Alessio me había sorprendido con nuestro destino, Grecia es un país que siempre me había llamado la atención pero que hasta el momento no había podido venir. Un lugar realmente hermoso y muy romántico, especial para una luna de miel, me encontraba realmente emocionada. Por supuesto mi marido el controlador y mi hermano no habían querido correr riesgos por lo que nos instalamos en una villa privada en vez de un hotel. No me importaba en realidad porque lo disfrutaría incluso mucho mejor, ya que la privacidad que nos ofrecía tener un gran lugar como este solo para nosotros era único. Apenas llegamos a la casa y antes de siquiera acomodarnos, Alessio me pidió que le avisara a mi hermano que ya nos encontrábamos aquí. Mientras tanto él vería con sus hombres la protección del lugar ya que, a pesar de habernos “escapado” del radar de nuestros enemigos era muy probable que nos estuvieran buscando y nadie descarta la idea de que nos puedan encontrar. De todas formas yo no quería pensar en
— ¿Qué quieres hacer hoy? — ¿Qué me dices de ir a la playa? O quizás alguna excursión. — Me gustan ambas ideas, pero haremos lo que tú quieras hacer. Habíamos pasado el día anterior en la casa acomodando nuestras cosas y descansando luego del viaje tan agotador y los preparativos de la boda que habían dejado a Elena rendida ya que habían sido un cúmulo de estrés constante a pesar de haber recibido mucha ayuda. Pero para hoy quería pasar un tiempo a solas con ella, disfrutar del lugar tan maravilloso que teníamos y quería disfrutar de su compañía. Había elegido Grecia porque sabía lo perfecto que podía llegar a ser este lugar, lo pacífico y paradisiaco. Lo había visitado hace mucho tiempo atrás en un viaje familiar, luego había venido por mi cuenta en una escapada junto con Filippo aunque en ese entonces había estado en mi época en la que vivía sin importarme básicamente nada más que el placer. — Me gustaría ir a la playa, quiero broncearme y beber un cóctel sin preocupaciones ni
Nos encontrábamos los dos acurrucados en la cama mientras observamos el techo sin decir nada más que escuchar nuestras respiraciones agitadas luego del encuentro tan pasional que habíamos tenido. Realmente estaba sin palabras, Alessio se había comportado de la mejor forma, había sido tan tierno, dulce y amoroso conmigo. No podía ni tan siquiera expresar la forma en la que me siento porque me encontraba más que extasiada. Esto se había tratado de la mejor experiencia que había tenido en mi vida, jamás me había logrado sentir de esta forma y mucho menos haber sentido todas esas emociones juntas. Realmente sentía como si hubiera encontrado mi lugar en el mundo. — No se que decir — digo mirando a los ojos a Alessio. — No digas nada, no es necesario. Fue simplemente increíble. — Estoy tan feliz de haber dicho que sí y hoy ser tu esposa. — Y yo soy feliz de que lo seas. Estuvimos un buen rato recostados en la cama, el vaivén de las aguas en el yate lo hacía aún más increíble y el sile
— Señora, rápido póngase el traje debemos saltar cuanto antes o nos verán. — ¿Has visto cuántos son? — pregunto muy preocupada por Alessio. — Se trata de 3 motos acuáticas con dos hombres en cada una, el problema es que están muy bien armados. Si llegaran a subir al yate sería un grave problema. Traté de vestirme lo más rápido que pude, cuando ya estaba lista con la ayuda del guardaespalda tomé aire una vez más y luego me sumergí en el mar. Me había resultado tan linda, tan cristalina y realmente relajante, pero ahora estando en la situación que nos encontramos la verdad en lo único que podía pensar era en lo oscura y fría que se sentía. A medida que me alejaba del yate y a medida que nadaba podía sentir como si una parte de mí lo estuviera perdiendo. Realmente me sentía incompleta, esta sensación tan extraña era realmente triste y desoladora, Alessio era una parte muy importante de mí que dejarlo es como si lo estuviera perdiendo. Agradecida por mi condición física seguía nadand
Luego de haber gritado, luchado y discutido con todas las personas en la playa había llegado finalmente la lancha que Filippo había estado esperando. No dudé en subir en ella, no me importaban los peligros ni nada más que no fuera ver a Alessio, necesitaba comprobar por mí misma cómo estaba. No podía dejar de llorar, las lágrimas salían solas y se escurría por mis mejillas me encontraba desesperada y el corazón dolía de una forma tal que no podía describir con palabras. Irina estaba a mi lado, ella también había tenido que decirle muchas cosas a Filippo para que entendiera que no me dejaría sola y que también iría a ver el estado en el que se encontraba el yate y sus ocupantes. Tampoco sabíamos nada de los hombres que nos habían atacado, en la explosión no vimos a ninguna moto alejarse por lo que sabíamos que todos ellos se encontraban heridos o bueno, en peor estado. — ¿Logran verlo? — preguntó Filippo mientras los demás recorrían con las motos entre los escombros. — Filippo, de
— ¡Aquí! Soy su esposa, dígame doctor ¿Cómo está? — hablo tan rápido que de seguro parezco una demente. — Tranquila señora, puede estar más relajada que el señor D’Angelo ha salido de la operación muy bien sin ningún inconveniente. Tiene un marido muy fuerte y con muchas ganas de vivir. Por el momento estará monitoreado ya que las primeras horas son muy importantes para poder definir su estado al 100% pero le puedo asegurar que todo ha sido un éxito. Tendrá mucho tiempo nada más para que pueda recuperarse muy bien, pero le aseguro que con paciencia lo podrá hacer. — Muchas gracias. — respondo con lágrimas inundando mi mejilla. Las lágrimas brotaban a borbotones de la emoción que sentía, caigo de rodillas en el suelo y en ese mismo momento siento como unos brazos me rodean en un abrazo muy fuerte. — Elena, todo está bien. Él estará bien, ya escuchaste al médico. Yo asentía pero no podía dejar de llorar, Irina me tuvo en sus brazos por un momento mientras descargaba todo lo que te
Ya transcurrió una semana desde el atentado en el yate donde Alessio resultó gravemente herido, una semana desde que lo operaron del cerebro y gracias a Dios todo había resultado bien. Finalmente hoy nos darían el alta para poder subirnos en un vuelo y regresar a casa, algo que todos ya lo esperábamos con ansias. A pesar de que la cirugía había sido un éxito total los médicos no querían que Alessio subiera en un avión por miedo que sucediera alguna complicación, además no querían que se fuera ya que no podrían darle seguimiento, muchos de los otros hombres que habían estado con Alessio en el yate también se encontraban un poco adoloridos por las secuelas que les quedaron por lo que unos días de reposo no le harían mal a nadie. Por supuesto en esa semana me quedé junto a mi marido a hacerle compañía y cuidarlo en compañía de su madre quien había llegado junto con Yuri luego del atentado. A Alessio no le hizo mucha gracias tener a su madre cerca porque lo cuidaba como si se tratara de
Finalmente regresaríamos a la casa, las cosas ya estaban en su lugar. Ambos nos encontrábamos esperando a que el piloto nos diera el visto bueno para poder abordar el avión. Alessio estaba más emocionado de volver a su casa porque extrañaba la villa y por supuesto a su familia. Luego de la experiencia con el robo de identidad había quedado aún más preocupado por lo que me costó hacerlo entrar en razón para que se tranquilizara y solo pensara en su salud. Por suerte Filippo se estaba haciendo cargo del asunto, lo único que había logrado decirme fue que la mujer que se había hecho pasar por mí desapareció. Al parecer se había percatado de que el banco estaba tardando mucho en aprobar el movimiento por lo que en una confusión con la persona que la estaba atendiendo, se marchó. La buscaron con las cámaras de seguridad, que el mismo Filippo las vió, y según tengo entendido la persona vestía con ropa muy similares pero que la contextura no era muy parecida a mí. Algo que sí supo darse cue