mujer perfecta", dijo Lautaro.“Gracias", respondió ella.“Y yo creo que Lucía hubiera querido eso, que mi próxima mujer seas tú", cont
“Claro, mamá, ¡comadre, es preciosa!", comentó Briana con una sonrisa.“Qué bueno", respondió Laura.“Bueno, me tengo que ir a la mansión, al parecer tengo que hacer unas cosas", dijo Briana.“Está bien, cariño. Gracias por venir", respondió Laura.“Bueno, y mira, cada vez que alguien te mira, cuántos corazones ya tienes", comentó Briana sorprendida.“¿De verdad?", preguntó Laura sin entender.“Claro, mamá, tienes que ir viendo cuál chico te gusta", dijo Briana.“Cariño, ese podría ser mi hijo", comentó Laura aterrada.“¿Y qué?,¡más colágeno!", murmuró Briana coqueta, y su madre la golpeó con ca
“Claro", murmuró Briana, conociendo a Lucía, cuyo único objetivo era que ninguna mujer mirara a su marido, quien era la fuente de su dinero.“Bueno, me iré. Tengo que ir a un turno de fisioterapia y esas cosas", dijo Lautaro.“Suerte", comentó Briana, y él la sostuvo de la mano.“¿Quieres ir a cenar a algún lado esta noche?", preguntó Lautaro mientras acariciaba con su pulgar el dorso de la mano de Briana.“Claro", murmuró Briana, un poco avergonzada, como ayer se apartó.“Nos vemos", comentó Lautaro, y en ese instante Briana sonrió. Se sentía tan avergonzada y feliz que su corazón rebotaba de alegría. En cuanto se alejó...“Pude abrazar a Lautaro", comentó Briana con felicidad al acercarse corriendo a Eduar
“ En ese momento, Briana no podía hacer otra cosa más que sentirse confusa. A pesar de todo, estaba enamorada de Lautaro, pero al ver a Eduardo, todo se volvía más complicado.“Hola Eduardo", comentó con alegría acercándose a él, pero él la ignoró por completo.“Señor, ¿necesita algo?", preguntó dirigiéndose a Lautaro.“No, está bien. Puedes retirarte", respondió Lautaro. Eduardo asintió y Briana se sintió completamente ignorada.“ En cuanto llegaron a la casa para poder bañarse, Eduardo también lo hizo.“¿Te pasa algo?", preguntó Briana confundida.“ Él no dijo nada, ignorándola por completo y cerrando la puerta de su habitación.“ Briana, sin comprender, golpeó la puerta. "Eduardo", preguntó. Pero él no respondió ni abrió la puerta. Siguió golpeando hasta que se cansó, intentó girar la perilla, pero al parecer la puerta estaba cerrada.“ Se quedó allí con los brazos cruzados y entonces comprendió. Seguramente él la había escuchado y se sintió muy mal por haber hecho ese comentario.
Decidió abrir la puerta de su habitación y encerrarse allí, tratando de no pensar en nada más que en ella misma. Sin embargo, no lograba conciliar el sueño. Los besos que se escuchaban desde la otra habitación y los ruidos extraños despertaban su curiosidad y, al mismo tiempo, se sentía triste.Briana se sentía molesta no solo por el hecho de que Lautaro estuviera teniendo relaciones sexuales con alguien más en la otra habitación, sino porque se sentía bastante triste. Salió de la habitación, tomó su cartera y decidió encender su vehículo. Apoyó su cabeza en el volante, intentando de esa manera no sentirse tan triste. Su corazón se llenaba de pesar en ese momento. No sabía muy bien en ese instante cómo sentirse, y su corazón se detenía poco a poco.En cuanto llegó a la cocina,
Con el paso de los días, me hice más cercano a Blanca. No veía a la bella todos los días después del trabajo, y Briana lo sabía. Al principio, se sintió bastante molesta sin entender por qué, pero con el tiempo lo aceptó. Sin embargo, no le gustaba para nada la idea y ni ella misma se podía llegar a entender.—¿Estás bien? —preguntó de repente acercándose a ella.—Sí, ¿por qué? —preguntó curiosa.—Tienes una cara de querer asesinar a alguien que da miedo. —dijo de manera exagerada y Briana se rió.—Dime qué te ocurre.—Nada —murmuró Briana mientras batía algo en un bol.—¿Qué cocinas? —preguntó curioso.<